martes, 31 de mayo de 2011

Marco Vancouver

Ya no estaba enojado, sino muy asustado. Más cuando escuchaba las propuestas de salvación de mis compañeros. Atacarnos entre nosotros, distraer al niño y volarle los sesos... por lo menos eran ideas y no se quedaban callados como yo, un idiota paralizado por el miedo. Algo había que hacer, pero ya nada se podia inventar tampoco. Seamos realistas, este pibe fue el titiritero de un ejercito entero, que podíamos hacer? Fingir que nos atacabamos entre nosotros? Hasta qué punto? Que nos terminasemos matando unos a otros? Además estaba segurísimo que en cuanto apuntaramos a ese angelito, la cosa esa que nos acompaña nos haría trizas en cuestión de segundos. Algun comentario había escuchado de este chico, creo que era hijo de una prostituta... bueno en fin, en ese instante me daba cuenta de que siempre estuvo jugando con nosotros y que nos llevó donde quería que fueramos. Estaba seguro que era el mismo chico de la torre que sabía mi nombre, ahora ya sé porque me dijo que me iba a morir, ja. Pero, por qué no había matado al sobreviviente que me ayudó a salir de ahi? Sería otra ilusión? Parecía muy real el hombre. Hasta me acuerdo que lloraba por el hijo, pidiendo una segunda oportunidad. No sería que...? Imposible, o casi. Era el padre del niño? Sonaba ilógico, el tipo parecía estar totalmente loco, aunque sentía culpa por un supuesto accidente...

- Leon... - Empecé a hablar dudando - si estoy en lo correcto, en este lugar se encuentra el padre del niño. Estuve con él en la torre, y me ayudó a escapar. A no ser que haya sido un engaño, el hombre este se veía muy arrepentido de algo que había hecho, que derivó en un accidente... y hablaba de que tenía un niño pequeño, que ya no iba a perdonarlo, qué había sido mal padre, etc., pero que deseaba tener una segunda oportunidad. Ah, y antes de encontralo, me tope con un niño en la oscuridad, que parecía estar jugando conmigo. Me dijo: "vas a morir Marco", o algo así. Si Verónica me ayuda a convencer al chico de que me acompañe a la torre a hablar con este hombre, quizás acepte, y hasta en el mejor de los casos, sea realmente su hijo y el dolor que su padre me demostraba mientras lloraba arrodillado frente a mí, lo conmuevan, lo ablanden, y hasta quien sabe, su ser se separe del ente este que lo acompaña. Y si sale mal, por lo menos ustedes tendrán una oportunidad para escapar.-

Todos me miraron de manera extraña. Y si, era soñar demasiado lo que proponía. Pero en la situación en la que estabamos, todos salvo Verónica, nos podíamos dar por muertos.

No hay comentarios: