jueves, 19 de febrero de 2009

Simplemente... un mal día














Cuando era policía en San Francisco (esto fue antes de ser movido a Raccoon City) me tocó estar de guardia una noche y acudí a una llamada de un robo a una tienda artículos electrónicos, ese día todo me había salido mal, así que reconozco que mis ánimos no eran de los mejores.

Al llegar veo que la alarma aún sonaba y un muchacho alertó a los otros que estaban en el interior de la tienda de que yo me acercaba. Salieron como 6 chicos menores de edad huyendo desde el interior. Abrí la puerta de mi patrulla y me bajé, pero no les perseguí, tan solo dejé que se fueran (“total son solo niños”, pensé). Me metí nuevamente al patrulla y pasé lentamente por fuera de la tienda y del enorme cristal de la vitrina quebrado y fue ahí cuando lo vi, un niño… escondido.

Uno de los niños tuvo miedo de salir huyendo y se quedó escondido, pero fue fácil descubrirle. Bajé de la patrulla nuevamente y me acerqué a la vitrina quebrada, entré por entre los cristales rotos y le ordené que se pusiera de pié con sus manos en alto. El niño no tenía mas de 11 años y estaba realmente asustado, se levantó con sus manos en alto y estaba a punto de llorar. Lo cogí por el cuello y lo llevé a la patrulla.


-Ponte el cinturón de seguridad…- Le dije al sentarme tras el volante, él iba de copiloto.


El niño me obedeció al instante, llamé por radio e informé al cuartel de que al llegar no había nadie, pero que daría una ronda por si encontraba algún sospechoso. El niño estaba realmente asustado, por un momento pensé en asustarlo aún más para que dejara de una buena vez de andar metido en este tipo de cosas, y cortar de raíz aun futuro criminal en potencia, pero por otro lado estaba muy cansado y de mal humor como para molestarme.


-Bueno, niño ¿Dónde vives?- Le pregunté.


-En la calle Riverside número 2256.- Me respondió.


-Conozco ese barrio… es un bello lugar.- Le dije aún sabiendo que en verdad era el peor barrio de la ciudad.- es un bello lugar, con bellas casas y bellas camas para que los niños de tu edad duerman a estas horas…


El niño nada me contestó.


-Dime ¿Por qué te andas metiendo en líos?.- Le pregunté.


-(…)


-¿mmm?, ¿no crees que tus padres se esfuerzan a diario para poder enviarte a la escuela?


-(…)


-No es mi intención sermonearte, niño… pero es que trata de entender de que es por tu propio bien… ¿Cómo te llamas?


-Sean…


-Sean.- Repetí.- Bueno, Sean… déjame contarte una historia sobre un niño que conozco que se llama Stan… Stan es un niño que juega a ser pandillero y se junta con amigos que en verdad no son sus amigos, y le obligan a hacer cosas que él no desea hacer… cosas malas,¿bien? Un buen día Stan se metió en un gran lío por andar jugando a ser pandillero y cuando necesitó de la ayuda de sus amigos, éstos le ignoraron y lo dejaron solo y abandonado…. ¿sabes cuál es la moraleja del cuento, Sean?


-(…)


-Pues, la moraleja del cuento es que esos delincuentes con los que te juntas en verdad no son tus amigos,¿entiendes?.... y el día que necesites de ellos, te darán la espalda y se olvidarán de ti… ¿no te das cuenta de que te están usando?.


En ese momento me quedé callado, creí que se me estaba pasando la mano con el chico y respiré hondo, de veras que andaba de un humor muy raro y solo quería terminar mi turno de guardia e irme a casa por esa noche. Pisé el acelerador a fondo.


-Te llevaré a tu casa.- Le dije para animarlo y para que no estuviera asustado.- no le diré nada a tus padres,¿bien?, nada mas piensa en lo que te dije…



Finalmente llegamos a la dirección, era un conjunto de apartamentos aislados, muy común en los barrios bajos.


-Bien, Sean… has llegado sano y salvo a tu casa, puedes irte.- Le dije.


El muchacho se quitó el cinturón de seguridad, abrió la puerta y se bajó, al cerrar la puerta se acercó a la ventanilla.


-Oiga… ¿puedo confesarle algo?- Me preguntó.


-Dime.- Le dije.


-Los que nos enviaron a robar la tienda… eran mis padres.- Me dijo con un voz media asustadiza.- y tres de los chicos que huyeron eran mis hermanos… ahora no sé donde andarán ellos, pero yo he regresado a casa sin nada ¿y sabe lo que me espera?


-No… ¿qué? - Pregunté intrigado.


-Una paliza…- Me dijo.- Cada vez que nos envían a robar y alguno no trae nada, se enfurecen y nos golpean.


-Sean…- Le dije con mucha pena.- yo puedo hablar con gente para que venga y te ayude a ti y a tus hermanos. Pueden hacer que vivas con alguien que te quiera y que no sigas con tus padres. ¿Quieres que lo haga?.


El muchacho meneó la cabeza.


-En la ventana de aquel apartamento.- Me dijo señalándomelo con el dedo.- está mi papá viéndonos en este momento, se pone peor cuando ve que me trae algún policía.


¿Qué puedo hacer?.- Le dije.- No quiero que tengas problemas hoy.


-Pues, él debe verme llegar con algo en mis manos…- Me dijo el niño mirándose los pies con lentitud.


Comprendí en el instante a que se refería, así que metí mi mano en la guantera del automóvil y le dí 80 dólares. Apenas se los dí y el chico salió corriendo en una dirección opuesta al apartamento que me señaló con el dedo.

Creo sin temor a equivocarme que hasta el día de hoy ha sido el niño mas listo que he conocido y siempre recordaré la forma en que me engañó y me hizo quedar como un verdadero tonto.







... vaya que me hubiesen servido esos 80 dolares hoy en día...

Leon S. Kennedy 01:23 AM




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