domingo, 9 de febrero de 2014

M-134




El lugar era caótico, y yo necesitaba tomar un poco de té helado. Cientos de infectados babeando por las calles mientras que las balas iban derecho a sus cabezas tapizando el suelo con trozos de cráneo y sesos. Los zombies eran decenas y noté que debido a una muy mala jugada anticipada nos estaban comenzando a acorralar en un callejón.

-¡Leon, más vale que nos movamos!- me gritó Sussman descargando un certero balazo sobre un anciano maloliente.-¡pide el helicóptero ya!, ¡la chica a la que viniste a rescatar debe estar en otra zona!

-¡Negativo!- contesté recargando mi magnum.-ordenes son ordenes…  ella está acá, en algún lugar,… lo sé.

Descargamos otra ráfaga de tiro y liquidamos a algunos cuantos infectados, pero su número crecía y nos estaban cercando… la verdad era que la situación se estaba volviendo preocupante. De pronto miré un tacho de basura y este servía perfectamente como escala para alcanzar el techo de un minimarket. Le hice el gesto a Sussman para que me siguiera, cogi el pesado bolso de equipamiento y finalmente gracias a una ágil maniobra logramos ponernos a salvo sobre el techo del minimarket… ahora todos los zombies comenzaban a agolparse bajo nosotros.

-Muy bien… por ahora.- me dijo Sussman exhausto.- basta de idioteces, pide el helicóptero ahora mismo.

-Nada de eso.- contesté observando con los binoculares para poder encontrar a quien debíamos rescatar.- Estoy seguro que ella está por aquí…

-¿Te volviste loco?, ¿Cómo puedes estar tan seguro de que está en esta zona? Y de ser así… ¿cómo estás tan seguro que ella aún…

-¡Bingo!- exclamé feliz de la vida.- te lo dije, allí está… mira.

Sussman observó a través de los binoculares, pero no pudo encontrar a nadie.

-Allí, junto a un lamborghini azul.- le señalé con mi mano.- ¿La ves?, es rubia y tiene delantal médico.

Sussman volvió a examinar el lugar y tras comprobar la información que le había dado lentamente se volvió hacia mí.

-Ahmm… eso es un zombie, Leon. ¿Te diste cuenta, verdad?

-Si, claro que sí.

-¿Vinimos a rescatar a… un infectado?- me preguntó mi amigo aún incrédulo.

-Son tiempos extraños, Sussman. Un rescate es un rescate.

-¿Te dieron esta misión hace un par de días atrás y me llamaste a mi residencia para invitarme a cenar, luego cenamos, pagaste la cuenta, me hablaste de este rescate, me dijiste que había buen dinero… y me convenciste de venir solo para rescatar a un puto zombie!?, ¿te volviste loco?

-No sé de qué te quejas.

-¿Y si algo sale mal?, ¿has pensado en ello acaso?- me preguntó Sussman encolerizado.

-Sabes, noto vibras muy negativas viniendo de ti en este momento. Lo que menos queremos es negativismo así que mejor empieza a a pensar en buena onda.

Sussman revolvió los ojos y finalmente se calló la boca. Había ubicado el objetivo, pero aún no era suficiente… debíamos hacer que viniera hacia donde estábamos nosotros. Me puse a pensar, el zombie miraba para todos lados deambulando lentamente sin embargo aún no se percataba de nuestra presencia sobre la azotea.

-¡Hey!, ¡tú, la idiota vestida de blanco!- gritó Sussman de pronto.-¡Hey, por acá!

Pero su estrategia  fue inútil, apenas y nos oía desde donde estaba. En ese momento comprobé el barril de carga de mi magnum, quedaban 4 balas. Apunté hacia la mujer infectada, más específicamente a su brazo izquierdo y jalé el gatillo… el impacto le voló la mitad del brazo.

-¡Demonios!- exclamé.- no creí que fuera a volarle el brazo…

Pero de todas formas la jugada surtió efecto y la mujer comenzó a acercarse hacia nosotros.

-Vaya… por fín.- dijo Sussman aliviado, pues la enorme horda de zombies que se agolpaba al minimarket para tratar de alcanzarnos ya le estaba preocupando.

-Ok, ahora debemos abrirle paso a nuestra chica.- le dije y comenzamos a montar la ametralladora indolora M134 sobre el trípode. Al cabo de unos segundos la monstruosa arma de aniquilamiento ya estaba lista para ser accionada.

-Oh,… Kennedy, es perfecta. La amo, la adoro, y si me cediera los honores me casaría con ella…- me dijo Sussman acariciando los 6 cañones giratorios de la ametralladora.

-Ya lo creo. ¿Haces los honores?

A Sussman le brillaron los ojos cual chiquillo que recibe un regalo genial para navidad. Se ubicó tras el arma y se ajustó los guantes.

-¡¡¡HEDIONDOOOOOOOOOS!!!!- gritó iracundo y luego la maquiavélica arma de guerra comenzó a girar su cañones produciendo un sonido casi apocalíptico.

Es difícil describir el espectáculo sangriento que vino a continuación. Las balas de la M134 eran verdaderos proyectiles de casi 10 centímetros de largo que atravesaban, ropa, piel podrida, huesos descubiertos y sangre coagulada. Masacraban todo a su paso. Mientras Sussman se divertía de lo lindo yo me tomaba al fin la taza de té helado junto a él. Las balas eran tan poderosas que decapitaron a una anciana de forma despiadada y abrieron el pecho de un niño de 10 años a casi la mitad triturando sus costillas.

-No es necesario que los mates apuntándoles a la cabeza…- le dije.- basta con que los alejes y le despejes el camino a nuestra nena.

Pero Sussman creo que ni siquiera me oyó pues gritaba como un verdadero energúmeno descargando toda su ira a través de la poderosa arma, la escena logró arrancarme una carcajada.

Los zombies eran alejados con violencia, algunos hasta salían expulsados a tres metros de distancia a causa del impacto de los proyectiles, mientras que el objetivo a rescatar avanzaba de forma torpe e indiferente hacia nuestra posición en el minimarket. Al cabo de pocos minutos finalmente la mujer llegó justo bajo nosotros. Le hice una señal a Sussman para que se detuviera, pero no fue tan fácil… me costó un poco traerlo de regreso a la realidad.

-Disculpa… es que… wow, me sentí genial.- me dijo volviendo en sí.

-Si ya lo noté, ahora debemos hacer subir a la chica.

Saqué una cuerda reforzada del bolso de equipamiento y le hice un lazo como el de los vaqueros, era la única forma de poder subir a la infectada.

-Bien, vamos a ver.- dije y me asomé al borde de la azotea. Abajo se encontraba la infectada gruñiendo y mirandonos con odio. Casi pude adivinar sus pensamientos. Arrojé la cuerda un par de veces intentando lacearla, pero fueron intentos infructuosos.

-Pfff… como vaquero te mueres de hambre.- me dijo Sussman.- Deja intentarlo yo.

-Espera, solo una vez más.- contesté y finalmente al tercer intento el lazo le rodeó el cuello.- ¿Ves?, ahora ayudame a jalar.

Lamentablemente algo no había previsto y fue que cuando jalamos la cuerda con Sussman, esta le rompió el cuello a la infectada.

-Ugh, eso se oyó feo… - me dijo.

-Parece que le torcimos el cuello… no importa, sigue jalando. El zombie gruñía de forma espantosa, realmente quería hacernos pedazos.

Una vez que llegó arriba pudimos comprobar lo del cuello, pero ya no había mucho que hacer. Con agilidad le cubrí la cabeza con una capucha negra y luego nos encargamos de derribarle. Mientras pedía el helicóptero, Sussman le ataba las manos a la espalda. Y allí quedó en el suelo mientras esperamos…. Desesperada, ciega, y gruñendo bastante enfadada.

 Posteriormente y ya de regreso en Washington me llegó el reto por  lo del cuello roto. Según supe necesitaban a esa infectada en particular ya que se trataba de una doctora… y algo querían hacer con ella, experimentar con algo. Pero, honestamente hice pocas preguntas aquella vez e igualmente les sirvió aún sin el brazo izquierdo y con el cuello roto.

 

Qué diablos, si no les gusta para otra oportunidad que vayan ellos…






















Y Sussman se quedó con la M-134.... vaya idiota.


LEON S. KENNEDY 00:23   A.M.








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