domingo, 12 de enero de 2014

El inocente




Muchas veces tuve que resguardar zonas de catástrofe en espera a que Boys-scouts del gobierno llegaran a examinar y a realizar planes de levantamiento. Focos de infección aislados y totalmente inhóspitos pueden llevar a un grupo de hombres a un aburrimiento anormal, un aburrimiento que nos fue interrumpido abruptamente y de una forma horrible para mí… resulta que durante una noche de relevo mientras hacíamos la guardia al parecer un infectado me había mordido en la mano derecha, no lo noté hasta el otro día cuando mis compañeros de armas me hicieron ver la herida.

-Es… es imposible, hubiese despertado ¿Quién diablos estaba de guardia anoche?, ¿no eras tú, Jack?- pregunté alarmado por la mordida.

-Lo siento, Leon… creo que… me dormí…- me contestó el atolondrado chico.

-¿Te dormiste?... ¿¡te dormiste, hijo de perra!? ¡Pudimos haber muerto!

Iba a arrojarme sobre él para estrangularlo, pero Kobrich se interpuso deliberadamente en medio y me apuntó con su pistola justo a mi cabeza, los otros 3 soldados me desarmaron. Lo que seguía solo era parte del procedimiento… debían hacer lo que debían hacer… y eso era darme un balazo en la cabeza en un lugar alejado del campamento. No opuse resistencia en lo absoluto, simplemente caminé unos pasos frente a mi ejecutor (Kobrich) en dirección a ese lugar alejado del campamento. Apenas y podía comprender lo que estaba sucediendo, ¿cómo?, ¿porqué?... no podía morir ahí en ese lugar.

-Kobrich, la mordida ni siquiera duele… no lo sé, es posible también que lo haya hecho un animal…- dije de pronto acariciando la mordida que tenía en mi mano derecha.

-Leon, en esta ciudad el virus alcanzó un nivel de contagio por sobre el 90%... hasta un animal puede tener el virus.- me dijo tranquilamente y sin inmutarse.

Caminamos largos minutos hasta que llegamos a un llano desolado, era creo ya casi mediodía el cielo era gris y nublado…. Creo sin temor a equivocarme que se trataba del día más feo que había visto en mi vida.

-Demonios, Leon. Jamás creí que iba a tener que hacer esto.- me dijo de pronto Kobrich examinando su arma.

-Y no tienes porqué hacerlo…, amigo, ésta mordida puede ser de cualquier cosa… ¿porqué nadie más está herido?

-No lo sé, pero tú sabes que no podemos correr riesgos… de verdad lo lamento mucho.

-Kobrich, espera… por favor, hombre… dame una chance… esperemos un rato a ver si me convierto en zombie, dame ese beneficio.

-Es muy peligroso, Leon… y tú lo sabes, ¿porqué ahora estás tan acobardado?

-Porque antes no se trataba de mi maldita vida, por eso.

Me encontraba suplicando por mi vida a unos 3 metros de donde estaba Kobrich con su arma. Mi cabeza trabajaba a mil pensamientos por minuto pensando en cómo zafarme de ésta, arrojarme sobre él y noquearlo, moverlo a compasión y derribarlo de improviso… pensaba también si algo podía salir mal uno de los dos terminaría muerto, y si yo sobrevivía… debía huir del resto de los soldados en el campamento. Definitivamente no quería morir ahí en ese lugar y mucho menos de una forma tan ilógica, tampoco sentía que iba a morir… era todo tan extraño.

-Bueno, no alarguemos más esto…- me dijo y me apuntó al fin con el arma. Yo sudaba y mis labios apenas podían moverse.

-Kobrich… piensa un maldito segundo… ¿porqué aún no me convierto en zombie?, si la mordida fue durante la noche… ¿porqué aún no me ocurre nada?

-No lo sé, Leon. ¿Tu metabolismo quizás?... es igual.

-¡Kobrich!- exclamé para intentar remecer su consciencia.-¿Quieres dinero?... ¿qué puedo hacer por ti?, dímelo.

-No me interesa el dinero… me interesa la seguridad del campamento y ya falta poco para irnos, no jodas.

Guardó silencio y volvió a apuntarme.

-Kobrich, maldición… ¡dime qué diablos quieres!, ¡por favor no jales el gatillo!

 De pronto comenzó a reflexionar, se quedó mirándome por un segundo  y bajó el arma. Yo respiré profundamente creo que estaba a punto de darme un infarto.

-Bueno, creo que hay algo que puedes hacer…-me dijo al fin y echó una mirada al campamento.

-Lo que sea…- contesté aliviado.- ¿Qué es?

-Pero debemos ir a un lugar un poco más alejado…

-¿Porqué?, ¿qué es?

-No te preocupes no es la gran cosa… solo para desahogarme…  ya sabes.

-No, creo que no…- le dije confundido. Palabra no tenía idea que quería.

-Vamos, llevamos varios días acá totalmente aislados… y todos tenemos una necesidad física básica… digamos que libera endorfinas y qué se yo…. ¿me sigues no?

-Kobrich, por favor, se más específico ¿de qué diablos hablas?- pregunté al fin sin rodeos.

-Una “rapidita”… y eso es todo.

-¿Qué es eso?

-Una “rapidita”, ya sabes… yo saco mi espada, tú te pones de rodillas… la limpias, la acaricias… ¿cazas la onda?

¿Qué demonios le estaba sucediendo a Kobrich?, ¿en verdad me estaba pidiendo lo que yo creo que me estaba pidiendo?.... Por un momento todo pareció detenerse, hasta mi corazón. Esto no podía estar pasando era tan surrealista y absurdo, casi parecía una broma de….

…si, lo era, ahí me di cuenta…. Recordé que era 28 de diciembre….

-¡Kobrich, hijo de perra… hoy es dia de los inocentes!- le dije furioso.

De pronto unas carcajadas salieron de un escondite a mi izquierda, los soldados del campamento estaban allí ocultos. Todos me habían jugado una broma de dia de los inocentes, durante la noche mientras dormía me hicieron la mordida falsa en la mano.

-Jajajaja, eres una inocente palomita, Leon.- me dijo Kobrich y guardó su arma muerto de la risa.

-Hijos de perra… no puedo creerlo- exclamé y de pronto una sonrisa brotó de mis labios.- ¿sabes qué es lo peor?... que si hubieras insistido un poco más creo que hubiera terminado haciéndote la “rapidita”.

 Las risotadas de los demás duraron varios minutos y yo, bueno… finalmente feliz de que todo al final había sido una estúpida broma.

Una broma del día de los inocentes.














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