domingo, 22 de diciembre de 2013

Nos patina el coco


 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Fue una solución parche. Algo apresurado e improvisado para saber qué demonios había pasado con nosotros.

Nos enviaron de urgencia a un monitoreo psiquiátrico y yo esperaba mi turno junto a dos hombres más en la salita de espera. Fue todo tan rápido que ni siquiera nos dio tiempo para cambiarnos, llevábamos puestos trajes de combate y aún portábamos nuestras armas. La secretaria del loquero nos miraba de vez en cuando de reojo y asustada seguramente preguntándose “¿qué demonios hacen estos tipos aquí?” , en cambio a mí me preocupaba más la hora…, Sussman, uno de nuestros compañeros, ya llevaba más de 20 minutos con el psiquiatra.

-Oh, Dios… ¿porqué diablos tarda esto tanto?- pregunté finalmente llevándome ambas manos al rostro.- ¿No nos pueden dar vacaciones y ya?

-Sussman debe estar intentando convencer al psiquiatra.- me contestó Dwight.- Creo que tenemos al menos para una hora.

Acto seguido la puerta del despacho se abrió y apareció Sussman, ya había terminado su entrevista.

-Es su turno ahora, señor.- me dijo de pronto la secretaria.

Me levanté con prisa y me dirigí al despacho, me crucé con Sussman pero él ni siquiera levantó la vista… parecía estar muy ofuscado. Entré y me recibió el doctor quien me invitó a recostarme sobre un largo sofá, no pude evitar sonreír por la escena, ah pero antes me pidió dejar mis armas sobre una mesa.

-Bien, Apellido y nombre.

-Leon… Kennedy.- respondí.

-¿Su apellido es Leon y su nombre es Kennedy?

-No, disculpe… Ahm… Kennedy… Leon Scott.

-¿Edad?

-25 años.

-¿Consume drogas?

-¿Se refiere a drogas ilegales?

-Sí, drogas duras.

-Hmmm…. Nop.

-Ajá, ¿hay algún historial de enfermedades psicológicas en su grupo familiar?- me preguntó.

-¿Cuál grupo?

-¿Disculpe?

-Digo… no, la verdad no.

-Bueno, cuénteme entonces ¿qué fue lo que ocurrió?

-Bien….. mis compañeros y yo nos encontrábamos en Raccoon City, creo que usted ya ha oído hablar de esa ciudad, y estábamos de lo mejor cumpliendo con nuestras obligaciones… liquidando a una que otra persona zombificada cuando en un callejón lo ví.

-¿En un callejón lo vió?- me preguntó incrédulo.

-Así es, lo ví bajo un farolito. Estaba allí… mis compañeros luego también lo vieron y lo incluimos posteriormente en el informe. ¿Es de locos, no?

-Ya lo creo, ¿y qué estaba haciendo?

-Ahí estaba de nuevo parado bajo el farolito con una pistola en la mano y se ocultaba de unos infectados…

-¿Entonces tenía manos?- me preguntó el doctor.

-Sí, y dos piernas. ¿Fue lo que le dijo Sussman, no?

-Si, si… ahora bien, usted ha dicho “ahí estaba de nuevo”, ¿Qué acaso lo vio antes en alguna otra oportunidad?

-Ooh si.

-¿Cuándo?

-Cuando estuve por primera vez en Raccoon City, el año 1998.

-¿Me podría decir como fue esa experiencia?

-Horrible, pero en cuanto a lo que nos convoca debo decir que fue hasta gracioso. No me lo esperaba ¿sabe? Y fue una sorpresa hilarante, pero modificó por completo mi dieta…

-¿A qué se refiere?

-A que después de ese encuentro jamás volví a probar el tofú.

 
 
 
... es cierto, no he vuelto a probar el tofú y me dieron vacaciones.
Leon S. Kennedy, 01:12 AM.


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sábado, 2 de noviembre de 2013

5 años del blog








El blog cumple este mes cinco años de vida, así es, y en la página de Facebook haremos un recuento con lo mejor de las historias del señor Kennedy además de un repaso a los personajes que aquí hemos conocido. Visiten el link:

https://www.facebook.com/pages/El-diario-de-Leon-S-Kennedy/110530802363637?fref=ts


Participen y no olviden darle un "me gusta" a la página.

Saludos!    :)

miércoles, 16 de octubre de 2013

Ruidos molestos


Escucho ruidos… eso es todo.

Ruidos molestos si es que alguien me pide ser más específico…

Hoy los adolescentes suelen llamarle “música”. ¿En qué punto los ruidos molestos pasaron a llamarse música? Supongo que en el mismo punto en que los adolescentes pasaron a dominar el mundo… pasaron a controlar el mercado. Bien lo sé por Sarina Torres, adolescente de 15 años estrella de pop para jovencitos. Hoy está dando un concierto para 65 mil personas en recinto semi-cerrado.  Es una locura, durante un año de gira por los EEUU esta chica ha ganado más dinero que yo en todos mis años de vida… contando también las veces en las que mi trasero ha estado corriendo peligro. Bueno, qué más da… soy un hombre de mediana edad del cual nadie se preocupa… este mundo es así, y se pone peor cuando el dinero escasea. A propósito de dinero… me faltan 5 centavos para poder comprar una gaseosa en la máquina expendedora, creo tener unas monedas en algún bolsillo de mi chaqueta.

-¡Kennedy!, ¿qué diablos estás haciendo aquí?... ¿porqué no estás en tu puesto?- Me interrumpe de pronto la voz de Jackson, el supervisor de los guardaespaldas de Sarina. Es un negrote de casi 2 metros de altura con alma de general de ejército.

-¿Qué no lo ves, Jackson?... quiero una gaseosa, por cierto… ¿no tienes 5 centavos que te sobren?

-Oh, ¿te crees muy listo, verdad?- me dice acercándose un par de pasos desde el pasillo.- Sí, debes serlo si a tus treinta y tantos años debes aún estar buscando trabajo… y para colmo lo único que consigues es tener que cuidarle la espalda a una chica que en una noche gana más dinero que tú en una década.- el tipo me odia, pero no me preocupa porque es un sentimiento mutuo, y él lo sabe.- ¿Eh?, ¿qué sucede?... ¿callado?

-Me duele la cabeza.- le digo y con alivio encuentro al fin los cinco centavos en uno de los bolsillos de mi chaqueta.- Ese ese ruido, ¿sabes?... eso que canta Sarina. ¿Has escuchado “Purple rain” de Prince? Esa es una buena canción, buenos tiempos… lo de hoy la verdad es que no me va.

 Jackson baja la cabeza y esboza una leve sonrisa. Me va a cortar, lo sé. Francamente no me importa… no aguanto un día más de gira.

-Como quieras, perdedor.- me dice.- Tomate tu gaseosa y luego cubre tu puesto. Trabajas solo hasta hoy… buena suerte cuando estés en la fila de desempleados.

Se va, y la gaseosa sale de la expendedora. Fría, inerte… húmeda. La destapo y llevo su contenido a mis labios. De fondo sigue ese ruido y la voz chillona de Sarina haciendo que sus fans caigan en éxtasis. Con toda la calma del mundo regreso tras el escenario solo para que me paguen el día y no sea un despido justificado.

Desde mi posición tengo una vista privilegiada. Sarina y sus bailarines dando un gran espectáculo para otros chicos casi de su misma edad quienes gritan, cantan, lloran y se desmayan. Un mar adolescente se extiende por el recinto bailando y coreando ritmos envasados y letras que no dicen absolutamente nada. Me pregunto si yo en mi adolescencia fui igual, lo más probable es que sí.

Falta 1 hora para que el show de Sarina Torres termine, seguramente será la hora más larga de mi vida. He tenido muchas de esas, parado, bajo la lluvia… o muerto de calor, completamente solo o con la más tediosa de las compañías, ¿porqué si he tenido tantas siento que esta será tan tortuosa?, ¿porqué esta será tan condenadamente maldita? Casi deseo que algo suceda… que algo me salve del…

 

 


 

 

Entonces sucede…

 

Me costó distinguir los alaridos de éxtasis de los alaridos de horror… una a una las caras fueron transformando su alegría en muecas terroríficas. El rojo carmesí de la sangre fue salpicando cuerpos y esa mancha fue creciendo considerablemente entre la masa del público. Los pobres chicos no sabían hacia donde arrancar… comenzó el caos, la música se detuvo…

Sarina Torres por fin se calló la boca.

En el escenario los bailarines huyen, todo el mundo corre tras bambalinas, pero yo avanzo… firme y decidido. Salgo de mi posición y camino hacia el escenario preguntándome cómo y porqué… preguntas estúpidas, pero que por una extraña razón nunca me he dejado de hacer.  Aquí estoy, en el escenario… dueño del show, saco mi revolver y voy hacia el borde para enfrentarme al público, miles de chicos infectados… muy pronto lo entiendo:

Los infectados… los zombies… la muerte es mi público, y yo….

Yo soy la estrella.





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jueves, 15 de agosto de 2013

Leoncio el Leon

















Epílogo de "Pistolas & Espadas" escrito por Graham Bacon





Ajá, bueno… me han pedido cerrar y escribir el epílogo final entre la pelea de Dante y mi Leon ocurrida hace ya algún tiempo, ¿quieren saber quién ganó finalmente? Bueno, el resultado es bastante obvio, pero debo aclarar que tuve mucho que ver en la victoria del poli. No es de mayor sorpresa enterarse de que la pelea entre Dante y Leon iba a ser ganada por Leon.

Un Angel-Demonio y un poli con mucha suerte peleándose por mí… eso jamás lo esperé, me sentí como princesa durante un rato. Pero, he de aclarar que Leon la tuvo bastante difícil allí en el cementerio. Así es, luego de la persecución en motocicleta fuimos a dar a un cementerio. Las tumbas volaban, las cruces iban y venían… los ataúdes fueron rotos y huesos fueron desparramados, todo terminó hecho un macabro desastre. Ahora bien, sí es verdad, todo fue  causa de mí… cuando anduve por Limbo City (en la época donde yo viajaba por el universo a mi antojo) se me ocurrió contar un chiste sobre la madre de Dante y bueno, éste llegó a oídos de él… y desde ahí que me buscaba para arrancarme la cabeza. Luego de eso yo volví a casa, perdí mis poderes… la ONU aprovechó para arrestarme, Leon me estaba escoltando y ¡puf! Apareció Dante para cobrarse venganza a causa del chiste aquel.

A Leon lo estimo bastante, el hecho de que yo sea un asesino y él sea un boy-scout no es razón para que no haya querencia. Aunque estemos en los extremos opuestos siempre nos ha conectado algo. Asi es, y agradesco infinitamente de que se haya roto 3 costillas, su brazo izquierdo y su pierna para salvar mi trasero europeo en ese cementerio… pensándolo bien, Leon Scott Kennedy es uno de los pocos yankees que aprecio. Bueno, ya dije quien fue el ganador y como acá no hay chocolate entonces me borro, ah, pero  antes me gustaría aclarar un par de cosas que se han dicho de mí y son un poco exageradas:

1-NO SOY TRAVESTI: Sí, es un mito que me gustaría aclarar desde ya… a ver, quienes han asesinado a muchas personas saben que no se puede llegar a matar mucha gente sin que las autoridades te empiecen a molestar y te busquen. Bueno, yo tuve que disfrazarme de mujer muchas veces para poder moverme en europa, caracterizarme de condesa, etcétera, ya saben… para burlar a los polizontes, pero eso lo hago solo cuando tengo que evadir, no es que me pase todos los días vestido con pantaletas.

2-TAMPOCO ASESINÉ A MEDIO MUNDO:  Soy un genocida, sí, pero tampoco es que me haya despachado a un continente entero. En verdad, fue algo así como haber liquidado a dos países, pero dos países pequeños. Digo, y tampoco lo hice por maldad ¿no les ha pasado que a veces anhelan algo con todas sus fuerzas y no faltan los que se interponen en el camino? Pues así ha sido, un pequeño accidente nada más.

Bien, ya dije quien ganó la pelea, ya aclaré lo que quería aclarar y ahora me voy pues mi celda acolchada me espera, la ONU me ha confinado un lugar bastante cómodo para mi encierro…

 

Cerdos, después de que me pedían favores cuando tenía mis poderes… pero ya llegará mi hora nuevamente.

Algún día volveré a viajar por la galaxia, por planetas desconocidos con sus civilizaciones repugnantes y terribles, por soles mellizos… donde mundos con cielos color verde y océanos de cristal guardan abominables secretos…. Sí, iré más allá del cosmos… más allá de la nada misma, más allá de lo ilógico… ¡ y los dioses condenados volverán a favorecerme y me otorgarán sus poderes nuevamente!

 

No contaban con mi astucia   u.u

 
 




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miércoles, 10 de julio de 2013

No mires








 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Recuerdo que eran como las 2 de la madrugada. Hacía mucho frío y yo andaba con un niño de 10 años llamado Timothy. Ambos habíamos sorteado de muy buena manera un brote de Virus en una ciudad pequeña ubicada en la costa del país… al decir “de muy buena manera” me refiero a que al menos estábamos vivos, y eso era bastante.

Llevábamos casi dos semanas huyendo de los grandes focos de infección en la zona, dormíamos y comíamos muy mal, tampoco nos aseamos durante todo ese tiempo. En fin que buscando un lugar decente para descansar nos encontramos con una casa tapizada en sus ventanas y al parecer también sus puertas por dentro.

-¿Qué te parece, Tim?- le dije al chico mientras comprobaba que tan fuerte era la madera que bloqueaba la ventana.- Es una fortaleza… aquí descansaremos.

Comencé golpeando con todas mis fuerzas la madera, pero esta se negaba a ser vulnerada. En mi Desert Eagle quedaban tan solo dos balas y no iba a desperdiciar ninguna en una estúpida ventana bloqueada. Al cabo de unos 40 minutos ya pudimos entrar… mis manos sangraron tras haber tironeado con desesperación los restos de madera más tercos que aún se encontraban clavados y bloqueaban el acceso. Una vez en el interior me costó adaptarme a la oscuridad que casi se podía palpar. Cuales ciegos fuimos avanzando lentamente por una sala cuyo piso crujía tras cada paso dado, todo iba bien hasta que una figura blanca se apareció frente a nosotros, tras una difícil inspección visual comprobé a duras penas que se trataba de una mujer, llevaba una falda blanca. Le apunté con mi arma.

-Habla, mujer.- dije con voz clara.- Te estoy apuntando con una pistola…

-¿Quiénes son?- me preguntó desde la oscuridad.

-Eso no importa… ¿te han mordido?, ¿has tenido contacto con algún infectado?

-Esta es mi casa… yo debería hacer esas preguntas. Tú has entrado como ladrón.- me dijo con una voz adulta, como de anciana.- Encenderé una vela… de noche no me gusta llamar la atención.

 En cosa de segundos la sala fue iluminada por la débil luz de una vela. Frente a mí se encontraba una anciana delgada y de mirada triste. Sostenía una escopeta… la cual apuntaba hacia nosotros. La anciana lucía bastante nerviosa, nuestra presencia la amedrentaba… temblaba bastante y nos miraba casi con súplica. Rápidamente quise darle a entender que no tenía nada porqué temer.

-Disculpe usted…- le dije y volví a guardar mi arma.- Este chico es Timothy, y mi nombre es Leon, Leon Kennedy. Sobrevivimos a un foco de infección ubicado en el pueblo del norte, el que está junto a la costa. No nos han mordido ni hemos tenido contacto cercano con infectado alguno… se lo garantizo.

La anciana lentamente bajó el cañón de su escopeta.

-Ese niño… ¿es su hijo?

-No.- contesté mientras el chico apretaba fuertemente mi mano.- No tenemos parentesco alguno, pero me hago responsable de él.

-Bueno… pueden quedarse…- nos dijo cortésmente.- Y no, no he sido mordida por ninguna de esas criaturas.

 Yo mismo compuse el agujero de la ventana tapizada poniendo un mueble grande en su lugar. La anciana calentó unas sopas enlatadas en una pequeña cocinilla a gas. Comimos los tres junto a la luz de una solitaria vela, no queríamos llamar la atención de ninguna cosa que estuviera por allá afuera.

-Nos dirigimos al sur… hay una zona segura desplegada por militares, estarán allí hasta el viernes siguiente. Tengo contactos y gente que me busca… usted debería acompañarnos.

La anciana me observó un instante en silencio, luego sonrió con dulzura.

-Howard se veía tan mal con barba…- me dijo de pronto.- siempre le dije que parecía un simplón o un vagabundo, cada dos días le obligaba a afeitarse. Pero a usted, joven, a usted esa barba le queda muy bien.

-Créame que muero por darme una ducha y por afeitarme.- le contesté sonriendo.- ¿Howard es su marido?

-Así es… mire, es él.- me acercó una fotografía donde aparecía un señor calvo posando junto a un muchacho joven en silla de ruedas.

-¿Y ese chico en silla de ruedas?, ¿es su hijo?

-Sí, su nombre es Dan. Nació con una discapacidad… desde entonces le hemos dedicado toda la vida a cuidarle, es nuestro ángel.

-Comprendo. ¿Ellos donde se encuentran?- pregunté.

-Ellos están en la ciudad de junto. Mi hijo participaba en las olimpiadas de discapacitados juveniles y ganó el primer lugar ¿sabe?, ganó la medalla de oro. Mi esposo Howard le acompañaba… justo antes de regresar a casa ocurrió todo este caos, lo de los noticiarios, lo del virus. Sé que el vendrá a buscarme… así me lo ha dicho la última vez que hablamos, solo debo esperar.

Luego de la sopa me di cuenta de que Timothy apenas y podía mantenerse despierto, por lo que pregunté a la anciana donde podía el niño dormir cómodamente al menos por esa noche, ella nos ofreció una habitación en el segundo piso, la primera a mano derecha. Luego de agradecerle me llevé a Timothy a dormir a la habitación, yo también me encontraba bastante cansado así que una cama era como el paraíso a esas alturas. Subimos a tientas ya que la única vela era la de abajo y no había más, todas las otras fueron consumidas… maldije el haber extraviado mi linterna unos días antes. Entramos al cuarto y tropecé con algo que había tirado en el suelo. Le advertí al niño que caminara despacio y con cuidado pues no veíamos el desorden en la habitación. Tras avanzar un poco dimos con la cama.

-Bien, Timothy… al fin una cama, hoy dormiremos como reyes.- le dije.

Tuve tan mala suerte que la cama se encontraba repleta de ropa y al parecer unos cachivaches, moviendo el bulto Tim se acomodó bastante bien, pero yo no cabía. Mis manos aún estaban adoloridas por las heridas que me había hecho al entrar así que no me apetecía exponerlas nuevamente, ni hacer ninguna clase de fuerza mayor… estaba tan cansado que me hubiera dormido de pie de igual forma. Finalmente Tim se quedó con la cama y yo me acurruqué en un rincón del cuarto.

-Buenas noches, Leon.- me dijo Timothy.

-Buenas noches, suertudo.- le contesté desde la oscuridad.

-… mañana ya deberíamos lavarnos, no aguanto el olor.

-Habla por ti, tú apestas un poco más.

Me contestó con una risita desenfadada y finalmente nos dormimos.

Esa noche soñé con algo extraño… soñaba que un aroma pestilente asesinaba a la gente en una ciudad. Todo el mundo intentaba salvarse echándose fragancias o llevando mascarilla, pero ya era tarde, el nauseabundo olor penetraba como aguja cualquier clase de material, yo me encerraba… pero era inútil… el asqueroso olor igualmente llegaba a mis narices, lo pude sentir, era repugnante, insoportable… igual al que había en aquel cuarto. Justo cuando llegué a esa revelación los gritos de Timothy me despertaron. Me levanté de un salto y preparé mi arma… el asqueroso olor abofeteó mi rostro una vez más. La luz del nuevo día se colaba por varios agujeros de la cortina en la ventana y nos enseñaban el macabro hallazgo que sorprendió primero al niño y luego a mí. El cadáver de un hombre en pleno proceso de descomposición yacía en la cama… Tim había dormido toda la noche junto a él. Y en el suelo… justo en el lugar donde yo había tropezado se encontraba otro cuerpo, más joven y junto a él una silla de ruedas dada vuelta. Ambos cadáveres presentaban heridas de bala en sus pechos. El de la cama era Howard… y el del suelo era el chico minusválido, Dan. Tim no paraba de llorar y apretaba su rostro contra mi cuerpo, no quería volver a abrir sus ojos.

-Vieja loca…- murmuré entre dientes. Había asesinado con la escopeta a su esposo y a su hijo. Los casquillos que vi pertenecían a la escopeta que la anciana sostenía la noche anterior. Pero ¿porqué? Ambos fallecieron por la bala del pecho, de haber sido infectados deberían haber sido muertos con una bala en la cabeza. Luego de unos minutos Tim se tranquilizó, cubrí sus ojos y lo conduje hasta la puerta… una vez en el pasillo le dije que iba a bajar y que él se quedara quieto esperándome, pero se rehusaba. Finalmente le tomé de la mano y ambos bajamos muy despacio… yo traía mi arma lista y alzada. El crujir de una madera me puso en alerta una vez que llegamos a la planta baja… podía ser una silla mecedora, al menos a eso se asemejaba. Caminamos un poco más y nos acercamos a la sala. Allí nos esperaba otro macabro descubrimiento: La anciana colgaba ahorcada de una viga, se había suicidado.

El crujir que llegaba a mis oídos era el del vaivén de la cuerda atada, el cuerpo aún mantenía cierto balanceo suspendido en el aire.

En ese momento no reflexioné mucho en aquellos hechos, solo en buscar más provisiones y seguir mi camino con el niño hacia el sur, pero ahora… a años de esa experiencia puedo suponer que la anciana se encontraba completamente trastornada por la serie de acontecimientos, seguramente creyó que asesinando a su hijo minusválido le iba a salvar del desmadre ocurrido con el virus y los zombies. Obviamente Howard, el esposo, no iba a estar de acuerdo así que también lo asesinó… probablemente antes que al chico. Luego siguió su turno… y se ahorcó.

Pobre Tim, estuvimos en el lugar y momento equivocados. Hasta que salimos de la casa hice lo posible para que mantuviera sus ojos cerrados y no mirara.









Hace mucho que no sé nada de él...

LEON S. KENNEDY   01:26 A.M.





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jueves, 27 de junio de 2013

Historias Tenebrosas

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martes, 21 de mayo de 2013

Pistolas y espadas




















CAPITULO 2



Con prisa desenfundé mi arma y disparé hacia este sujeto que se encontraba sobre nosotros, en el techo del automóvil, la bala pasó rozando su oreja izquierda.

-¡Graham!- grité

-¿Sí?- me respondió atónito desde el asiento trasero.

-¡Corre!, ¡largo de aquí!

 Ambos como pudimos logramos salir del automóvil justo antes de que este sujeto de chaqueta roja dejara caer su enorme y pesada espada, la cual hizo añicos el resto de carrocería.

-Pueden correr, pero no podrán escapar…- dijo de lo más confiado mientras se alistaba a ir tras nosotros.

-¿Ese sujeto es quien te quiere matar?- le pregunté a Graham mientras corríamos junto a la multitud a toda velocidad hacia una esquina.

-¡Así es!, ¡su nombre es Dante!, ¿ves que se parece un poco a ti, Leon?

  De pronto aquel sujeto… Dante, se dejó caer sobre un automóvil que permanecía estacionado justo frente a nosotros, su peso y por la altura del increíble salto que realizó el automóvil se aplastó por completo, rompiendo por completo sus puertas y ventanas. Dante se acercó a mi sin siquiera vacilar y me tomó de la solapa de mi chaqueta.

-Esto no es de tu incumbencia… así que adivina, ¡puedes largarte!- me dijo para luego arrojarme con una fuerza increíble unos 10 metros hacia el ventanal de una tienda de videojuegos.  Atravesé el cristal con mi cuerpo y fui a caer sobre un montón de consolas y monitores haciéndolos pedazos. La gente gritaba y huía para todos lados, era pleno mediodía y las calles estaban abarrotadas de gente. Graham Bacon quiso correr, pero tuvo tan mala suerte que se tropezó con el borde de la acera y se fue de bruces al suelo.

-Hey, Dante… en serio, ¿no me digas que aún estás enojado por el chiste aquel?, vamos… no seas tan melodramático.- Decía Bacon mientras intentaba alejarse arrastrándose por el suelo.

-Dulces sueños, idiota.- contestó Dante elevando su enorme espada por los aires.

Mas en ese momento yo ya había logrado ponerme de pie y con mis manos temblando logré hacer una débil puntería con mi arma de servicio. Jalé el gatillo y esta vez la bala impactó de lleno en su espalda, lo cual no tuvo mucho efecto… tal como más o menos lo sospechaba. Dante se dio vuelta y me quedó mirando como con curiosidad. Aproveché esa fracción de segundo para ir corriendo a su encuentro, al llegar a unos dos metros de distancia me arrojé sobre él con la intención de derribarle al suelo, y lo conseguí. Sabía que esa era mi única chance así que debía darle duro, golpearlo con todas mis fuerzas. Le di un violento puñetazo en la nariz que hirió mis nudillos, luego le iba a dar el segundo golpe… pero esta vez me frenó con su mano derecha. Dante sonrió y abrió sus ojos de forma inmensa.

-¿Qué no entiendes que el asunto no es contigo?....- me preguntó con voz tranquila y casi conciliadora.-… ya te lo he dicho… y no lo volveré a repetir… ¡¡piérdeteee!!

Acto seguido me dio un feroz y casi mortal golpe en el rostro que me encegueció por completo durante unos segundos. Horrorizado por el dolor y semi-inconsciente retrocedí un par de pasos para luego terminar desmayado al suelo. De lejos pude oír a Graham llamando mi nombre.

Dante volvió a ir tras Graham Bacon quien terminó por quedar acorralado en un callejón.

-Muy bien, payaso… llegó tu hora. ¿Algo que decir antes de dormir para siempre?- le preguntó Dante.

-Sí…- contestó Graham.- ¿acaso olvidas mis poderes?, ¿olvidas que puedo hacerte polvo con solo chasquear mis dedos?... ¿eh?, te lo advierto, Dante… las cosas aquí no son como en Limbo city, aprovecha esta oportunidad que te doy y vete. ¡Huye!..... ¡huye mientras puedas!, ¿ah, acaso no quieres?... bueno, es más, ojala no me hagas caso y te quedes, así verás lo mal que lo vas a pasar…

-Sabes, como humorista eres muy malo… voy a meterte la…

En ese momento recién Dante escuchó el motor de la motocicleta, se dio vuelta… pero ya era tarde. Lo impacté de lleno con la Harley Davidson y el choque lo mandó directo a unos tachos de basura apilados 5 metros más al fondo. Sin embargo, sabía que eso no lo detendría… si una bala en la espalda no lo había afectado en lo absoluto, mucho menos un atropello en motocicleta.

-¡Graham que esperas!, ¡sube ya!

-¡Leon, gusto de verte vivo otra vez!, wow una Harley… tú si que eliges bien.- me dijo mientras se instalaba atrás de mí.

Arranqué a toda velocidad con la intención de ganar distancia y así poder perder a este nuevo y extraño personaje llamado Dante. Mi nariz estaba completamente fracturada y todavía brotaba sangre, por lo que debía forzosamente respirar por la boca.

-Muy bien, Graham… ahora quiero que me digas todo lo que sepas sobre ese tal Dante, necesito información, ¿porqué diablos una bala en la espalda no le ha hecho daño?

-Porque es mitad demonio y mitad ángel… no es un ser cualquiera.

-Mitad demonio y mitad ángel…- repetí.- ¿Qué acaso eso no es lo mismo?

-Lo mismo pienso. ¿Adónde vamos ahora?

-A cualquier lugar excepto aquí- contesté acelerando.- Dejaremos que la poli se encargue de ese sujeto y tú te vas derecho al lugar donde debías ir a un principio, a la instalación de seguridad del gobierno.

-¡oooohh, mi héroe!- me dijo Graham y me apretó rodeándome con sus brazos.

-¡Déjame en paz!...- le dije, pero en aquel momento me fijé en el espejo de la motocicleta y pude ver que a cierta distancia otra Harley Davidson nos seguía y a bordo venía él…, Dante. Era una pesadilla, ese sujeto no se iba a detener así como así.

Miré hacia atrás y me saludó con una diabólica sonrisa…. Era claro que no iba a detenerse hasta matarnos.
 
 
 
 
Próximamente CAPITULO FINAL





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jueves, 16 de mayo de 2013

Pistolas y espadas



Bien, dicen que siempre es mejor comenzar por el principio y eso es lo que haré…

Era mediodía y había un tráfico horrible en la ciudad, tardé dos horas en llegar al lugar donde debía recoger a un hombre para escoltarlo hasta una instalación de seguridad del gobierno. Parecía ser un sujeto muy importante aun cuando yo ni siquiera había oído antes hablar de él… su nombre era Graham Bacon. Cuando ya me faltaba poco por llegar me comuniqué por radio con el agente que lo custodiaba en la suite presidencial del Hotel donde este se hospedaba.

-Norman, aquí Leon…- dije mientras aparcaba junto al hotel.- Ya he llegado, ¿todo bien ahí arriba?

-De maravilla.- me contestó Norman a través del radio.

Bajé del automóvil y con prisa me metí al hotel. Pasé por tres detectores de metales y enseñé mi credencial gubernamental a cinco empleados distintos del comité de seguridad, sin duda este sujeto debía ser alguien muy importante como para que lo cuidaran de esta manera y –modestia aparte- también como para que me asignaran a mí como su escolta. Finalmente llegué a la habitación en el cuarto piso, fue Norman quien me abrió la puerta.

-Hola, ¿todo bien?- pregunté.

-Sí, el señor Bacon se encuentra empacando en su habitación… se supone que ya debería estar listo, pero…

-¿Qué?- pregunté incrédulo.- ¿aun empacando? El protocolo exigía que a mi llegada debíamos partir inmediatamente, espera iré por él…

Atravesé la enorme estancia y dirigí mis pasos hacia la recamara, allí me dispuse a hablar con el señor Bacon.

-Señor Bacon… buenas tardes mi nombre es Leon Scott Kennedy, seré su escolta y mire, por la hora creo que…







 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Lamentablemente no alcancé a terminar la oración, un rostro familiar e impensado me observó desde el otro extremo de la recamara, se encontraba bebiendo una lata de gaseosa y de pronto una enorme sonrisa llenó su rostro. Arrojó la gaseosa al suelo y vino corriendo a mi encuentro. Se trataba ni más ni menos que del odioso e insoportable Adam Raynolds… quien luego se cambió el nombre a Kevin Grayson. El orate se abalanzó sobre mi con la intención de besarme en el rostro, pero logré conectarle una llave y lo arrojé al suelo.

-¡Pero….! ¿De qué mierda se trata esto?- pregunté enfurecido al máximo.

-Ahmmm… ¿así es como recibes a tus amigos?- me preguntó Grayson desde el suelo.- ¿no hay globos o cotillón?

-Tú no eres mi amigo, maniático.- le contesté e indignado volví a la sala para encontrarme con Norman y pedirle unas cuantas explicaciones. Kevin Grayson es el ser más infantil, irritable e insoportable del mundo, lo que contrasta con su pasado de asesino de multitudes. Suele cambiar de nombre y de apariencia constantemente, durante mucho tiempo estuvo prófugo gracias a que hábilmente se caracterizaba como mujer y eludía la vigilancia de todos los organismos que le perseguían por distintos países. Fui testigo una vez de como recibió poderes sorprendentes de unas extrañas criaturas que habitaban más allá del vasto y terrible vacío cósmico () convirtiéndolo prácticamente en un dios. Esto hizo que la O.N.U. hiciera tratos con él para mantenerlo a raya a cambio de un suministro eterno de barras de chocolate… ¡barras de chocolate, por favor! Sin contar nuestra aventura en el extraño y terrorífico pueblo de Silent Hill (),… hacía ya bastante tiempo que no me topaba con Kevin.

-Muy bien, ¿de qué se trata esto?, ¿en verdad debo escoltar a este orate?- le pregunté a Norman indignado.

-Así es, Leon… ¿cuál es el problema?- me preguntó confundido. En ese momento Kevin apareció en la sala.

-¿Qué acaso no eras un  semi-Dios “todopoderoso” la última vez que te ví?- le pregunté a Grayson.- ¿Por qué diablos pides escolta, Kevin?

-Fue horrible, Leon- me contestó el orate.- una mañana me vi en el espejo y supe que ya no tenía poderes… no sé cómo… ahora solo soy un pobre y triste hombre mortal. Como tú jeje. Por cierto ya no soy más Kevin, soy Graham.

-¿Eh?- pregunté sin comprender.

-Que ya no soy más Kevin Grayson, ahora me llamo Graham Bacon.

-No me digas.- respondí con sarcasmo.- volviste a cambiar de nombre.

-¡No contaban con mi astucia!  u.u

Me llevé ambas manos al rostro. Simplemente no lo podía creer, pero bueno… mientras más pronto saliera de esta situación, más felices seríamos todos.

Me despedí de Norman en la suite y luego con Kevin… digo, con Graham Bacon salimos del hotel y nos dirigimos hasta el automóvil, metí su equipaje en el baúl y cerré la cajuela con violencia.

-¡Hey, más cuidado! Esa maleta vale más dinero que todos tus ahorros- me reprochó de pronto.

-Escucha…. Graham. Solo hay una regla mientras te escolte camino a la instalación del gobierno, y esa regla es… mantén tu maldita boca cerrada, ¿crees poder cumplirla? No me costaría nada darte un balazo en la cabeza y luego decirles a todos que fue un francotirador mientras estábamos en una luz roja.

-¡Eres  un pesado!- me contestó y luego se metió casi corriendo en el automóvil. Yo respiré hondo y al cabo de un instante me metí yo también.

 Viajamos mucho rato en silencio, miré varias veces por el retrovisor y Graham a veces observaba por la ventana hacia afuera con mucho cautela, lucía bastante asustado. Bueno, haber perdido sus poderes de dios universal debe haber sido un duro golpe para él. Eso hizo que me preguntara sobre qué clase de enemigos pudo haberse hecho este orate mientras podía viajar por el universo y sus distintas dimensiones, digo, conociendo su personalidad infantil e insoportable es fácil suponer que se ganó la odiosidad de muchos, pero ¿por qué nuestro gobierno le protegía tanto?, ¿quién querría hacerle daño esta vez?

-Hey, Graham… quiero hacerte una pregunta, espero no te moleste.

-Vaaaayaaaa… miren quien acaba de emitir un sonido.- me contestó.- el señor Leon “soy un soltero amargado” Kennedy. ¿Quién es el que quiere hablar ahora, eh chico listo?

-Es solo una pregunta ¿bien?, aprovecha esta oportunidad que te doy para que hables… dime, ¿por qué nuestro gobierno se preocupa tanto por tu integridad y busca ponerte a salvo?

-Cuando tuve poderes les hice muchos favores, varias ocupaciones e invasiones a países petroleros resultaron sumamente fácil. Además… creo que es una forma de decirme “gracias” por no haberlos aplastado cuando se me antojó.

-Ya… pues viniendo de ti, lo creo cien por ciento.- respondí con un escalofrío.- Bueno, ahora dime, ¿Quién te amenaza?, ¿Quién es el que quiere hacerte daño?

-Oh, prefiero no hablar de eso.- protestó cruzándose de brazos.- Aunque no lo creas, me recuerda a ti.

-¿A mí?...-pregunté confundido, mas en ese instante preferí mejor no seguir indagando.- Bueno, lo que tú digas, Graham.

 Hacía un calor infernal.

El atochamiento en la carretera era cada vez peor y permanecimos varios minutos estancados en un cruce. De pronto un temblor subterráneo fue creciendo gradualmente, poco a poco iba aumentando hasta llegar a un punto en el que sacudió toda la carrocería del vehículo.

-Ahm, ¿terremoto?- me preguntó Graham desde el asiento posterior.

-Así parece…- contesté no muy convencido, mientras veía a las personas de los demás automóviles asustadas y confundidas al no saber qué era lo que estaba ocurriendo.

Luego una explosión justo en el automóvil que estaba adelante de nosotros sacudió los cimientos de la tierra, el vehículo voló por los aires y una figura envuelta en llamas subió hasta las nubes para luego caer con fuerza sobre nosotros hundiendo parte del techo. Mientras me recuperaba del aturdimiento por la sacudida pude oír una voz humana tarareando una canción arriba de nosotros, luego el techo se abrió cual hojalata producto del filo de una espada y un hombre de abrigo rojo apareció sobre nosotros… era un sujeto violento y lunático, nos miró con desprecio y dijo:
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
-Digan sus oraciones, payasos.







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¿Su nombre?.... Dante...

LEON S. KENNEDY  01:19  A.M.


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sábado, 11 de mayo de 2013

B.E.K.








 
 
 
 
 
 
 
 
Hacía mucho que no pasaba tiempo con mi amigo Brian Bethel, actual oficial de policía ascendido a capitán. Esa fría noche de lluvia me hizo el enorme y caprichoso favor de trasladarme desde la biblioteca de la ciudad hasta mi departamento en su patrulla mientras cumplía la guardia, sin embargo en el intertanto… ocurrió un suceso tan extraño y singular que no puedo dejar de contar aquí en mi diario.

-¿Qué tal la biblioteca?- me preguntó mientras me subía a la patrulla empapado y protegiendo el maletín con libros.

-Aburrida… siempre llena de libros.- contesté.- Brian te dije a las 8 y quince y ya son las nueve… mejor hubiese cogido el taxi.

Arrancamos finalmente y  fuimos en dirección a mi departamento, mas durante el trayecto y mientras charlábamos de cosas sin mayor importancia la radio comunicó una alerta, una mujer había llamado para pedir auxilio en un barrio reconocido por su alto índice de delincuencia y criminalidad. Brian era quien estaba más cerca y se dispuso a ir a chequear la dirección.

-¿Tienes tiempo?- me preguntó.

-Oh, Brian por favor no jodas… estoy empapado y llegaste media hora tarde a recogerme ¿no puedes dejarme en mi departamento y luego irte a trabajar?- le pregunté un poco fastidiado.

-Hey, hey, hey… ¿Qué te pasa, Leon? Es solo un momento… ya ves que ese barrio es peligroso y no quiero ir solo. Ten un poco de consideración conmigo…

-No seas pesado, Brian. Por favor.

-No lo puedo creer, trabajar para el gobierno te ha hecho mal, ¿eh?- insistió sin ánimos de querer dejarme ir.- ¿Acaso no te da nostalgia hacer un patrullaje de policía? Recuerda que te metiste a la academia y nunca ejerciste como oficial de policía…

-Claro que sí, estuve un día trabajando como oficial de policía en la peor ciudad del mundo… Raccoon city. Eso ha de bastar ¿no crees?- contesté.

Finalmente me ganó por cansancio, accedí a acompañarle pero como venganza le pedí a cambio que durante la siguiente semana me hiciera el mismo favor de hacer de “taxi”.

Bueno, al cabo de unos minutos nos adentramos en aquel barrio deprimente y solitario. Apenas unos faroles amarillentos de luz débil iluminaban las oscuras calles de departamentos sucios y desvencijados. Todos permanecían oscuros… ninguna luz se dejaba ver en las ventanas, salvo en una sola, una perteneciente al cuarto o quinto piso de un edificio si mal no recuerdo.

-Bien… llegamos.- dijo Brian estacionando el patrulla.- La dirección es aquí en este edificio. Según la información una mujer llamó a la policía aterrada, pedía ayuda. En la central dijeron que ella ya había llamado días antes denunciando que alguien la merodeaba constantemente… uf, dios quiera que no haya pasado algo malo.

-Sí, eso dejaría muy mal parado al departamento de policía. ¿Quieres que suba contigo a ver?

-No, mejor espérame acá… en una de esas le pueden robar las ruedas al patrulla.

 Brian Bethel entró al edificio de apartamentos y yo me quedé ahí, sentado sin saber qué hacer en medio de la desolada calle. Luego de unos segundos la lluvia se detuvo y yo aproveché de salir de la patrulla para estirar un poco las piernas. Una vez estando afuera una voz me llamó desde la esquina de un oscuro callejón.

-Oiga…

Me di vuelta y comprobé que se trataba de un niño de unos 10 años de edad el que me llamaba. Traía unos gastados jeans azules por lo que pude distinguir y llevaba una campera con capucha cubriendo su cabeza.

-¿Dime?- pregunté sin saber muy bien que decir… su presencia me tomó por sorpresa la verdad.

-¿Puede venir conmigo?... ¿anda usted solo, verdad?- me preguntó.

¿Qué clase de pregunta era esa?, me confundí bastante en un principio y me mantuve callado mientras ordenaba mis ideas. De pronto un segundo niño apareció tras él, este llevaba una gorra sobre la cabeza. Ambos estaban muy pálidos y tanto la gorra como la capucha proyectaban una sombra que les oscurecía los ojos hasta la mitad de la nariz. El segundo chico parecía ser un poco mayor y recuerdo que constantemente miraba para los lados… como vigilando por si alguien fuera a aparecer de repente.

-¿Se encuentran ustedes bien?... este no es un lugar como para que anden solos a estas horas de la noche.- dije de pronto.

-Estamos bien…- me contestó el menor.- Solo queremos que nos acompañe… ¿es posible?

-¿Acompañarlos  adonde?

-A nuestra casa… es que estamos asustados…- me dijo con un particular tono de voz difícil de describir. Algo no me cuadraba en toda esta extraña situación que de pronto se estaba desarrollando. Esos niños no parecían tener miedo de nada, ¿por qué me decían que estaban asustados? Algo había en ellos pero no era temor… era más bien impaciencia… pude advertir una leve impaciencia del chico con quien estaba hablando, como si intentara convencerme de algo lo más pronto posible.

-Lo lamento, solo estoy esperando a alguien…- dije aún un tanto incómodo.- si quieren puedo llamar a sus padres para que…

-No, eso no sirve… por favor, acompáñenos… venga con nosotros.

El segundo muchacho, aquel que parecía mayor, continuaba observando de vez en tanto de un lado a otro, como si estuviera vigilando. Algo muy extraño sucedía… pero no sabía qué. Esos niños se comportaban de forma muy inusual, tan inusual que me pusieron realmente incómodo. Me inspiraban mucha desconfianza y por un instante… no se a título de qué, pero sentí un cierto temor. En eso la lluvia nuevamente comenzó a caer sobre nosotros. Casi agradecido por la divina providencia me subí nuevamente a la patrulla y les dije:

-Vayan a casa pronto, aún es temprano.

Estando arriba encendí la calefacción, y justo cuando me disponía a olvidarme de todo el asunto una silueta oscureció la débil luz del lado de mi ventana, alcé mi vista y eran los dos muchachos que se habían aproximado hasta la ventanilla de la puerta.

-Señor, déjenos entrar…- me dijo con exasperación.- ¿Qué no ve que está lloviendo?... déjenos entrar y llévenos a casa, por favor.

-Lo lamento…- contesté aturdido por la confusión.- mi amigo va a regresar ya… no puedo hacer nada.

Muchos a esta altura del relato pensarán y con justa razón ¿por qué no tuvo el buen corazón de prestarles ayuda, o de subirlos a la patrulla?, bueno es raro, pero he aquí la explicación: No me inspiraban confianza, es más, su actitud distaba mucho de ser la de un par de niños desprotegidos y asustados… más bien parecían ser desafiantes, a esto agreguemos que la sombra de la gorra y la capucha no me dejaban ver sus ojos… no podía hacerme una idea de qué clase de intención había en ellos, esto podrá parecer estúpido y puede que lo sea… pero me infundaban cierto nerviosismo.

-Escuche… se lo preguntaré una vez más… ¿va a dejarnos entrar al automóvil sí o no?- me preguntó de pronto de forma bastante seca.

En ese momento, el muchacho que hacía de vigilante le dio un codazo al menor y ambos observaron al edificio desde donde finalmente salía mi amigo Brian Bethel de regreso a la patrulla. Solo allí pude ver algo que hasta hoy no me explico muy bien… y es que ambos niños tenían sus ojos completamente negros. Es decir, esa parte blanca que todos tenemos… no existía, sus ojos eran completamente negros.

Ambos chicos retrocedieron decepcionados y se perdieron en la oscuridad de uno de los callejones. Brian subió a la patrulla y me dijo:

-Kennedy, no vas a creerlo… el apartamento se encontraba con la puerta abierta, pero no había nadie en el interior… hay indicios de que hubo un forcejeo, pero la mujer no estaba en casa. Pediré apoyo.

Tras esta extraña anécdota hice mis averiguaciones y pude enterarme de que hay varios reportes alrededor del mundo de gente que ha visto a chicos y chicas jóvenes con los ojos completamente negros. Suelen aparecer en las carreteras o miradores y según algunos testimonios siempre piden que les ayuden a ir a casa. Las siglas con las que se les denomina es B.E.K. (Black eyed kids)

Me alegra no ser el único en haber experimentado esta singular clase de anécdota, y es que si bien me he enfrentado a zombies, criaturas y monstruos repugnantes… estas cosas de una u otra forma las conozco y puedo entenderlas.

Pero siempre he guardado otra clase de temor…

Temor a lo desconocido…








FIN



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