sábado, 27 de noviembre de 2010

Daemon.avi



















Tras una intensa búsqueda por fin capturamos a Daemon Phillips…



Hace alrededor de un año comenzaron una serie de muertes extrañas relacionadas a temas más bien raros, que son parte de los típicos mitos de Internet.


La primera víctima fue Mary o’ Connelly, estudiante universitaria quien se había ahorcado en su habitación por motivos que en aquel momento se desconocían, sin embargo las pistas apuntaban a una fotografía llamada smiledog.jpg o algo así… Los padres de Mary no podían entender cómo su hija pudo haber cometido tal acto, ya que no era del tipo de persona que pensaba comúnmente en quitarse la vida mas aún tomando en cuenta que le iba muy bien en los estudios. Luego, al mes siguiente nos encontramos con Sven Miller, guardia de seguridad que en primera instancia habría asesinado a su esposa e hijo para luego terminar disparándose con su arma de servicio… nuevamente no había un móvil claro y específico, tan solo un mensaje en la habitación de Sven que decía: “Las visiones del infierno enloquecen a cualquiera” y junto a el mensaje había un CD que tenía escrita la frase suicidemouse.avi.


Pasaron dos o tres meses en los que nada raro ocurrió, luego al llegar el cuarto mes vino la alarma…. Un niño de 10 años llamado George Peck murió asfixiado, su madre lo encontró muerto en su habitación al parecer estaba jugando un videojuego cuando sucedió el lamentable hecho. Al hacer los peritajes descubrieron que entre los juguetes del niño se encontraba uno que jamás él había tenido antes y que la madre no recordaba habérselo regalado nunca, era un muñeco amarillo llamado Tails Doll, personaje de un popular videojuego infantil. Este caso nos abrió una nueva puerta y es que por primera vez la víctima había sido atacada, es decir no se trataba de suicidio pues se encontraron marcas en sus dedos de rasguños y de que al parecer había luchado por su vida, pero… ¿asfixiado por aquel muñeco?... eso parecía… o al menos eso pretendían hacernos creer…


La cuarta víctima fue Sheilla Artwood, una mujer de 30 años quien fue asesinada con cuchillo por una entidad de blanco que entró a su casa una noche mientras ella veía televisión. Al parecer la mujer había recibido varias cartas en donde alguien la amenazaba firmando como “la muerte blanca”, en esta ocasión el asesino no fue tan listo y cometió el error que nos permitió su captura… huyó por una ventana y un pedazo de su disfraz de blanco se rompió y quedó atrapado en el marco. Finalmente teníamos una pista sólida que se relacionaba con las demás muertes, todas eran parte de sendos mitos y leyendas urbanas… solo fue cosa de tiempo para que las autoridades del estado le pidiera ayuda al gobierno y el asesino lograra ser capturado.


Daemon Phillips era un chico de 19 años de edad, y me tocó entrevistarle junto a un detective tras ser arrestado, parte del interrogatorio que le hicimos lo transcribo aquí:


-Bueno, Daemon… ¿qué es lo que hace que un chico como tú haga cosas como ésta?, ¿porqué lo hacías?


-Es una época mediocre…- me contestó sin mayor grado de arrepentimiento.- alguien debe mantener el equilibrio. La gente ha perdido la capacidad de creer en cosas extraordinarias, yo les he devuelto esa capacidad.


-Lo único que has hecho es devolvernos la capacidad de creer en la juventud abandonada.- le replicó el detective que me acompañaba.- así como tú deben haber miles de jóvenes inadaptados en nuestra nación.


-Crea lo que quiera, señor detective… yo soy un benefactor, el fin justifica los medios…


-Daemon… háblanos de los homicidios, ¿Cómo conseguiste realizarlos?- le pregunté bajo un gran asombro.


-A Mary la conocí en la universidad, yo sabía que ella tomaba relajantes así que la noche del crimen me aseguré de que tomara la cantidad suficiente como para poder ahorcarla sin problemas, días antes le hice leer sobre la foto smiledog.jpg y sobre su leyenda. Era la victima perfecta pues nadie nunca podía imaginar que una chica como ella terminara quitándose la vida… salvo por la fotografía, la fotografía que dejé bajo la almohada de su cama… eso reviviría el mito, reviviría la leyenda…


-Ya veo, supongo que lo mismo sucedió con Sven Miller, ¿no es así?


-Sven fue elegido al azar…- me contestó.- le seguí un par de días para ver cuál era su rutina y fue fácil reducirle en su casa con una escopeta apuntándole a su hijo. Yo maté a los tres y luego puse las huellas de Sven en el arma… antes le hice escribir la frase del infierno en el mensaje que encontraron en su cuarto y puse el CD de suicidemouse.avi junto a él. Al niño George lo conocí en una tienda de videojuegos y al charlar con él supe de inmediato que era el candidato perfecto para morir con el Tails doll… le asfixié con el mismo muñeco que dejé en su cuarto.


-Se nota que pareces estar muy orgulloso de tu trabajo…- le dije con una indignación enorme.- pero, cometiste un error… igual que todos los orates de siempre, y eso fue en lo de Sheila Artwood…


Daemon guardó silencio, sabía que había herido su orgullo y por ende su “obra”. Pobre muchacho… tan joven y tan cruel…


Lamentablemente fue sentenciado a la pena de muerte por sus cuatro asesinatos. Son pocos los estados de nuestro país que van quedando con esa cruel legislación, pero así son las cosas. Daemon Phillips descansa ahora en paz… al menos eso quiero creer ya que el juez que le condenó falleció en un accidente automovilístico hace una semana atrás…


De hecho, ya en Internet se rumorea de un video mudo, tomado por cámaras de vigilancia en la ejecución del muchacho… sus últimos segundos de vida tras la inyección letal… y de la maldición que cae sobre la vida de quien lo contempla a los ojos justo antes de morir… creo que el video se llama Daemon.avi…







¿Será posible…?

LEON S. KENNEDY 00:56 A.M.


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sábado, 20 de noviembre de 2010

Encubierto















La anécdota que paso a contar ocurrió hace ya un par de años y no deja de hacernos reflexionar sobre lo azarosa e irónica que a veces puede resultar la vida…, lamentablemente no recuerdo el nombre del agente en cuestión.


El trabajo de agente encubierto es lejos uno de las más angustiantes e impredecibles que pueden existir. Estos agentes deben hacer de todo para monitorear a los criminales y delincuentes que posteriormente deben ser arrestados. Se hacen pasar por vagabundos, vendedores ambulantes, minusválidos, etc. Todo lo que sirva para poder seguir cada movimiento o bien adentrarse en el mundo criminal. Ocurrió que durante un crudo día de invierno un camión iba a atravesar la frontera de dos estados del norte con ropa de bebé, pero impregnada en cocaína. La policía tardó 1 mes y medio en descubrir como entraba tanta droga a ese estado sin ser detectada y finalmente dieron con la respuesta al encontrarse con tan extraño y singular método. Un agente encubierto como indigente aguardaba en la carretera aquella noche. El plan consistía en simular un accidente y obligar al camión a tomar otra ruta, sin embargo algo ocurrió en la organización de la jugada que a la hora señalada el agente se encontraba en su lugar recostado a mitad del camino, pero nadie más había llegado. El camión finalmente llegó hasta donde el agente se encontraba y fácilmente le esquivó para luego seguir adelante. El agente se puso de pié y se rascó la cabeza… nada había resultado como lo planeado, se había quedado totalmente a la deriva sin comunicación alguna con sus colegas y sin identificación (por el trabajo que estaba realizando) y lo que es peor de todo: bajo la apabullante lluvia.


Esperó unos instantes a ver si llegaba alguien, pero fue inútil así que optó por caminar hacia el peaje más cercano. Un anciano apareció en aquel momento y al verle tan mojado, y con sus ropas tan ligeras le ofreció hospedaje en el lugar al cuál él iba a dejar alimentos aquella noche.


-Gracias.- respondió el agente empapado.


La idea era pedirle un teléfono apenas llegaran al lugar, así éste podía comunicarse con sus colegas de la unidad para que fueran a buscarle. Finalmente llegaron, se trataba de una gran casa en donde imperaba el silencio absoluto, el anciano saludó a una señora y le dejó una enorme caja con provisiones y alimentos en la cocina. Cuando acabó de hacer el trámite volvió donde el agente y le dijo que ocupara una de los cuartos del primer piso para dormir.


-Perdón, ¿hay un teléfono aquí que me puedan prestar?, necesito hacer una llamada.-le dijo el agente.


El anciano lo llevó hasta un teléfono que había junto a un mesón, sin embargo ambos pudieron comprobar que la línea se encontraba muerta, la lluvia y el mal tiempo habían arruinado la línea telefónica. El anciano le sugirió al agente que fuera a dormir y que mañana se levantara temprano para ir rumbo a la estación de gasolina o peaje más próximo. Así lo hizo, se fue a dormir y al ver que el anciano hacía lo mismo en otra habitación, se confió y se entregó al sueño en un cuartucho oscuro que contaba con un catre de hierro y sobre éste un colchón sin sábanas ni nada por el estilo…

Al otro día se despertó como a las 8 de la mañana y se encontró con la inquietante sorpresa de que la puerta del cuarto se encontraba cerrada con llave. Estuvo alrededor de 20 minutos golpeando y llamando para que alguien se acercara a abrirle hasta que un hombre con camiseta y pantalón blanco le contestó a través de una rejilla corrediza:

-¡Silencio, aún no es hora de ir al baño!


-¿Eh?, disculpe… tengo que salir a hacer una llamada, es urgente.


-He dicho que aún no es hora… así que debes esperar como todos los demás.- volvió a decirle el corpulento hombre.


-¿Debo esperar que cosa?, soy policía… anoche participé en una redada como agente encubierto, pero perdí el rastro de mi unidad…


-Jajaja, ok. Bueno, señor policía igual debes esperar tu turno, ahora más vale que cierres la boca si no quieres ir a las duchas frías.- dijo el hombre cerrando la rejilla de la puerta con violencia.


El agente no sabía que diablos pasaba y volvió a llamar y a golpear la puerta, pero esta vez fue ignorado por casi toda la mañana. Durante la tarde se dio cuenta que el lugar era ni más ni menos que un sanatorio mental recién instalado en la zona. Nadie daba crédito a su historia de agente encubierto y aquel anciano que le había ofrecido el hospedaje jamás volvió a aparecer pues había fallecido al otro día por la tarde de un ataque cardiaco. Su historia se hizo famosa gracias a los empleados y enfermeras que tras cumplir su turno diario en aquel lugar llegaban a casa contando sobre aquel extraño paciente. Pasaron casi dos meses antes de que la policía se enterara y finalmente tras comprobarlo fueron a rescatarle.


Si tan solo pudiera recordar su nombre… el agente luego tuvo que ir a sesiones de terapia mental para controlar sus esporádicos ataques de pánico y terror nocturno, era en la noche donde principalmente sufría de inquietantes pesadillas, despertaba gritando creyendo que aún permanecía encerrado en el manicomio…


Finalmente se sanó, ahora es un tipo normal y creo que sus superiores le recompensaron negándole de por vida toda posibilidad de volver a hacer una labor como agente encubierto.







...¿cómo se llamaba...?

LEON S. KENNEDY 00:12 A.M.

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martes, 16 de noviembre de 2010

Cada vez que sonrío... ¿10 niños mueren...?













Más de una vez me lo han dicho…


¿Porqué no sonríes más a menudo?


Entonces me gustaría preguntar… ¿porqué es necesario llevar una estúpida sonrisa siempre?

Me considero el tipo más gracioso, alegre y simpático del mundo, pero no muchas personas se fijan en ello. Más que mal, los años a uno lo van poniendo viejo… y mis ojos han visto cosas que poco y nada dejan para el humor, es decir, nos da a elegir dos caminos: la amargura o un sentido del humor mas bien retorcido… y extraño.

Quienes me conocen saben que soy alguien mas bien dicharachero, que gusta de la alegría y la cerveza fría. Soy bastante observador también, suelo fijarme en detalles que muchas personas a veces pasan por alto y esta habilidad tan meticulosa me ha ayudado a resolver los casos más inverosímiles a los que me haya enfrentado alguna vez., sin contar las ocasiones en las que me ha salvado la vida. A veces suelo pensar que la sonrisa está sobrevalorada… pues hay sonrisas cínicas, hipócritas, sarcásticas, dañinas, etc. Y más vale un rostro serio que una sonrisa falsa ¿no?

Tampoco es que sea de los que piensan que la sonrisa abunda en la boca de los tontos, la estupidez humana se mide a través de otras cosas, pues como dijo Einstein: “Sé que hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana… y de lo primero no estoy seguro”.





Jo, jo, jo... demasiado ebrio esta noche como para seguir escribiendo...

LEON S. KENNEDY, 02:37 A.M.


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sábado, 6 de noviembre de 2010

Silencio (capitulo final)




















Finalmente llegamos a la iglesia…

No exagero en decir que se trataba de la iglesia más fea del mundo… su fachada siniestra y oscura no era mas que la antesala de lo que nos deparaba en su interior aquel santuario hereje.

Entramos al lugar sin mayor inconveniente, la penumbra era casi palpable, solo un extraño sendero de velas nos conducía desde el umbral hasta un pequeño altar en el centro. En el altar se encontraba un pergamino de marfil en el cuál se hallaban inscritas dos enigmáticas leyendas:


*“El que lo construye no lo necesita, el que lo compra no lo quiere, y el que lo usa no lo sabe”

*“El rico huye de lo que el pobre tiene en abundancia”


Bajo ambas frases se encontraba un teclado con el alfabeto, lo que nos confundía aún más.


-¿Qué diablos es esto, Adam?- preguntó Sussman


-No tengo la más remota idea, ¿porqué me lo preguntas a mí?


-¿Porqué no hacerlo?- dijo Sussman evidenciando su total convencimiento de que todo era obra de Raynolds.


Tras el altar se encontraba una enorme puerta arqueada, se veía bastante sólida e imponente. Sugería ser la entrada a una habitación aún mucho más grande… llena de peligro. Caminé hasta ella y me encontré con la no muy grata sorpresa de que no poseía cerrojo o perilla alguna, se encontraba herméticamente cerrada. Le pedí ayuda a Sussman y entre ambos intentamos abrirla golpeando con nuestros hombros, pero todo fue inútil, la enorme puerta no cedió.

Volvimos al pequeño altar ya que era lo único que parecía servir para salir de nuestro problema.


-¿Alguien tiene consola de videojuegos?- preguntó Raynolds de pronto. Sussman y yo le observamos como si nos estuviera preguntando por un OVNI.- Sé que están pensando… deben estar diciéndose: “cómo un hombre puede dedicarse a jugar cosas de nenes pequeños”, y bueno… me gustan. Ya saben que soy raro… pero el punto es que en muchos videojuegos hay puzzles similares a este, se trata de hilar conceptos.


-¿Quieres decir que de encontrar las palabras, o el concepto correcto, podremos avanzar al siguiente… “nivel”?- le pregunté encontrándole cierta lógica al asunto.


-Así es, Leon. Tal como en un videojuego…- me dijo Raynolds.- es más… tú tienes facha de galán de videoju…


-¡Cortemos esta estupidez!- interrumpió Sussman bastante ofuscado.-¿Quién haría algo como esto? Debe ser alguien que tenga demasiado tiempo libre… quizás sea alguien que quiera precisamente mantenernos ocupados en esta idiotez.


-Pues es la única alternativa que tenemos… -le dije acercándome al teclado.- veamos… “El que lo construye no lo necesita, el que lo compra no lo quiere, y el que lo usa no lo sabe”…


-Un ataúd.- contestó rápidamente Raynolds.


-¿Eh?, ¿Cómo lo sabes?- le preguntó Sussman.


-Les digo, jueguen videojuegos… ahí esta la clave de la vida. Ahora bien… “El rico huye de lo que el pobre tiene en abundancia”… creo que esa no me la enseñaron en la escuela.


-¿Del hambre?


-¿De la enfermedad?


-De la nada… - sugerí no muy convencido.- el rico huye comprando cosas para evitar tener lo que el pobre posee en abundancia… que es la nada misma. Intentémoslo.

Me acerqué al teclado con el alfabeto y escribí primero la palabra “Ataúd” y luego la palabra “nada”.

Se escuchó un leve “click”. Luego sentí casi como si me hubiera ganado la lotería cuando la enorme puerta tras el altar comenzaba a abrirse lentamente.


-¡Vaya eres bueno!- me dijo Raynolds mientras la puerta se abría.- ¿Cuándo salgamos de aquí te importaría ayudarme en un juego?... es que estoy….


-Adam, sé que pareces chico de 12 años... pero ¡¿te importaría cerrar la boca?!- le ordenó Sussman al borde del colapso.

Hasta el instante los hechos que he contado quizás hasta puedan parecer graciosos o anecdóticos, sin embargo estaban a punto de cambiar drásticamente. Una vez que ingresamos a la siguiente recámara tuve una extraña sensación de vacío por todo mi cuerpo. Mi mente cayó en una especie de trance en el que tuve una extraña visión demoníaca y… satánica.

Finalmente tras aquella extraña confusión de sensaciones apareció ante nuestros ojos una enorme y horrible criatura mitad Dios y mitad bestia. Tenía rostro humano, mas su cuello era una especie de maquinaria arcaica… o bien tenía un aspecto bastante mecanizado. Su cuerpo contaba con un torso repugnante y asqueroso mas cuatro extremidades (brazos y piernas) largas y latigudas terminadas en peligrosas puntas. Raynolds, Sussman y yo nos quedamos mudos y totalmente paralizados ante aquella dantesca criatura.


-Les dije que nos largáramos…- dijo de pronto Sussman tragando saliva.


Acto seguido el gigantesco ser nos atacó con una de sus brazos, solo mis reflejos lograron salvarme de una muerte segura, Raynolds era un gran atleta y pudo también esquivar el mortal filo, pero Sussman resultó gravemente herido en su espalda. Adam disparó unos cuantos tiros al monstruo con la pistola que me había arrebatado, sin embargo el resultado no fue del todo bueno. Cogí mi cuchillo, y me acerqué a asistir a Sussman.


-Leon… mi pistola… ocúpala..- me dijo mientras yo lo movía hacia una pared para su seguridad.- enceguécelo, dispárale directo a los ojos…


Recibí su pistola y apunté a uno de los ojos de aquel monstruo, el disparo fue certero y el siniestro grito de dolor llegó a remecer el lugar. Adam se encargó del otro ojo, como es una persona altamente entrenada no tuvo problemas en conseguir su objetivo, la criatura ahora estaba ciega. Descargamos 3 cartuchos entre Raynolds y yo, pero el monstruo no moría, continuaba dando tumbos por todo el espacio de forma torpe. Fue ahí cuando decidí coger mi cuchillo y subirme por una de sus extremidades, clavé el filo a través de su piel y eso me servía de soporte para ir escalando, la tarea fue dura… realmente no sé como logré subir hasta su espalda mientras éste saltaba hacia todos lados. Una vez ya estando arriba logré sujetarme por su cuello gracias a una medalla que colgaba de uno de los… “huesos metálicos” que le conformaban. Agazapado esperé unos segundos para tomar aire y recuperar la fuerza, luego descargué toda mi rabia enterrándole mi cuchillo una y otra vez, cada vez de manera mas salvaje en lo que era su cabeza, no me dí ni cuenta cuando ya me encontraba bañado en sangre. Perdí La noción del tiempo en mi arrebato de ira, no sé cuanto tiempo habrá pasado desde que comencé a apuñalarlo hasta que el monstruo dio un último alarido de horror y muerte… finalmente cayó al suelo y yo salí disparado hacia una pared, caí super mal, pero por suerte salve ileso…

El monstruo cayó justo frente a los pies de Raynolds quien le contemplaba de forma extraña, el ser agonizó unos segundos antes de morir… y Adam solo se limitaba a verle de una forma muy singular… á él y a la medalla que se había roto y había caído a un costado. Me di cuenta que la medalla guardaba un amuleto, al menos yo creía que era un amuleto… luego al acercarme pude ver que se trataba de una fotografía, todo se me dio vuelta al notar que en esa fotografía aparecía el mismísimo Adam con otro muchacho muy parecido a él.

Raynolds recogió aquella medalla, pasaron unos segundos en los cuales guardó silencio,… luego comenzó a llorar amaragamente. Yo no lograba comprender que era lo que sucedía hasta que una mirada de Sussman me bastó para comprender: aquel monstruo derrotado había resultado ser el hermano de Adam Raynolds.

Ignoro que clase de fuerzas sobrenaturales van y vienen por nuestro mundo, lo cierto es que en Silent Hill parecen reunirse todas ellas…

El hermano de Raynolds se encontró con esta macabra realidad en el pueblo, seguramente fue puesto en cautiverio por un grupo religioso extremista que muchos aseguran existe en él, … para mí es complicado darle una explicación a lo ocurrido y sobre todo una lógica ya que el tiempo me ha ido enseñando que la vida carece de muchas cosas… entre ellas la lógica. Sin embargo el hecho de que aquel grupo lograra haber convertido al hermano de Adam en un gigantesco y horrible ser es la única posibilidad con la que hasta el día de hoy trabajamos, y es que yo mismo he sido testigo de cómo las derivaciones del t-virus logra hacer eso con las personas. Pero en Silent hill… todo es distinto…


Al volver a casa cumplimos con nuestra parte del trato, Raynolds fue puesto en libertad y a cambio nos reveló valiosa información sobre el Uroboros con lujo de detalles. Tengo entendido que ha viajado a Europa y reside en Francia… ahora ocupa otro nombre y suele hacerse pasar por mujer, una condesa de apellido bastante raro, tan raro como él y su personalidad.


Mientras tanto yo… a veces en mis sueños… Suelo ver aquel pueblo…








... Odio Silent Hill.

LEON S. KENNEDY, 01:23 A.M.


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lunes, 1 de noviembre de 2010

Silencio (capitulo 5)


















El hombre cabeza de pirámide continuó su lento andar hacia nosotros acompañado por el chirriar del acero siendo arrastrado por el piso metálico. Llegó a pararse a un metro y medio distancia de Adam y yo. Su hedor era insoportable… de pronto se inclinó hacia atrás y levantó la enorme espada del suelo, yo sabía que contaba tan solo con una fracción de segundo para hacerme a un lado antes de que el filo de su mortal espada lograra matar a uno de los dos, Sussman se encontraba unos cuantos metros a la izquierda empuñando su arma.

En ese instante, el cabeza de pirámide levantó la enorme y pesada espada por los aires… justo antes de dejarla caer con todas sus fuerzas sobre nosotros…


-¡Ahora!, ¡A un lado, Raynolds!- grité.


Ambos saltamos a la derecha y logramos esquivar una muerte segura, de una patada alejé unos centímetros al cabeza de pirámide de su espada que había quedado enterrada en el metálico suelo… eso nos daría tiempo para que Adam y yo la cogiéramos.


-¡Sussman, dispárale al cuerpo!- le ordené, y así lo hizo. Esta vez las balas no rebotaban, sino que los disparos se incrustaban en su piel y no le daban oportunidad de moverse.


Me abalancé sobre la espada y traté de empuñarla, sin embargo tal como lo sospechaba, su peso era demasiado para un hombre común. Le dije a Raynolds que me ayudara y finalmente entre los dos logramos desatascarla del suelo y la hicimos a un lado.


-Bien, ahora a la cuenta de tres… la levantamos y la dejamos caer con todas nuestras fuerzas sobre el pecho del cabeza de pirámide, ¿entendido?, no a la cabeza, sino a su cuerpo.- Adam me respondió afirmativamente, dando a entender que se encontraba listo.- Vamos…a la una… a las dos…y a las tres!


Ambos levantamos una vez más la pesada espada y la dejamos caer con todo lo que teníamos acompañado de un grito de rabia contra el cuerpo de aquel repulsivo ser. El mortal filo cortó su abdomen como si fuera mantequilla y una asqueroso y hedionda sustancia parecida a sangre coagulada brotó por el gran corte. El cabeza de pirámide gritó de dolor y poco a poco se fue arrodillando hasta caer muerto al suelo, un enorme charco de esa sustancia repugnante se había formado bajo su cuerpo.


-Vaya, este cuchillo sí que funciona…- dijo de pronto Adam rompiendo el silencio.



Finalmente salimos de aquel cuarto, yo lamentaba el hecho de que la espada fuera tan pesada e incómoda de tomar como para haberla llevado con nosotros. Caminamos de regreso por el mismo lúgubre pasillo que nos había conducido hasta ahí. Llegamos al hall, que transformado se veía más tenebroso y siniestro que cuando llegamos, y nos dispusimos a salir del hospital. Una vez afuera he de reconocer que casi vomito otra vez por culpa del torbellino de sensaciones y temores que el maldito Silent hill me provocaba. Ya era de noche y todas las calles estaban sucias, el suelo se había convertido en una gigantesca rejilla metálica que ofrecía una vista a un abismo ciego y aterrador. Ya no habían casas ni edificios, solamente estructuras metálicas, de fierros oxidados con figuras realmente ilógicas. Creo que Sussman estuvo a punto de enloquecer y casi cae al suelo aterrado, pero logré sujertarle.


-¡Sussman, escúchame!, ¡controlate, lograremos salir de aquí!- le dije, pero él solo se límitaba a balbucear algo inentendible mirándome con ojos desorbitados. Debía evitar que entrara en shock, por lo que tuve que golpearle.

Finalmente el golpe le hizo reaccionar, había superado su ataque de pánico y se puso nuevamente de pié sobándose el mentón.


-Gracias…- me dijo.


-No hay de qué, supongo que hubieras hecho lo mismo por mí.- contesté.


-No quisiera interrumpirles, pero tenemos compañía….- habló de pronto Raynolds.


Por una “calle” se acercaba un grupo de mujeres, a primera vista al menos eso eran ya que vestían todas como enfermeras… caminaban encorvadas y en sus espaldas todas parecían tener una extraña joroba. Al vernos se precipitaron sobre nosotros dando grandes saltos. Quise sacar mi arma, pero me dí cuenta que ya no la tenía, seguramente la había perdido en el enfrentamiento anterior con el hombre cabeza de pirámide, así que solamente contaba con mi cuchillo de servicio.


-Bueno, muchachos… son ellas o nosotros.- dije.


En un abrir y cerrar de ojos me encontraba lanzando ataques con mi cuchillo a mansalva, nos rodearon, pero felizmente a Sussman aún le quedaban unas cuantas balas lo que ayudó a disminuir considerablemente el número de “enfermeras”. Recuerdo que ninguna de ellas tenía rostro… solo pude ver sus bocas, eran los seres mas extraños y complejos a los que pude haberme enfrentado, parecían lamentarse no sé… ahora que lo pienso puede tratarse de personas que fueron poseídas o algo así, que fueron transformadas por algo. No hablaré de Virus porque esto era algo totalmente distinto a lo que un virus puede hacer, pero en este instante no dejo de sentir un grado de compasión por ellas…

Finalmente la masacre había terminado. En el suelo había cerca de 10 de esas cosas muertas tiñendo de rojo todo el lugar, incluyéndonos a nosotros… y nuevamente imperó el silencio. Adam se fijó en una nota que había dejado caer una de esas criaturas y al leerlo palideció.


-¿Qué es?- le pregunté.


Me ofreció la nota y pude leer el mensaje: “En la iglesia, hermano mío… ayúdame”

-Es mi hermano. Debemos rescatarle…- nos dijo esta vez de la forma mas seria y madura que jamás antes había visto.


-No es buena idea… deberíamos intentar largarnos de aquí, ¿acaso no han tenido suficiente?- dijo Sussman cansado ya de todo.


-Llegamos hasta aquí por algo, ¿no?- dijo Adam.- ¿dejarán esto inconcluso?


-Leon, nada más óyelo hablar…- me dijo Sussman.- pareciera que nuevamente nos quiere tentar y meter en una cosa peor, hasta ahora no me extrañaría que quiera tendernos una trampa.


Raynolds me miró con sus particulares ojos amarillos y para mi sorpresa sacó una pistola y nos apuntó con ella… se trataba de mi pistola.


-Te la tomé prestada, Leon… cuando esquivamos la espada del hombre cabeza de pirámide.- me dijo.- pero no se asusten, no los mataré.


En ese instante disparó a la cadena de las esposas, la cual se rompió dejándonos libres el uno del otro.

















-Son libres de huir si lo desean, yo vine por mi hermano… y no me iré sin él.- nos dijo alejándose unos cuantos pasos. Luego se volvió para decirnos una última cosa.- La decisión es suya…


-Leon, no tenemos ninguna garantía… debemos salir de aquí…- me dijo Sussman al notar mi silencio.










... Debía tomar una sabia decisión...

LEON S. KENNEDY, 02:36 A.M.

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