jueves, 2 de junio de 2011

Marco Vancouver

Finalmente estabamos vivos. Tras la amenaza que combatíamos, ni el más optimista hubiese apostado dos monedas a que salíamos con vida los cinco. Estoy seguro de que Kennedy ya tenía planeado suicidarse para salvarnos, solo que necesitaba el momento justo para actuar. Ni escuchó nuestras propuestas.Y después, todo lo que sucedio, fue cuestión de suerte...
Desde ese día que tengo pesadillas con el hombre de la torre. Sueño que lo encuentro en cualquier lugar y me pregunta si lo perdonó, y cuando voy a contestarle, autómaticamente veo la imagen del tipo ahorcado. Siempre me voy a culpar por lo sucedido, pero creo que si lo perdonaba se hubiera suicidado igual. Ya estaba loco, no luchó por vivir ni por él, ni por su hijo, ni por nada. Quizás mis sermones no sean buenos, pero nadie podra decir que no le di suficientes motivos para que siga viviendo, mas que "perdonarlo".
A veces me pregunto que hago metiendome en situaciones cómo estas. Cualquier muchacho de mi edad estaría estudiando, o trabajando, o ambas cosas. Se juntaría con sus amigos los fines de semana, o estaría con su novia, o ambas. Pero ahí es cuando me respondo solo...
Yo no puedo ser un chico normal, aunque quiera. Después de lo que viví en mi infancia, lo menos que puedo hacer en memoria de mis padres es encontrar al responsable de los incidentes, y va a sentir el infierno mismo en sus carnes.
Voy a seguir trabajando para el FBI, obteniendo información que me pueda ser útil, mientras desempeño las tareas que me encomienden. Es mi destino, tiene que ser mi vida. Y estoy dispuesto a hacer lo que esté a mi alcance para derrotar al mal. No voy a bajar los brazos, lo juro...
Lo que sí espero es poder algún día trabajar en conjunto con Leon. Tener alguna misión que hacer juntos. Me cae bien y creo que a su lado aprendería muchas cosas, sobre todo de nuestro enemigo. Quizas el destino vuelva a encontrarnos

No hay comentarios: