jueves, 2 de junio de 2011

Caroline Bateman

Pase semanas recluida en mi triste habitación de hotel, nada mas que admirando al techo hasta que se me ocurriera que hacer. Marco y Hunter me llamaron durante ese tiempo, me invitaron a salir, me ofrecieron participar en nuevas misiones, yo solo supe decir que no.
Una mañana decidí abandonar el transe y, todavía con el dolor supurando de mi brazo, llame a la única persona que podría entenderme… Lilith. Ella y yo no nos hablábamos hace un tiempo, desde que tuve esa pelea con Scott, pero a pesar de todo, note la felicidad en su voz apenas dijo “hola”. Me limite a contarle lo que cruzaba por mi cabeza, ella se quedo callada un rato y luego me propicio una neutral solución.
Actualmente me dedico a escribir mi primera novela, bajo la luz de la luna en la vieja habitación 333, dentro del psiquiátrico donde pase la mitad de mi vida. Planeo dejarla como regalo hacia todas las personas que me acompañaron en mi vida, junto con una pequeña carta a los que estuviesen conmigo en la última misión en la que participe. Apenas finalice con esto, torturare, sodomizare y asesinare a todos los habitantes de esta maldita e insana prisión. Luego escapare para llevarme a mi amado y bobo Scott conmigo… no pretendo morir sola.

La carta dice:

06/06

A Marco Vancouver, Hunter Headen, Verónica Hawk y Leon S. Kennedy:

Supongo que para cuando estén leyendo esto, yo ya habré pasado a mejor o peor vida. Probablemente sea lo segundo.
Esta carta es una mera despedida, ya que durante el corto tiempo que compartimos en aquel lugar, aprendí a respetarlos, hasta confiar en ustedes. Por momentos me sentí escuchada, querida y temida, fue sin duda un lindo último momento entre los sanos.

*Parte Ilegible*

Decidí hacerlo por que tenia que dejarla salir… nunca pude controlarla en realidad, pero tuve que ocultarla para poder ver la luz al menos unos cuantos años, suficiente para hacerme una vida y, finalmente, destruirla, ya que en este ultimo tiempo, nadie se acerca a mi. En 7 meses no tuve ni una sola visita, ni siquiera de ustedes, tal vez por que se enteraron donde me habían recluido. No se preocupen, actuaron bien evitándome.

*Parte Ilegible*

Podría escribir miles de hojas despidiéndome de cada uno de ustedes, pero todo puedo resumirlo a un gracias… gracias por mostrarme que había vida después del horror de la soledad, y gracias por cuidarme la espalda inclusive en los momentos que pensaba en mi misma.
Ahora solo me queda esperar. En cuanto me harte de sentarme en una esquina de mi habitación intentando que algún rayo de luna choque contra mi rostro, atacare. Me vengare uno por uno de estos bastardos que abusaron de mí durante todo este tiempo, para luego terminarlo en mi viejo departamento, con un suave y frío filo sobre mi cansada garganta. Supongo que el mundo estará feliz de librarse de una escoria menos.

Adiós y lo siento.

Atte:
Caroline Bateman.

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