jueves, 28 de abril de 2011

¿Jugamos?

Historia enviada por Karen Wolmurth desde México (Gracias Karen ^^)
















Antes solían gustarme los juegos… ahora los aborrezco…


A ella le encantaban los juegos…


Me encontraba en un cyber revisando unos informes de unos asesinatos por petición de un amigo de la policía, todo parecía tan común… tan normal, tan cotidiano…, de pronto por la pantalla del ordenador divisé una silueta de alguien que al parecer se había puesto justo atrás de mí para espiarme, sin embargo al darme vuelta… ví que no había nadie, “¿habrá sido mi imaginación?”, pensé, “de seguro estoy muy cansado”. Cobijándome en ese último pensamiento, continué con mi tarea frente al computador dejando de lado cualquier clase de paranoia. Luego, una chica pasó rápidamente junto a mí y me dejó una servilleta junto al teclado, quise detenerle, pero ya había salido a la calle y se había mezclado con la multitud. Regresé a mi asiento y no tuve más remedio que leer lo que había en la servilleta:

“¿Juegas?... resuelve esto en menos de 5 minutos o lo lamentarás…
¿Qué se vuelve apestoso y se lo llevan en un abrir y cerrar de ojos?
Ve hacia ello y salvarás tu trasero.”

Me levanté de la silla otra vez y salí del café hacia la calle. Miré para todos lados mientras intentaba encontrarle algo de lógica a lo que estaba sucediendo, pero me sobrepasaba, no entendía nada. De pronto en la esquina un camión de basura estaba vaciando los botes en el contenedor, corrí hacia él y le enseñé mi identificación de agente federal a los operadores y les pedí que por favor me ayudaran a revisar en la basura algo extraño, ni siquiera yo sabía que estábamos buscando, el resultado tal como mas o menos lo sospechaba fue nulo. Me sentí como un completo idiota… casi tanto como cuando un niño me embaucó con 80 dólares, pero esa sensación no duró demasiado al ver cómo el cyber en donde minutos antes me encontraba trabajando explotó en mil pedazos causando una gran conmoción en plena calle…

Los pensamientos iban y venían… tengo muchos enemigos como para poder atribuirle esto a alguno de ellos, bien podían tratarse de todos juntos. Esto era algo personal, había salvado mi trasero gracias al mensaje en la servilleta, pero tristemente muchas vidas perecieron en el lugar… eso último me enfureció por completo, ¿qué culpa tiene la gente inocente de los problemas o enemigos que yo pueda tener? Los candidatos que podían estar tras esto eran mucho, pero me quedé solamente con dos, uno de ellos podía ser la monstruosa asesina ligada a B.L.O.O.D. inc. Llamada Lilith, pero ella me creía muerto…, la otra posibilidad era Adam Raynolds, el excéntrico genocida que acostumbraba cambiar de identidad, este último tenía más chance de ser. Como sea que fuere, la posterior llamada que habría de recibir me disiparía todas las dudas… y es que en estos casos siempre, absolutamente SIEMPRE existe una llamada de alguien jactándose por el atentado cometido.

Anochecía cuando recibí la tan esperada llamada:

-Diga…- contesté.

-¿L-Leon?...

-Si,… ¿Quién habla?

-Leon, por favor ayúdame… soy yo… Ángela… ¿me recuerdas?- me decía entre sollozos. La única Ángela que se me vino a la mente fue una chica de la secundaria con la cual compartimos una linda amistad, pero que luego por sus incursiones en el satanismo y cultos diabólicos nos dejamos de ver.

-¿Ángela?... pero… ¿qué… que ha pasado?- pregunté golpeado por la confusión.

-Hola, Leon… ¿qué te parece si jugamos un poquito?- me preguntó de pronto una voz chillona y evidentemente fingida que irrumpió en la charla.

-¿Quién diablos eres?

-Soy quien te ha salvado el trasero esta tarde… como ves me gusta mucho jugar….- me contestó.- Tengo un lindo juego para ti, si ganas me entrego y ya no habrán más victimas inocentes, entre ellas… Ángela, y si yo gano pues… jejeje…

-Ahórrate tu teatralidad y dime exactamente que quieres.

-En la carretera 62, alrededor del kilómetro 124 hay un pequeño bosque… no traigas a la policía porque lo sabré y perderás…- me dijo y posteriormente colgó.

Tal como era de suponerse no dudé en pedir refuerzos para exactamente 45 minutos después de yo haber llegado al lugar, no me gustan los psicópatas y jamás sentiré simpatía por ellos, pero sería muy feliz estando 5 minutos a solas con este… mano a mano.

Llegué al lugar de madrugada y mi desconfianza aumentó a un 200% al divisar de forma tan fácil a un muchacho tirado en el suelo con sangre en su cuello y a unos pocos metros más allá a Ángela amarrada a un árbol con una mordaza en su boca. Intentó hablarme, pero la mordaza se lo impedía


Le hice un gesto de “silencio” mientras me acercaba pistola en mano al chico que yacía moribundo en el suelo. Al estar lo bastante cerca lo moví con mi mano izquierda y pude ver una cicatriz horrible en su cuello, tal parecía que había muerto degollado. Sin embargo, había caído en la trampa más absurda del mundo… el chico no estaba muerto y de una patada arrojó mi arma lejos para luego intentar clavarme una cuchilla en mi pecho, por suerte estoy entrenado, solo mis reflejos me salvaron de una muerte segura y logré esquivar el mortal filo del arma blanca. Retrocedí unos pasos para recuperarme de la impresión, pero el chico no me dio tregua y volvió a abalanzarse sobre mí lleno de ira.

-¡Muereee!- gritó, pero esta vez le recibí con una llave y un fuerte golpe en la nuca que lo durmió por completo.

-¿Cuántos son?- le pregunté a Ángela mientras la desamarraba y le quitaba la mordaza.

-¡Dos!, ¡es él y una muchacha!... por favor, Leon… ¡ayúdame!... me han ocupado para llegar a ti… no sé que quieren…

-Ni yo lo sé…- respondí desanudando las sogas.- a este ni siquiera le conozco, para cuando despierte tendrá que responderme muchas preguntas.


Iba a utilizar la soga para amarrar al muchacho que yo creía inconsciente, pero nuevamente me confié demasiado y se dio vuelta rápidamente para apuntarme con una pistola desde el suelo. Era el fín, iba a morir en manos de un desconocido y lo que es peor, sin saber porqué… a lo lejos las sirenas de unas patrullas le distrajeron y aproveché esa fracción de segundo para irme con todo sobre él.

-¡Llamaste a la policía!... ¡ha hecho trampa!- gritó el muchacho a su cómplice que debía estar oculta por algún lado.

-¡Ángela corre!- grité y ella obedeció al instante, yo mientras tanto me encargaba de neutralizar al agresor.- y tú, vil pedazo de mierda… ¡dime quien eres!

-Jajajaja…. De todas formas vas a morir…jajajaja… tú y tu amiga…- me contestó dándome a entender que la muerte esperaba a Ángela en medio del bosque y yo prácticamente le había ordenado ir hacia ella.

-¡Maldito!- exclamé y le cerré la boca con un golpe que le voló un par de dientes, ahora sí podía estar tranquilo…, lo até con las sogas y esperé a que los primeros policías llegaran al lugar para entregarlo.

-¡Leon!, ¿estás bien?- me preguntó uno de ellos.

-Sí, llevense a este, hay una mujer más por ahí armada y puede ser peligrosa. Tengan cuidado- les advertí.- voy por una civil secuestrada.

Anduve unos minutos por el bosque hasta que me topé nuevamente con Ángela quien permanecía acurrucada junto a un árbol con cara de loca y en actitud de “escucha”.

-Trampas… trampas… - repetía una y otra vez.

-¿Ángela?...- pregunté acercándome a ella.

-Ssshhhht- me dijo.- Escucha…

Me quedé en silencio y al cabo de unos segundos una explosión llegó a nuestros oídos, luego supe que el chico a quien había amarrado estaba cargado con un explosivo bajo sus ropas, había volado en mil pedazos llevándose con él a una decena de policías que había llegado al lugar. Logré recuperarme del susto y tomé a Ángela del brazo.

-Vamos, debemos irnos. Quien sabe cuantas trampas hay en este lugar- le dije llevándomela.

Alcanzamos a avanzar dos metros y Ángela no pudo contener más su risa, estalló en carcajadas que retumbaron en medio del silencio de la noche.

-¿Qué te ocurre?, ¿te han drogado o qué?- pregunté.

-Jajajajaja… no…jajaja

-Entonces cierra la boca, ¿no has dicho que había una chica junto al psicópata ese?

-Si, soy yo.- me dijo con un tono de voz que me heló la sangre.

A esas alturas yo esperaba que fuera a volar en pedazos tal como el muchacho, pero en vez de eso me apuntó con una pistola mientras intentaba calmar su sonrisa nerviosa.

-Jejeje… como ves, Leon…. Las terapias psicológicas no funcionaron muy bien conmigo…jejeje, pero siempre quise volverte a ver, desde aquella vez en el antiguo cementerio, ¿recuerdas?

-Como olvidarlo…- le contesté.- yo también esperaba verte algún día, pero no de esta forma.

-Alex Astromonov me habla por las noches, ¿sabes? Y me pide venganza… y qué mejor venganza que esta…

Si no se me ocurría nada, iba a morir y la verdad es que nada se me ocurrió asi que lleno de ira y de rabia contenida por estar metido en jueguitos como este me fui contra ella, disparó dos veces y una de las balas me dio en el brazo derecho. Pero ya era tarde para ella, logré quitarle el arma y descargue toda mi furia apretando de su cuello, apreté con todas mis fuerzas, sus ojos me observaban aterrados y algo me quería decir, pero yo no le dejaba, estaba cegado.

-¡Mueree!,¡ todos estos años planeando esto!, ¡muere de una vez!

De pronto unas manos me jalaron hacia atrás, habían llegado al lugar los demás policías e intentaron controlarme, finalmente lo hicieron. Me senté sobre un tronco mientras los demás policías iban a esposar a Ángela, en ese momento lo recordé…
-¡Esperen!, ¡tiene explosivos!- grité.

Y en efecto, la muchacha solo alcanzó a descubrir su blusa antes de activar la bomba, ya que el certero disparo de un policía novato le voló la tapa de los sesos a Ángela… la dulce, extraña y única Ángela.


No lo recuerdo muy bien, pero creo que esa noche lloré… ¿Quién iba a decirme en secundaria que una de mis mejores amigas iba a morir 17 años después frente a mis ojos?


Adiós, Ángela.







Otro oscuro día en la aldea global...

LEON S. KENNEDY 02:22 A.M.

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3 comentarios:

Unknown dijo...

wouw que buena historia me quede helado la verdad cada dia mejores las historias, saludos :D

Raymond dijo...

Wow!! muy intensa esta historia, cada vez mas interesantes los relatos de leon!! saludos a marcelo y los demas escritores!!! un gran trabajo!! me encante leer el diario de leon!!
abrazos!

Anónimo dijo...

muy buena historia soy marui_chama jaja saludos