jueves, 24 de marzo de 2011

Una de esas tardes

Historia enviada por Karen Wohlmuth desde México (gracias!) ^^



















El otro día me pasé toda la noche sin dormir y desperté al día siguiente vestido con mis ropas y un terrible dolor de cabeza. Salí a la calle decidido a perderme en mis pensamientos y hacer más llevadero el día a día. Me senté en un parque para ver morir la tarde y fue en ese instante cuando una escena de pronto se me hizo demasiado familiar, me quedé en silencio contemplando a un hombre que vendía globos bajo un árbol, de pronto se acercó una madre con un niño de unos 5 años.

-¿Quieres uno, pequeño?- le preguntó la madre. A lo que el niño contestó que “si” con la cabeza.


-Bueno… ¿Cuál quieres?- preguntó la madre sacando su billetera.


-El… el azul.- respondió el pequeño niño mientras agachaba un poco la cabeza.

La madre pagó y posteriormente le dio el globo al niño, en ese momento el pequeño abrió sus ojos y su boca completamente asombrado, luego esbozó una enorme sonrisa y gritó:

-¡Gracias, mamá!


Me quedé prácticamente sin aliento, inmovilizado ante tal escena. Luego pasó que me vi a mi mismo caminando, tomado de la mano de alguien mucho más alto que yo… eran gigantes, de pronto me quedé viendo un montón de globos y hubo uno que me gustó mucho, uno rojo y grande que era muy bonito. Me metí la mano a la boca y el gigante me la sacó suavemente.

-No hagas eso, Leon… te vas a enfermar y se ve feo…- me dijo una voz femenina con un dulce tono de voz. Pero yo no le presté demasiada atención sino que seguí mirando a los globos con mi boca abierta.


-Ah, ¿quieres uno de esos?- me preguntó la voz de mujer.


-Vamos a ver, campeón- me dijo de pronto una voz ronca y masculina, luego una enorme mano me sacudió el cabello suavemente y lo despeinó.- ¿Cuál quieres?


-El… el… el rojo.- respondí con una voz que no era mi voz… ¿o si la había sido en algún momento? El gigante que vendía los globos se agachó y me entregó el rojo que yo había pedido, luego la enorme mujer me tomó la mano y continuamos nuestro camino.


-Oh…- exclamé de pronto bastante emocionado, abrí mi boca y mis ojos llenos de felicidad y sonreí, luego dije:-¡gracias mamá, gracias papá!


-Leon, porqué no vas a jugar con tu globo mientras yo y tu mamá arreglamos un asunto.

Asentí con mi cabeza y posteriormente me alejé muy feliz con el globo rojo en mi mano, empecé a agitar mi globo hasta que de repente se me resbaló y se fue volando. Ahí me senté de pompas en el suelo y empecé a llorar mientras veía como se alejaba en el cielo.


-Ah, Leon… no, no llores es solo un globo. Ahora te compro otro.Ambos gigantes sonrieron y al cabo de unos minutos yo me encontraba en brazos de uno de ellos y me entregaban otro hermoso globo color rojo.


-Ya no llores, peque.- me dijo el que tenía voz de masculina. Tomó el hilo del globo y me lo amarró a la muñeca de mi brazo.- ¿Ves?, ahora nunca se apartará de ti.


Comencé a agitarlo nuevamente con todas mis fuerzas y sentí por un momento que el globo se iría volando otra vez, pero llevándome consigo, así que empecé a jugar a que volaba por los aires sujetado al globo. No sé porqué de pronto me emocioné más de la cuenta y volví a la realidad. Recuerdo que me paré de la banca y me acerqué a aquel pequeño que estaba con el globo azul junto a su madre. Lo agitaba muy fuerte.

-Espera, no lo agites tan fuerte…- le dije sonriendo.


-¿Y porqué no?- me preguntó.

En ese instante me agaché para quedar a su altura y le até el hilo del globo a su muñeca.

-¿Lo ves? Ahora si lo puedes agitar, sino se hubiese ido volando… y no querrás que salga volando, ¿verdad?


-¡Gracias!- me dijo el niño sonriendo.- ¿quieres jugar conmigo?


-¿Eh?...


-Vamos, ¿juegas?


De pronto me acordé que junto a él estaba su madre, quien me miraba como si yo fuera una especie de psicópata.


-Amm… no, no puedo, pequeño…- contesté y me puse de pié rápidamente para luego alejarme con mis manos metidas en los bolsillos.


Al pasar junto al hombre que vendía globos no pude evitar detenerme y comprar uno. Compré uno rojo, uno de los más grandes. Sonreí con cierto dejo de nostalgia y lo agité un par de veces para luego simplemente soltarlo y dejarlo ir… directo a los cielos.









... ¿donde estarán mis padres?

LEON S. KENNEDY 02:02 A.M.


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3 comentarios:

Unknown dijo...

interesante historia, muy buena me gusto un saludo para el que la escribio y otro para vos Marce

AdrianSalvatori dijo...

Woow :D Que gran historia *-* me recorde de cuando YO le pedia globos a mi mama :$ xd

Felicitaciones Karen :) Y un saludo para ti tambien Amigo Marcello! :)

Marcelo Carter dijo...

Seh, Karen hizo una muy buena historia para el blog, uds. también poueden hacerlo, animense y escriban a: amigosdeldiariodeleon@gmail.com

saludines.