viernes, 18 de febrero de 2011

Las plagas















CAPITULO 2




-¿Redfield?- pregunté estrechándole mi mano.- ¿eres el hermano de Claire?


-Así es, ella me ha hablado de ti a menudo. Le has salvado la vida en más de una ocasión y no sabes cuánto te lo agradezco.


-Es recíproco…- le contesté con sinceridad.- ella ha salvado la mía muchas veces, creo que mi deuda es el doble de grande.


-Kennedy, ¿ya te han informado de lo que sucede en este lugar?- me preguntó Chris dirigiendo su mirada al mapa desplegado sobre la mesa.


-Una pandemia relacionada con Las plagas… hay que encontrar a una niña llamada Rose, hija del primer ministro. Les confieso que no me siento en condiciones de poder realizar esta labor…, y mucho menos tras haber sido “secuestrado” hasta aquí.


-Leon, ha sido mi culpa…- me dijo el capitán Stype.- he sabido que ya no deseas seguir lidiando con cosas como ésta y te respeto. Ha pasado mucha agua bajo el puente desde Raccoon City, y ya estás en una edad en la que las cosas simplemente no son como antes, pero eres indispensable para el éxito de esta misión. Sobre todo en una como esta en donde está en juego la vida de millones de personas…

El capitán Howard Stype no pudo continuar con su diálogo, una bala le atravesó la garganta y cayó al suelo retorciéndose de dolor. Todos quienes estábamos en la tienda nos agachamos rápidamente y buscamos refugio. Stype no dejaba de sacudir sus piernas y brazos mientras intentaba gritar, pero se ahogaba en su propia sangre, el pobre hombre estaba agonizando de una forma verdaderamente espantosa… y no podíamos ayudarle.

-¿De donde vino eso?- preguntó un oficial.


-Un francotirador ha logrado penetrar el campamento…- contestó Redfield apagando la luz de la lámpara.- ¡Francotirador activo!, ¡cuidado!- gritó hacia fuera.

Decenas de soldados comenzaron a correr para buscar refugio y pude ver como algunos de ellos eran alcanzados por el enemigo invisible. El caos fue terrible por algunos segundos hasta que varios de ellos lograron atrincherarse en el interior del campamento. Bastaron solo unos pocos segundos más para que el recinto volviera a ser atacado, un camión en llamas irrumpió derribando uno de los débiles muros y tras él una impresionante cantidad de civiles armados ingresó al campamento en un evidente estado de alucinación… por un momento pensé que era un ataque terrorista, pero al ver mujeres, adolescentes y uno que otro niño… comprendí que la realidad era un poco más ilógica y desquiciada.

Salimos de la tienda y se abrió un terrible fuego cruzado entre los soldados y los civiles infectados que habían irrumpido en el campamento. Una bala rozó mi tobillo y caí al suelo adolorido, pero Chris Redfield me agarró del brazo con rapidez y me arrastró desesperadamente hacia un jeep. Una vez junto a él me subió ayudado por un militar a la parte posterior del vehículo con la intención de salir del lugar, en primera instancia no comprendía porqué, pero luego me percaté que el número de infectados era desproporcionadamente superior al de soldados en el campamento y si de pensar frío se trata, si nos quedábamos… moríamos.

Una explosión junto al jeep me dejó un agudo silbido en mi oído izquierdo que duró varios segundos mientras el humo y el polvo me envolvían, para cuando se hubo despejado pude ver con una horrible claridad que entre mis piernas había caído la cabeza decapitada de un niño pequeño. Invadido por el espanto y por el asco arrojé la cabeza lejos y deseé despertar pronto de lo que yo consideraba no podía ser más que una oscura y horrible pesadilla, afortunadamente Redfield logró hacer andar el jeep y este avanzó a toda velocidad por el campamento en busca de una salida. Un soldado venía corriendo detrás de nosotros y nos gritaba por ayuda, que nos detuviéramos, pero se tropezó con el cadáver de un compañero caído y un infectado armado le dio alcance… rematándolo en el suelo de varios disparos.

Finalmente Chris dio con una valla endeble que no opuso mayor resistencia al paso del jeep y logramos huir del lugar acompañados de un oficial y seguidos por otro vehículo militar con tres soldados en su interior. Llevábamos alrededor de tres horas y aún no podía asimilar los hechos que he descrito y que marcaron mi bienvenida a esa ciudad, ninguno de los que íbamos a bordo del jeep cruzó palabra alguna hasta que Redfield rompió el silencio.

-Se está acabando el combustible, estamos avanzando solo con la reserva del estanque…


-No podemos ir a una estación de bencina, debemos alejarnos de los lugares poblados…- le contestó el oficial que iba con nosotros.


-¿Específicamente cual es la situación de esta ciudad?- pregunté inclinándome en mi asiento hacia delante.


-La ciudad ha sido declarada zona de catástrofe.- me contestó Chris con su vista clavada en el camino.- El porcentaje de contaminación total es del 92 %. Las plagas sufrieron una mutación extraña al mezclarse con una célula desarrollada por la compañía Tricell que operaba en un ex laboratorio de Umbrella, esto ha provocado que el virus alcance a hombres, mujeres y niños por igual. Esta ciudad es el “chernobyl” del desastre bacteriológico,… una segunda Raccoon City si prefieres.


-¿Qué hay sobre la niña Rose?, ¿alguien la ha visto con vida?, ¿la tienen secuestrada?- pregunté advirtiendo lo complejo que se estaba volviendo todo.


-Una señal de GPS transmitió su posición en el lado Este de la ciudad hace 96 horas atrás, luego la señal se desvaneció. La niña llevaba el dispositivo en un colgante.

Posteriormente cuando el gris y horrible amanecer comenzaba a hacer su aparición llegamos a una estación de bencina ubicada junto al solitario camino que recorríamos, se veía abandonada y presentaba varias señales de saqueos.













-Kennedy, ¿cómo está tu tobillo?- me preguntó Chris Redfield deteniendo el jeep a unos cuantos metros de distancia de la estación.


-Ya estoy bien, necesito un arma… quiero sentirme útil.

Chris me aventó un revolver 44 que cogí en el aire, pocas veces me había sentido tan a gusto rozando el frío acero de una pistola. Temo volverme adicto a aquella sensación…

El jeep que nos seguía con los tres soldados mencionados anteriormente aparcó solo a unos cuantos metros detrás de nosotros, el conductor se quedó tras el volante mientras que los dos soldados se acercaron sigilosamente a nuestra posición, cualquier voz, ruido o señal humana podía llamar la atención de algún infectado escondido así que Redfield expresándose a través de gestos militares dio instrucciones a los soldados para que se dispersaran hacia los escondites más cercanos para así posteriormente cubrirnos. El oficial que iba con nosotros cogió una piedra y la arrojó hacia los surtidores de combustible esperando que el sonido provocara la reacción de algún civil infectado, lo que me pareció mala idea.

-Escuchen…- dije en voz baja.- no estamos enfrentándonos a personas estúpidas o a animales a los que podríamos engañar…, los infectados con este derivado del virus de las plagas son seres altamente inteligentes que saben manejar armas y que saben tender trampas. No caerán en el truco de la piedra, debemos asegurar el lugar de algún modo para poder acercarnos al surtidor de combustible.

Pedí dos granadas a los soldados que estaban con nosotros y me dirigí con mucha cautela hasta un automóvil abandonado que se encontraba muy próximo a la casa tras los surtidores de combustible.

-¿Quién vive?- pregunté en voz alta considerando la mínima posibilidad de ser oído por algún sobreviviente escondido en el interior de la casa. Sin embargo pasaron los segundos y no hubo mayor respuesta.

Finalmente arrojé ambas granadas con violencia hacia una de las ventanas, al cabo de unos segundos estallaron haciendo trizas todos los cristales de la casa. Esperamos cerca de tres minutos y no hubo reacción alguna desde el interior, el lugar estaba limpio. Nos acercamos hacia los surtidores de combustible y grande fue mi decepción al ver que Redfield comprobaba que se encontraban completamente vacíos.

-Nada. Están secos…- dijo sacudiendo una de las mangueras.- seguramente han tomado el combustible para fabricar explosivos caseros como bombas molotov.


-Qué listos son…- comentó el oficial que iba con nosotros.

En ese momento un intercomunicador se activa en el cinturón de Chris Redfield y contesta una llamada, luego de un breve intercambio de palabras me otorga el intercomunicador a mí.

-Leon, es para ti…- me dice ofreciéndome el aparato.

Grata y enorme fue mi sorpresa al ver una vez más el rostro de Hunnigan.














-Vaya, creía que jamás te volvería a ver.- le dije.-… curiosamente ha vuelto a ser en otra situación compleja y difícil.


-[Leon, ¿te estás desquitando conmigo por no haber aceptado tu invitación a salir?]


-No, no soy rencoroso… solo si nos ayudas a todos a salir de ésta vivos y de una pieza.


-[Rose se encuentra aún en el lado Este de la ciudad, para llegar allí es necesario atravesar un sector residencial ubicado más allá del puente Lightfall, es peligroso pero es el trayecto más corto]


-Lo consideraremos…- respondí no muy convencido de la idea.- quizás no estamos en condiciones de sacrificar nuestra seguridad por un par de horas menos.


-[Leon… el tiempo apremia…]- me indicó Hunnigan.-[Las autoridades han programado un bombardeo nuclear en la ciudad para las próximas horas….]






Próximamente Capitulo 3



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4 comentarios:

Brian dijo...

Uh que bueno estubo estan apareciendo gente, la historia esta muy buena la verdad, Marce me gustaria tenerte en mi msn para poder hablar de RE cuidate hermano
y segui asi con las historias

Anónimo dijo...

Marcello te Felicito hermano! Te quedo pff Excelente el capitulo! el personaje de Chris esta perfectamente adaptado! como copia al carbon! ansio la llegada del capitulo 3 Saludos y suerte :)

Adrian Salvatori :D

RAYMOND dijo...

Marcelo, la verdad la historia esta muy buenaa, ya quedo entre mi top 10 de tus historias!!!
espero con muchas ansias el proximo capitulo!!!!
saludos!!!!!

raymond.

Marcelo Carter dijo...

Muchas graciuas, anónimo, Brian y Raymond ^^. Ya está lista la 3era entrada, espero les agrade. Un saludo enorme a todos y gracias por comentar