viernes, 29 de junio de 2012

No debí estar allí


























Mi ojo derecho dolía condenadamente. Íbamos para el 4to día de aislamiento sin agua y sin comida atrapados a 20 metros de la superficie  de la ciudad. En total éramos 4 sobrevivientes, dos hombres y un chiquillo herido en su pierna. No contábamos con balas, ni armas de ningún tipo, solo un par de cuchillos. La bomba nos sorprendió huyendo por las alcantarillas de aquel holocausto zombi que se desataba en la zona. Finalmente habíamos quedado atrapados en un estrecho vagón de metro rodeado de escombros, tal como dije antes sin alimento, sin agua… y mi ojo derecho dolía condenadamente.

-Encenderé la lámpara por un momento… no me gusta estar tanto rato a oscuras…-dijo de pronto uno de los hombres en medio de la penumbra.

 Poco a poco la débil luz de la lámpara de aceite comenzó a iluminar nuestros rostros. “Así está mejor”, dijo aquel hombre una vez hubo encendido la lámpara, se sentó junto a ella. Más atrás se encontraba el otro sujeto dormido o intentando dormir un poco y enfrente de él, recostado sobre los asientos estaba el joven muchacho palpando con temor la fea herida de su rodilla. Cuando la tenue luz me permitió ver mis manos otra vez, levanté una de ellas y suavemente acaricie la sien del lado derecho de mi cabeza, mi ojo me dolía demasiado. Cada parpadeo era una tortura.

-¿Te golpeaste muy duro?- me preguntó el sujeto junto a la lámpara.

-Más o menos…- contesté de forma distraída.- caí inconsciente y al despertar este dolor no me ha dejado en paz, quizás me enterré algo pequeño…

   A la distancia podía oír el apagado y lejano sonido de disparos y una que otra explosión que acontecía en la superficie, casi podía ver a las tropas del ejercito irrumpiendo y librando una cruda batalla contra los infectados que eran miles… y yo me encontraba allí abajo, atrapado. No sé si me deprimía más el hecho de no estar allá arriba, rescatando a alguien, siendo útil,… o el hecho de encontrarme atrapado en un lugar que se convertiría en mi inminente tumba. Es extraño, uno siempre desea vivir… aún en la situación más terrible y desoladora… aún allí la desesperación por vivir se imponía, y eso era lo realmente terrible… el deseo de vivir en una situación así es lo espantoso.

-¿Oyes eso?- preguntó de pronto el sujeto junto a la lámpara en voz baja.- todos esos disparos… la deben estar pasando lindo arriba disparándole a gente enferma, ¿eh?- ironizó

-Justo directo a la cabeza…- contesté con una débil sonrisa.

-Por cierto mi nombre es Charles…- me dijo.- llevamos 4 días atrapados y apenas hemos hablado entre nosotros.

-Mi nombre es Leon…- contesté solo por corresponder de forma absurda.

-Leon, bien… por cierto, por tu atuendo ¿puedo suponer que perteneces a alguna fuerza especial?

-Así es, vine a recatar a un grupo de médicos… es una larga historia, sin embargo creo que fallé la misión. Ellos deben ya estar babeando y comiendo carne humana, y yo aquí… enterrado ya en mi tumba.

-¿Sabes de que va lo de arriba?, ¿tiene que ver con la droga “sales de baño”?- me preguntó de pronto.

-No lo creo…

-¿Porqué estás tan seguros?

-Cuando llegué… una niña de 10 años se abalanzó sobre mí cuando buscaba provisiones en un minimarket, y no era precisamente para saludarme. Su bilis asquerosa chorreaba de entre sus dientes hasta su estómago, su aliento fétido susurraba en mi oído. En tan solo una fracción de segundos la condenada estuvo a punto de morderme, ¿y sabes lo que hice?... le torcí el cuello, se lo rompí, tal como le rompes el cuello a una gallina…

-¿Qué?- preguntó incrédulo.-…, pero ¿Cómo fuiste capaz de hacerle eso a una niña?

-No tuve tiempo de sacar mi arma.- contesté.

   El sujeto me miraba asombrado, sus ojos brillaban en medio de la tenue luz encendida.

-La niña cayó al suelo…-continué narrando.- y allí se quedó por unos 5 segundos, luego volvió a ponerse de pié…. ¡de pié!, ¿sabes lo loco que puede sonar eso? No creo, no creo que lo sepas… pero allí estaba ella caminando de forma torpe hacia mí, con la mitad de su cabeza colgando hacia abajo. Esta vez si pude sacar mi arma a tiempo y la liquidé de un certero disparo directo a su cerebro. Sus sesos volaron. Por eso sé que no tiene nada que ver con “sales de baño”, los drogadictos no pueden volver a levantarse después que les rompiste el cuello, ¿verdad?

El hombre no me contestó, solo se quedó mirándome con la boca abierta. Por un instante me arrepentí de haber aniquilado su buen estado de ánimo.

-Charles…- le dije de pronto.- ¿puedes volver a apagar la lámpara? Mi ojo derecho duele menos sin la luz, y así podemos intentar dormir.

  En tan solo un instante, todo volvió a ser oscuridad.

  Tuve un sueño, un horrible y amargo sueño… una mano gigante taladraba mi ojo y con un tirabuzón intentaba arrancarlo. Yo gritaba y clamaba por piedad, pero era inútil, la enorme mano giraba el tirabuzón cada vez con más y más fuerza. Al cabo de un instante ya no rogaba por clemencia, es más, deseaba que se lo llevara y terminara con la tortura de una buena vez. Sin embargo caí en cuenta que precisamente ese era su propósito, la mano gigante solo daba vueltas el tirabuzón para atormentarme con el dolor y no hacía ningún intento por arrancarlo de mi cara. Con esta horrible revelación desperté bañado en sudor en medio de la oscuridad. A unos cuantos metros oí unos ronquidos, no pude determinar de quien se trataba, pero me hizo pensar que era el único despierto en aquel momento. Mi ojo me dolía demasiado, unos débiles quejidos salían a veces de mis labios producto solo de la terrible agonía. Ya no podía aguantar más… de pronto, la idea de mi sueño se me cruzó por la cabeza. Allí pude comprender a quienes a veces se quitaban la vida o preferían la muerte antes de seguir soportando una terrible tortura, una vez leí que un hombre atormentado por los terribles dolores de su pierna, fue y se recostó sobre las vías del tren para que este al pasar le arrancara su extremidad. La desesperación es poderosa y de temer, más aún lo son las peligrosas ideas que salen de esos instantes, pero yo estaba dispuesto a dar el siguiente paso. Tras meditarlo durante una media hora totalmente solo, en medio de la más incómoda y espantosa oscuridad, me decidí a llevar a cabo el terrible acto. Cogí mi cuchillo de servicio e hice un breve ensayo para acercarlo a mi ojo ya que no veía absolutamente nada. Dejé pasar unos minutos para darle una chance al dolor, sin embargo este parecía desafiarme a seguir adelante. Alcé el cuchillo con mi mano derecha y con mi mano izquierda me aseguré de abrir mis parpados, respiré hondo….

-No lo hagas…- me dijo de pronto una voz débil.- No lo hagas…

  Bajé mi cuchillo y observé hacia la oscuridad que tenía enfrente.

-¿Charles?- pregunté.

-Soy yo… el muchacho de la pierna herida- me contestó desde la penumbra.- mi nombre es Samuel.

-Samuel…- repetí de forma automática.- ¿cómo es que puedes verme?- pregunté desistiendo de la idea, al menos por aquel instante.

-Desde acá un reflejo de luz me permite observar algunas sombras y movimientos, es casi imperceptible… no he podido dormir, y te he escuchado quejarte durante mucho rato, al notar que levantabas tu brazo supuse que ibas a arrancarte el ojo.

.-Sí…- contesté sintiendo un poco de lástima por mi mismo.- ¿Cómo está tu pierna?

-Mientras no la mueva, no me duele…

   Pasó un breve lapso de silencio, ambos no volvimos a cruzar palabra alguna durante unos 10 minutos más o menos, luego de un rato quise volver a intentar dormir.

-Samuel, intentemos dormir…, prometo no seguir quejándome.- le dije.

No obtuve respuesta.





Próximamente SEGUNDA PARTE Y FINAL

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante relato espero q salga la segunda parte y mis felicitaciones

Anónimo dijo...

cuelgate la segunda parte y explica maso durante q parte de la linea de tiempo resident se centra tu historia

Marcelo Carter dijo...

Grax, amigos....o amigo por comentar jeje (es que no sé si son dos o es la misma persona ). Ya pronto se viene la segunda y sobre la línea de tiempo de Resident Evil...digamos esto ha transcurrido muy por nuestros días, se menciona la droga "sales de baño" y eso le da un toque de evidente actualidad.

Un saludo, déjenme decirles que al igual que el mismo Leon... a muchos no les gustará como termina esta historia...