jueves, 15 de abril de 2010

Arkleys

Tercera parte

























Al cuarto día comencé a sufrir los efectos del encierro, no me he querido referir a ello aún, pero si algún día quiero que mis nietos lean esta historia, pues pienso que no debo guardarme nada. El encierro creo yo, ha de tener un aliciente aparte para que se convierta en un castigo o una verdadera condena y no me refiero a algún sufrimiento o tortura física en particular, hablo mas bien de saber e inculcarle al condenado el conocimiento de que está perdiendo el tiempo en medio de una improductividad apabullante, sin ir mas lejos considero que si a un hombre lo condenan a 30 años a realizar un trabajo absurdo que consista en sacar agua de un pozo, acarrear los baldes hasta cierto punto lejano, luego regresar y vaciar el agua en el mismo pozo de donde la ha sacado, este hombre no tardaría en volverse loco y vería su espíritu tan quebrantado que la idea del suicidio llegaría como fantasma a rondar por su cabeza sin dejarlo en paz.

Vaya, eso fue filosófico…

Bueno, el asunto es que en medio de mis tortuosos pensamientos finalmente llegó la hora del almuerzo. Acudí al comedor con mi compañero de celda, el anciano Razkiel. Una vez instalados en una de las mesas y a modo de distracción me atreví a preguntarle por la razón que había sido condenado.


-Ah, muchacho. Qué preguntas haces…- me dijo mientras partía un pedazo de pan añejo.- salí de vacaciones con mi esposa, y la asesiné.


-¿De veras?, ¿y porqué la asesinó?- pregunté intentando disimular mi asombro.


-Fuimos de vacaciones a México… asesinar a tu esposa es una de las tantas cosas que puedes hacer estando en México.- Me contestó sonriendo misteriosamente.

No insistí, seguí concentrado en mi pan añejo y mi sopa de fideos con huevo. Pasaron unos minutos cuando a nuestra mesa llegaron dos reos que jamás había visto, uno de ellos bastante alto y de contextura musculosa, su cabeza estaba rapada y al parecer había tenido una pelea hace poco pues su ojo izquierdo estaba morado. El otro era un muchacho joven, casi un chiquillo, su rostro tenía ciertos rasgos femeninos que lo hacían ver bastante atractivo y miraba con ojos asustados a quien le hablara, se podía oler a kilómetros de distancia que estaba aterrado y era su primera vez en una cárcel.

Durante un instante Razkiel y yo no volvimos a intercambiar palabra en la mesa, en medio de este silencio me di cuenta de que el reo alto y musculoso que había llegado junto al muchacho no me quitaba los ojos de encima, habían dos opciones:


1-Era un camorrero, buscaba conflicto y me había elegido a mí como blanco de sus provocaciones.


2-Existía la enorme posibilidad de que me conociera de algún lado….

Finalmente aquel reo habló:


-Tú eres Leon…algo… ¿no?- me preguntó entrecerrando tus ojos.- te conozco, tú eres polizonte… ¿qué haces aquí?

Cuando pronunció la palabra “polizonte”, el tiempo se paralizó por un instante, Razkiel me disparó una mirada llena de asombro y sentí como los ojos de los demás reos de las mesas aledañas a la nuestra se posaban sobre mí. Sin perder la calma respondí con voz tranquila y firme.


-Lo fui hasta hace unos años, me dieron de baja y estoy cumpliendo condena por homicidio.

El hombre se quedó observándome directo a los ojos por un instante en completo silencio, aún masticaba mi respuesta pensando si era mentira o no, no se la iba a tragar tan fácil.


-A mi no me gustan los polizontes…- dijo finalmente.- una vez me tocó uno que me ató las manos tras una silla y me escupió en la cara varias veces… ¿y sabes qué, Leon?... no me gustó nada.

De pronto, el silencio. Se podía oir volar una mosca en el comedor mientras este reo y yo nos mirábamos directo a los ojos cual dos animales dispuestos a cazar. En ese instante alzó su voz y dijo:


-Jamás me han gustado ni me gustarán los polizontes… ¿y a ti, Patherson?


-Tampoco, a mi no me gustan para nada…- le respondió la voz de otro reo sentado en una mesa atrás de mí, por lo que solo pude escuchar su voz en ese instante.

Listo, mi suerte estaba echada. Vencer o morir, a estos tipos debía darles duro, enseñarles a no volver a meterse nunca más conmigo mientras siguiera en Arkleys.


Lentamente separé mi pie derecho de la silla y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba siendo atacado por un grupo de 4 convictos No me detendré en muchos detalles, solo diré que ocupé de todo lo que había en mi camino para poder defenderme, sillas, platos, etc. Uno de ellos logró conectarme un fuerte golpe en mi nariz que me dejó sangrando, mas obtuve mi revancha al quebrarle un par de dientes cuando le azoté contra la mesa, Hace mucho que no peleaba mano a mano y menos contra cuatro sujetos, por lo que se me hizo eterno el lapso de tiempo que transcurrió hasta la llegada de los gendarmes.

Una vez de regreso en mi celda, con mi nariz fracturada y parchada luego de haberme presentado en la enfermería, me recosté sobre el catre superior. Ahí me quedé completamente inmóvil tan solo observando una araña muerta que había en el techo, de fondo oía la monótona plegaria de Razkiel, quien luego de haberse enterado de mi pasado como miembro de la policía me miraba de forma mas extraña aún. En eso estaba cuando oí que alguien me llamaba desde el pasillo, erguí mi cuello para ver quien era y se trataba de un reo que jamás había visto antes. Dijo que traía mas papel de periódico (en las cárceles el papel de periódico tiene un uso muy particular, luego me explayo sobre esto), como Razkiel estaba concentrado en su oración y en ese estado se abstraía prácticamente de todo yo bajé y me dirigí a recibir el papel. Grande fue mi sorpresa al ver que además del papel, este hombre me alargó un mensaje enrollado, lo abrí al instante y decía:


“Soy Alexander, tu contacto aquí en Arkleys. Mañana nos vemos en el patio a la hora de los ejercicios”.

Finalmente, tras cuatro días de angustia, había llegado la hora de llevar a cabo mi misión…





Voy por la cuarta parte, algún dia haré una telenovela con esto que me pasó...

LEON S. KENNEDY, 00:23 A.M.

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3 comentarios:

Mauricio Murk dijo...

Jeje esta si me gusto jaja, esta ya tiene justo lo que queria sangre y pelea y algo de drama sigue asi Marcelo Espero la cuerta parte con mucha ansia ARIVA MEXICOOOOOO si y tambien los EUA jeje

Mauricio Murk dijo...

Con razon mexico no progresa tuve unas cuantas faltas de autografia jeje saludos para todos jeje

Marcelo Carter dijo...

xDDD, nah no te preocupes por eso, amigo Mauricio , un saludo y gracias por comentar.