sábado, 6 de octubre de 2012

La agonía


Es raro…

Ahora que lo pienso, no deja de extrañarme como los desastres más grandes comienzan a veces con situaciones bastante puntuales y casi anecdóticas. Todo comenzó con un sujeto llamado Jonás.

Jonás estaba en la lista de los más buscados por el FBI. Los chicos de la Casablanca llevaban casi 12 años intentando armar un caso en su contra, pero la tarea resultaba demasiado difícil… evidencia insuficiente, testigos que se negaban a cooperar y muchos que misteriosamente desaparecían, muchas cortinas de humo, cuentas bancarias fantasma, etc. Pero no hizo más que meterse en el campo bacteriológico para que nuestro departamento comenzara también a seguirle la pista. Junto al FBI unimos fuerzas y urdimos un plan que nos proporcionara la suficiente evidencia como para darle la cadena perpetua. De traficar armas, Jonas pasó a vender el suero del “Super-Zombie” a gente de Europa, era cosa de estar en el lugar y momento preciso de alguna transacción para que esta larga historia llegara a su fin y gracias a un doble agente, lo logramos.

  Oaklam es una pobre y  pequeña isla caribeña que llevaba un mes de alerta bacteriológica. Dado sus pocos recursos económicos las autoridades poco y nada podían hacer para solucionar la propagación del virus, el 92% de la población estaba ya infectada, el lugar era un desastre,… era un caos, era el infierno,… era perfecto. La jugada maestra de Jonás era esa: hacer la transacción más importante en un lugar perdido, peligroso y al que nadie nunca querría ir… una isla con el virus propagado. Suerte que nuestro doble agente nos proporcionó esa información varios días antes y pudimos actuar a tiempo. La transacción se había materializado en una sucia bodega ubicada cerca del puerto..

-Dinero fácil, Caroline…- le dijo Jonás a Caroline Bateman mientras observaba a los supuestos compradores irse en una pequeña barcaza hacia el mar abierto.- A este ritmo nos podremos comprar la mitad del mundo en pocas semanas… al vender el suero del Super-zombie estamos vendiendo también inmortalidad.

-Ahora veo que se pueden hacer muchas más cosas en un lugar que se ha salido de desmadre como éste…- replicó Caroline refiriéndose a la isla.- Tenía entendido que poderosos millonarios solían sobrevolar pueblos e islas infectadas para robar niños desamparados, supongo que esto ha de dejar mucho más dinero.

-Más del que imaginas…- contestó Jonas cerrando los maletines.

-¿Sobra algo para mí?- pregunté mientras lentamente salía de mi escondite en la oscuridad. Jonás me miró asombrado.- Pero qué pregunta hago, por supuesto que también alcanza para mí.

-Leon Scott… Kennedy, ¿verdad?- me preguntó de forma pausada.- ¿Es esta una emboscada?

-Temo que sí, buen Jonás. Tus días de gloria han llegado a su fin.- contesté.

  Jonas rápidamente iba a sacar su arma, pero Caroline Bateman siempre va un paso más adelante en todo, bastó solo una fracción de segundo para que ella le apuntara a él con su Mágnum 44 en pleno rostro.

-Ehmm… Caroline, ¿qué diablos se supone que estás haciendo?- preguntó confundido.

-¿Qué no se nota?, te estoy traicionando.

 El rostro de Jonás apenas y movió un solo músculo producto del asombro. Caroline Bateman fue nuestra doble agente.

-Oh,… debí suponerlo… maldita perra estúpida…- maldijo Jonás lleno de frustración.

-Gracias.- replicó Caroline.

-Pero, hay algo que no me explico…- dijo Jonás sopesando la situación.- estamos mirando desde aquí al mar abierto y no hay botes ni barcos, por las calles el pueblo está infestado de zombies, ¿cómo se supone que te abriste paso tú solo para llegar hasta aquí tan fácil?

-Porque… no vine solo.- contesté.
























 Afuera y a 8 cuadras de aquella sucia bodega se encontraba el apoyo policial y militar sobre una azotea de un edificio, desde allí Spencer Grimm podía dar órdenes a los zombies a su antojo mediante su evolucionada proyección mental. Las hordas de infectados se alejaban cada vez más de las calles antes abarrotadas para dar paso a un amplio espacio vacío y solitario.

-Wow… podrías pedirles que vayan por unas pizzas…- dijo de pronto el alto oficial Sussman sorprendido por el espectáculo que se desarrollaba ante él.

-Buena idea, pero no tengo hambre ahora…- contestó Grimm con su cadavérica voz.

   Trasladamos a Jonás de regreso a América aquella misma noche. A nuestra llegada a los EEUU Caroline Bateman sencillamente desapareció. Lamenté mucho no haber podido darle las gracias, es una mujer muy inteligente y hábil, ya anteriormente habíamos colaborado en una operación de rescate. Tiene una fuerza realmente admirable, lamentablemente su personalidad refleja marcadas tendencias suicidas… tenemos archivado su perfil psicológico…

 Jonás fue llevado a un cuartel militar para ser interrogado, necesitábamos sacarle nombres, muchos nombres… el suero del Super-Zombie debía ser erradicado por completo de las organizaciones criminales o no autorizadas… al menos esas eran las órdenes “de arriba”. En aquel punto fue donde cometimos un grave error, un error fatal y realmente terrible…., Spencer Grimm quedó a solas con Jonás por un instante, subestimamos por completo a Jonás.

Spencer Grimm fue un gran amigo mío que por designios del destino y de la vida erró el camino y propició varias matanzas a nivel global, el año pasado fue juzgado por sus crímenes y le dieron la pena de muerte. Su hermano, Alexander Grimm había pactado un silencioso acuerdo con el gobierno para que aplicaran en él el suero del Super-Zombie, bajo el nombre de proyecto GRIMM, una vez que este falleciera. Así sucedió… tras haber permanecido muerto por horas, Spencer Grimm volvió a la vida con el virus progenitor corriendo por sus venas, me ha costado creer que es la misma persona, su piel grisácea, sus ojos muertos, su voz de ultratumba, etc. Todo compensado por una fuerza descomunal y una asombrosa capacidad que tiene para controlar a voluntad a los demás infectados. Mientras Spencer se convertía en una horrible arma que trabajaba para nosotros, su hermano Alexander moría en un trágico accidente aéreo cerca de las Bahamas… y con ello la venganza y el rencor de Spencer para con su hermano llegaba a su fín.

  Sin embargo, esto estaba a punto tomar un dramático giro

-…así que Alexander está vivo….- me dijo Spencer una vez reunidos en una sala de recreación de aquel cuartel.- ¿porqué me lo ocultaste?

-Spencer, yo no te he ocultado nada…- contesté.- solo sabía lo mismo que tú, que tu hermano había muerto en aquel accidente aéreo. Y si me lo preguntas… creo que esa es la verdad. Jonás no es de fiar, te pudo haber dicho eso solo para confundirte…

-No, no me parece…- me contestó con su gruesa y a la vez lánguida voz.- siempre he sentido que él está vivo, ¿sabes?... es una sensación rara, de familia, somos gemelos, los gemelos reconocen ese tipo de cosas…

-Lo sé, Spencer… pero no sé que podemos hacer ahora, quizás reabrir la investigación…- le dije.

-¿Para qué?, ¿para seguir oyendo tus mentiras una y otra vez?- me dijo con un tono de voz que me causó escalofríos.

-Somos amigos, Spencer… tú sabes que no te mentiría. Nunca lo he hecho.

-¿Amigos?, ¿la clase de amigos que permiten que hagan experimentos con tú cadáver?- me preguntó con esa rara voz de ultratumba.

-Trata de entender…- insistí.- Jonás no es de fiar, quizás ha inventado eso de que Alexander está vivo para confundirnos y para provocar precisamente esto.

 Luego de una breve pausa, Spencer Grimm volvió a abrir la boca:

-Hay dos cosas que me molestan en sobremanera…- dijo.- Una de ellas es que el gobierno esté queriendo proteger a Alexander de mí, ya que él ha invertido mucho dinero para sus investigaciones, Por ello inventaron luego lo de su muerte en las Bahamas para que yo me quedara tranquilo. La otra cosa que me molesta… es verte a ti, Leon actuando como si no supieras nada…

  Acto seguido, recibí un golpe en el pecho que casi tritura mis costillas, salí expulsado varios metros hacia atrás. Gracias a la divina providencia unos oficiales justo entraron en el cuarto cuando Spencer iba a darme el golpe de gracia. Sacaron sus armas al instante y abrieron fuego contra la enorme mole, pero Spencer fácilmente desnucó a uno de ellos… luego advirtiendo que iba a perder demasiado tiempo eliminándonos a todos, optó por huir saltando por la ventana de aquel séptimo piso en el que nos encontrábamos.

  Estuve cerca de una semana en recuperación por el golpe en mi pecho. Debía permanecer un mes, pero las circunstancias obligaron a un drástico cambio de planes. Spencer Grimm se encontraba prófugo, todo el servicio de inteligencia y tecnología de punta fueron utilizados para capturarlo, pero los días pasaban y no había resultados. Mi amigo Sussman fue con dos oficiales más del FBI a mi cuarto del hospital para comunicarme una estremecedora noticia.

-Muy bien, Kennedy…no has visto TV por estos días, así que te traje algo para que veas…- me dijo Sussman mientras acomodaba un visor portátil frente a mi para enseñarme una grabación.- Llegó anoche a nuestras dependencias, te advierto que no es nada muy alentador…

  Reprodujo el video y allí se encontraba Spencer, sobre un fondo del cual colgaba una bandera negra. Pésimamente iluminado, evidencia de una grabación amateur, y mirando fijamente a la cámara Spencer dijo estas palabras:

-El gobierno norteamericano recibirá una sopa de su propia medicina… han jugado con la mortalidad e inmortalidad tal como lo haría un niño con un soplador de burbujas. Han jugado a ser dioses por muchos años, ahora entonces… finalmente se enfrentarán a un dios. Recibirán una gran dosis de inmortalidad…

 Terminó por decir con su escalofriante voz de ultratumba. La cinta se acabó.

-¿Cómo es que no se les ocurrió ponerle un chip a Spencer en el cerebro para apagarlo a distancia?- pregunté abatido.

-Poco a poco vamos aprendiendo…- me contestó Sussman.- Por lo pronto necesitamos saber que fue lo último que conversaste con él, ¿qué quiso decir con esta amenaza?

-No tengo la más remota idea.- contesté.- Spencer cree que su hermano gemelo está vivo, y cree también haber sido victima de un elaborado engaño en cual yo también estoy involucrado…, pero juro desconocer si su hermano vive o no.

-Vive…- me dijo Sussman con resignación.- la historia que contó Jonás ha sido ratificada y es así. Algunos agentes del estado sabían, pero era peligroso que Spencer se enterara de ello, es por eso que hicieron el montaje del accidente aéreo en Bahamas…

   Me llevé las manos a la cabeza, a final de cuentas Spencer tenía razón, pero cómo explicarle que yo no tuve jamás algo que ver con esa conspiración de intereses. En ese momento daba lo mismo, la amenaza de Spencer Grimm y su odio para con todos era mucho más preocupante que cualquier otra cosa… mientras debatíamos con los demás oficiales en aquel cuarto del hospital mi mirada involuntariamente se posó sobre el monitor de la TV, un aviso de “EXTRA” parpadeaba en la pantalla mientras la locutora hablaba. No sé porqué me quedé un instante allí observando… imágenes de un contacto en directo desde un lugar familiar de la ciudad, pero no identificaba cual era… luego supe que se trataba del cementerio, había mucha agitación en pantalla y llegaba la policía…

-¡Hey, guarden silencio!- exclamé de pronto y subí el volumen del monitor.

 Fue el comienzo del fin, centenares de cadáveres en el cementerio se abrían paso a través de la tierra y salían a la superficie. La dantesca e infernal imagen se repetía simultáneamente en todos los demás cementerios. Cientos y cientos  de muertos volvían a la vida. Absortos por lo que se desarrollaba en la pantalla de TV, no nos dimos cuenta de los alaridos que se producían en el hospital donde nos encontrábamos… en el subterráneo, más específicamente en la morgue, los cadáveres volvían a la vida para atacar a los vivos. Spencer Grimm no solo tenía poder sobre los infectados con los derivados del virus progenitor… también tenía potestad y dominio sobre toda carne, hueso y entidad biológica muerta que existiese a su alcance. Él era la muerte, él ordenaba a los muertos


 Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana, desde allí con los demás oficiales vimos como la ciudad se estaba yendo al infierno….



























Concluye en el siguiente capitulo






Creative Commons License
El diario de Leon S. Kennedy by Marcelo Carter is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.





3 comentarios:

AdrianSalvatori dijo...

Magnifico! simplemente exepcional! no puedo esperar a leer el ultimo capitulo! (Por el amor de DIOS! no dures 3 meses en sacar el otro xd)

Anónimo dijo...

Wow, esta historia es lo más!, excelente, estoy esperando ansiosa para el final :)

Anónimo dijo...

oh yeah estaba esperando algo de axion por aqui..!!!!!!
hace tiempo que no ando por aca :D
me encanto voy a ver la 2da parte..!!!