martes, 3 de enero de 2012

Mirrors are more fun than television

Autor - Lady Bateman
Capitulo 1 - Redrum



-         “RagnaRock”. Pintoresco. –

Me dije inspeccionando con la vista al club nocturno gótico, supuestamente uno de los más famosos en la fría ciudad de Nueva York. Mi compañero, Henry Mason, me ofreció un cigarrillo el cual acepte con gusto, ya extrañaba el amargo gusto del tabaco impregnado de nicotina en mi boca.
Henry parecía un tipo centrado, hacia poco que lo conocía pero solía ser un libro abierto así que no costó mucho saber que escondía detrás de esos lentes cuadrados. El estaba acostumbrado a vestir siempre de traje negro Armani, común entre los polis de “categoría” o mejor dicho los vagos que no mueven un dedo y se quedan con todo el crédito. Esa era la gran molestia para él, siempre me reclamaba que dejara de ponerme las camisas sin corbata y que en vez de jeans negros me pusiera pantalones de vestir con zapatos y no con borceguíes. Pero esas discusiones siempre terminaban en una visita al bar.

-         Hey Kennedy, es hora. – me dijo despabilándome de mis absurdos pensamientos nocturnos.

Entramos al club como si fuésemos otros de los clientes habituales. Grupos como Asphyxia, Neckrosis entre otras bandas industriales resonaban a más no poder por los ridículamente gigantescos parlantes en la pista, el humo de fantasía mas las luces de colores no dejaban ver una mierda aparte de los hermosos y empalidecidos rostros de las chicas que nos aplastaban en un intento de baile sensual.
Henry me señalo una de las puertas “de atrás” que se ubicaban a un lado de la barra, yo me dirigí a aquella mientras que mi compañero tomo las otras puertas que estaban por el otro lado de la pista. Antes de decir nada ya lo había perdido entre el mar de gente.
Torpemente me adentre a la manada con crucifijos e ingrese sin problemas a lo que parecía un largo pasillo oscuro con una habitación llena de bibliotecas. “Necronomicron”, "The age of murder and storm", "Paradise lost" y cientos de otros títulos de la misma semblanza recubrían las gastadas tapas de los libros que yacían en el suelo conjunto de algunas pinturas plagadas con símbolos inentendibles para esta especie.

-         Pietilä i mne nadoeli so svoimi glupymi kulʹta. – ("Pietilä ya me tiene harto con sus estupideses del culto").

-         “La carne de ángeles caídos”. – exclamaban riéndose dos de los matones de Demian Pietilä, un fuerte sospechoso en el embarque de la nueva droga “Valkyr”.

Me escondí detrás de una de las grandes bibliotecas y desenfunde mi arma con tranquilidad.

-         Ya chuvstvuyuprisut·stvie. – ("siento una presencia").

-         Alto! NYPD. – vocifere saliendo de mi escondite.

Ambos hombres alzaron dos escopetas recortadas y no duraron en arremeter contra mí. Me arroje de lleno a la pila de libros que yacía a escasos metros mío, aun sorprendido de que ninguna bala me hubiese atravesado.
Me pare inconscientemente disparando a lo primero que divisaba entre los estallidos de pólvora y los ácaros de los libros que se deshacían en el trayecto. Uno de ellos cayó, el otro gritaba el nombre de su compañero caído, ahora disparando más furiosamente hacia mí. Este no tardo en caer ante las últimas dos balas que me quedaban en la recamara, el todavía arrastrándose intentando alcanzar su escopeta.

-         No sabes en que te metiste al venir aquí, cerdo. – exclamo entre oleadas de dolor, con acento ruso.

Tome su escopeta y la escondí donde no la alcanzara si es que llegaba a levantarse de su charco de sangre. Detrás de lo que parecía una simple mampostería rota y sucia, encontré una reja cerrada con candado la cual no me costó mucho abrir, ahora solo debía llegar hasta donde Pietilä se encontraba y arrestarlo, en el mejor de los casos.

-         Mason, Mason me oyes?. – murmure hacia el obtuso comunicador escondido en mi oído. – Mason!. –

Ni una réplica, espero que se encuentre bien.
Luego de acabar con dos más de los soldaduchos, ingrese en una de las habitaciones en las que hacían guardia, la misma parecía una simple oficina, equipada con uno de los mini bares más repletos que se hayan visto y forrado en armas de grueso calibre. A un costado yacía una pizarra, la cual tenía dibujada en grande un mapa de la sección Este del edificio, plantado justo en el medio había una habitación circular señalada como “habitación Valhalla”. Allí es donde nuestro empresario debía estar, tal vez estaba por caer en una de las trampas más idiotas en el siglo, pero nada se pierde intentando.

-         Eh! americano!. –

Antes de que pudiese llegar a la escalera que me dejaría a escasos metros de mi destino, escuche la voz de uno de los rusos de Pietilä. Cuatro de ellos avanzaron a paso agigantado hacia mí, armados con Kalashnikovs… y yo aquí con una maldita 9 mm.
Me agache apuntando a los tobillos, pude lograr que uno se resbalara y tirase a otro, eso me dio tiempo de quitarle el arma a uno de ellos y esconderme dentro de las habitaciones vacías del recinto.
Uno de ellos se metió de lleno por el umbral apuntándome al rostro, estaba a nada de dispararme y volarme la cara cuando una granada le pasó por debajo de los pies. Corrí y me tire debajo de unos escombros en la otra punta de la habitación, pude escuchar al ruso exclamar “mierda” antes de que la granada lo volara en pedazos. Apenas me salí le dispare en el pecho a uno que creía poder tomarme por sorpresa, otro entro maldiciéndome a diestra y siniestra disparando hacia cualquier dirección. Me deslice tomando uno de los pedazos de cemento del suelo y se lo arroje, el idiota lo agarro en el aire, yo me le adelante disparándole en el hombro y pierna derecha. Ahora solo quedaba uno.
Salí de la habitación con cautela, pero no se encontraba allí, aproveche para irme por la escalera. Con toda confianza llegue al primer descanso cuando divise un cañón rebelde apuntando a la nada, me agache un poco y le di al cuarto ruso en el estomago.

-         No teman!, Demian está aquí. –

Se podía escuchar desde uno de los altavoces de una pista abandonada. Más de 10 soldados salieron disparados de todas las puertas habidas y por haber, todavía recuerdo haberme declarado muerto antes de siquiera empezar a disparar.
En la barra donde me escondí encontré un par de cocteles molotov, espere a que algunos se acercaran y los arroje quemando a tres de ellos, otros dos saltaron por la barra, con la 9 mm. les deshice los sesos antes de que tocasen el suelo. Me pare e hice buen uso de las Kalashnikov en mi poder.

-         Veo que no me equivoque contigo Leon. Por favor, pasa y hablaremos en persona. – escuche por el altavoz luego de que el polvo y la sangre se disipara.

Me dirigí ya agotado y desecho hasta la gran puerta de la habitación Valhalla. Antes de apoyar un dedo en ella, un gorila enorme y pelado tomo mis armas, me esposo y me arrojo al centro de la habitación.

-         Leon!, querido amigo. –

-         No soy tu amigo. – dije incómodamente desde el suelo.

-         Víctor, por favor pon a nuestro amigo en una silla, no quiero que se pierda lo que tengo preparado para él. –

De nuevo el gorila perdón, Víctor, me tomo de los hombros y me sentó en una de las sillas de madera más astilladas que he visto o sentido. Ahora podía distinguir la habitación, era en efecto circular y enorme, tanto como una cancha de tenis. Estaba totalmente vacía, excepto por algunas manchas de suciedad y Valkyr, sin mencionar los símbolos extraños hechos en sangre que recubrían cada centímetro del lugar.
Demian se acerco a mí, vestido con su clásico sobretodo negro de cuero y observándome con esos ojos negros penetrantes.

-         Por fin, el legendario Leon Kennedy!. Debo decir que es un honor que alguien como tu este tras mi pista. –

-         No puedo decir lo mismo. –

-         Jajá, que gracioso. – dijo dándome un bofetazo. – quiero mostrarle algo. Ve esa cortina de allá?. – señalo hacia una cortina roja como las que se usan en el teatro, de medidas estrafalarias. Asentí con la cabeza. – bien, ábranlas!. –

De a poco el telón se abrió, revelando una fuente circular de hierro de unos 5 metros de diámetro y dentro de ella se encontraba Mason.

-         Henry!. Déjalo ir!. –

Pietilä solo rio a carcajadas, se acerco a Henry y lo tomo del rostro. Le dijo algo y ambos me miraron. El retiró de su saco una daga muy fina, de una forma poco convencional y sin dejar de mirarme dijo:

-         La carne de ángeles caídos. –

La fuente pronto se fue llenando de la sangre de Henry y la habitación de mis gritos.


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-         Seguro que quieres seguir con esto?, sabes que podemos traer a otro agente. –

-         Estoy seguro. Quiero ver esto hasta el final. –

-         Bien, te proporcionaremos otro compañero. –

El comisionado Blake me llevo hasta el escritorio de mi nuevo compañero, el cual todavía no había arribado.
Norman Jayden, decía la placa sobre su mesa.






Supongo que esto me llevara un capitulo mas.

LEON S. KENNEDY 03:36 A.M.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

NYPD?, ah, new york police departament?

Anónimo dijo...

exactamente Anonimo :)

Lorena Lesiw dijo...

buenisimas las entradas q me recoendaste me gustaria hablar de nuevo contigo por messenger. Saludos lore.
Te quiero mucho

Anónimo dijo...

Muy bueno, LadyB! Me recordó mucho a Dexter is Delicious <3
Continuo con el 2do cap!
Saludooos!

Mery :)