lunes, 25 de octubre de 2010

Silencio (capitulo 3)















Clark le habló a la extraña criatura, pero ésta no contestó. Se trataba de una especie de chimpancé… pero deforme.


-El individuo es hostil… saquen sus armas.- ordené.

Los tres agentes le apuntamos, aunque a mí se me hizo algo incómodo ya que mantenía mi mano izquierda esposada a la de Adam. En ese instante la criatura estuvo a punto de arrojarse sobre nosotros pero logramos reaccionar a tiempo y la liquidamos a tiros, cayó al suelo de forma instantánea. Estábamos en shock, nos mirámos unos a otros de forma incrédula durante unos segundos. Luego me di cuenta de que la criatura continuaba aún con vida en el suelo, parecía retorcerse de dolor. Me acerqué con cuidado hacia ella y le aplasté la cabeza con mi pié. El extraño ser falleció y aquel extraño ruido que emitían las radios cesó.

-¿Qué clase de monstruo es ese?- preguntó Clark


-Parece ser el derivado de un nuevo virus…- le contestó Sussman.


-No, esto no tiene nada que ver con ningún virus…- dijo de pronto Adam.- Silent hill esconde muchos secretos. No nos sorprendamos si más adelante nos encontramos con cosas similares o peores que éstas.


-¿Eh?... ¿discúlpame?... ¿estás hablando como si ya hubieses sabido que esta clase de cosas nos esperaban en Silent hill?- le pregunté a punto de perder los estribos.


-Jaja, ¿qué clase de pregunta es esa?, claro que lo sabía.


En ese momento cogí a Raynolds por el cuello, estuve a punto de estrangularle sino fuera porque los demás lo evitaron.


-No confío en ti, Adam…- le dije una vez que lograron calmarnos.- En estos instantes me pregunto cuál sería la diferencia entre dejarte ir o darte un tiro en la cabeza.


-Eres muy impulsivo, Leon… siempre lo has sido. Creo que es tu mayor defecto.- me contestó arreglándose su cabellera.- Y créeme si te digo que eso aquí en Silent Hill puede ser fatal.


-Entonces agradecería que si sabes algo más sobre este lugar te tomes la molestia de informárnoslo.


Nuestro viaje continuó, caminamos por calles mudas e inhóspitas que parecían ser meros espectadores de nuestro andar a través de la niebla. De repente a lo lejos podía oírse el llanto de algún perro que luego era apagado por el mas sepulcral de los silencios. Nunca pude ver siquiera a un solo habitante de Silent Hill andando por las calles. La sensación de transitar por un pueblo abandonado acabó con mis nervios, comencé a sentir un terror devastador que brotaba por cada poro de mi piel. Comencé a sudar frío y sentía que no estábamos yendo a ninguna parte… de pronto tuve que detener mi andar…


-¿Eh?, ¿Qué te ocurre?- me preguntó Adam al ver que la cadena de las esposas tiraba de su brazo.


-Denme un segundo…- dije.- necesito parar un rato.


-¿Estás bien?, ¿te sientes enfermo?- me preguntó Sussman acercándose.


-No es nada. Tan solo me vino un mareo…


Logré recuperarme al cabo de unos segundos. Esta extraña sensación que me invadió fue una de las tantas cosas que se fueron sumando a los eventos que detallaré a continuación…

Llegamos al Alchemilla Hospital, y tal como lo sospeché… ni rastro de persona alguna por los alrededores ni en su interior.


-Muy bien, algo raro ocurre aquí.- dijo Sussman.- Mas vale que comiences a hablar, Raynolds.


-¿Mmm?, ¿a que te refieres?


-¿Dónde están todos?, ¿Por qué no hay nadie?-le pregunté de forma directa.


-Eso no lo sé…, creánme que jamás he estado en este pueblo, lo único que sé es que aquí pasan cosas raras, ¿acaso ninguno de ustedes ha jugado el videojueg...


-¡Ya basta!- Gritó Sussman enfurecido.- ¡no te creo ninguna palabra de lo que dices!, ¡todos sabemos que Adam Raynolds no es tu verdadero nombre!, ¿porqué tenemos que creerte?, ¿eh?, ¡maldito psicópata!


-Caballeros….por favor.- dijo Raynolds con toda la calma del mundo.- esta cosa de “macho egocéntrico” no les llevará a ningún lado… ¿acaso de veras creen que les estoy tendiendo una trampa?, ¿Cómo podría hacerlo si Leon me tiene esposado a su lado?, ¿qué tan estúpido creen que soy?


-Al contrario… eres muy vivo…- le dije mirándole directamente a los ojos…


Adam algo me iba a responder en aquel minuto, pero el sonido de una lejana y ruidosa sirena comenzó a escucharse…

Lo que pasaré a describir a continuación no se lo he dicho nunca a nadie, y si lo he escrito en mi diario es para que quede como testimonio sobre lo que me tocó vivir. Sussman y yo hasta el día de hoy pocas veces nos hemos referido al tema en cuestión, pues en un silencioso acuerdo hemos preferido relegarlo al olvido.

Ocurrió que en medio de la confusión al no saber de donde provenía la alarma de la ruidosa sirena que seguía escuchándose, nuestros ojos fueron testigos del acto más inverosímil, demencial y hasta satánico… que he visto en toda mi vida… Todas las paredes, puertas, suelo y techo del 1er piso del hospital donde nos encontrábamos se fueron deshaciendo poco a poco hasta dar paso a un escenario monstruoso (aunque no sé si ese adjetivo sea el mas apropiado) Todo se llenaba de vapor, metales retorcidos, en vez de puertas unas rejillas oxidadas aparecieron en su lugar, enormes ventiladores se asomaban bajo nuestros zapatos y un aire sofocante llenó la atmósfera.













La realidad había sido cambiada ante nuestros ojos, era como si algo hubiese estado jugando con nuestras mentes… ninguno de nosotros era capaz de abrir la boca, sin embargo tales hechos no lograron ser soportados por Clark, la mente mas joven de todos los que estábamos ahí, quien afectado por lo que acababa de ver simplemente sucumbió ante la locura…

-Jajajajaja… jajajaja- reía el muchacho de forma histérica y aterradora.

Poco a poco el nivel de sus delirantes carcajadas comenzó a ser mas fuerte mientras se arrodillaba en el suelo. Sussman no dejaba de mirarme y quizás que cara habré tenido yo que al observarme palideció, nos quedamos en silencio un buen rato solamente escuchando las aterradoras carcajadas de locura del pobre Clark.

… en ese instante algo me hizo reaccionar…

… mi mano se dirigió lentamente a mi pistola de servicio…

…alguien arrastraba un enorme peso en el suelo…

… finalmente al fondo de uno de los tantos lúgubres pasillos pude verle…

… era un hombre, un hombre enorme,… pero su cabeza…

… su cabeza era como una… pirámide






Oh... por Dios...

LEON S. KENNEDY 00:56 A.M.


Creative Commons License
El diario de Leon S. Kennedy by Marcelo Carter is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.

4 comentarios:

Brian dijo...

wouw que historia Leon si que esta complicado pero va a salir es el mejor
quiero saber el final ajaj
cada ves mejor las historias
saludos

J. Ortiz dijo...

Que emoción, quien hubiera pensado un duelo entre Leon Kennedy y Red Pyramid, estoy pendiente del desenlace de esta historia.

ARTURO GARCIA dijo...

MUY BIEN CHAVO SEGUIMOS LEYENDOTE. FELICIDADES

Marcelo Carter dijo...

Muchas gracias, amigos. Me alegro que les esté gustando esta aventura (o desventura) de Leon jej.

Un saludo y ya está posteada la 4ta entrada.

muchas gracias.