Es raro…
Ahora que lo pienso, no deja de extrañarme como los
desastres más grandes comienzan a veces con situaciones bastante puntuales y
casi anecdóticas. Todo comenzó con un sujeto llamado Jonás.
Jonás estaba en la lista de los más buscados por el FBI. Los
chicos de la Casablanca
llevaban casi 12 años intentando armar un caso en su contra, pero la tarea
resultaba demasiado difícil… evidencia insuficiente, testigos que se negaban a
cooperar y muchos que misteriosamente desaparecían, muchas cortinas de humo,
cuentas bancarias fantasma, etc. Pero no hizo más que meterse en el campo
bacteriológico para que nuestro departamento comenzara también a seguirle la
pista. Junto al FBI unimos fuerzas y urdimos un plan que nos proporcionara la
suficiente evidencia como para darle la cadena perpetua. De traficar armas,
Jonas pasó a vender el suero del “Super-Zombie” a gente de Europa, era cosa de
estar en el lugar y momento preciso de alguna transacción para que esta larga
historia llegara a su fin y gracias a un doble agente, lo logramos.
Oaklam es una pobre
y pequeña isla caribeña que llevaba un
mes de alerta bacteriológica. Dado sus pocos recursos económicos las
autoridades poco y nada podían hacer para solucionar la propagación del virus,
el 92% de la población estaba ya infectada, el lugar era un desastre,… era un
caos, era el infierno,… era perfecto. La jugada maestra de Jonás era esa: hacer
la transacción más importante en un lugar perdido, peligroso y al que nadie
nunca querría ir… una isla con el virus propagado. Suerte que nuestro doble
agente nos proporcionó esa información varios días antes y pudimos actuar a
tiempo. La transacción se había materializado en una sucia bodega ubicada cerca
del puerto..
-Dinero fácil, Caroline…- le dijo Jonás a Caroline Bateman
mientras observaba a los supuestos compradores irse en una pequeña barcaza
hacia el mar abierto.- A este ritmo nos podremos comprar la mitad del mundo en
pocas semanas… al vender el suero del Super-zombie estamos vendiendo también inmortalidad.
-Ahora veo que se pueden hacer muchas más cosas en un lugar
que se ha salido de desmadre como éste…- replicó Caroline refiriéndose a la
isla.- Tenía entendido que poderosos millonarios solían sobrevolar pueblos e
islas infectadas para robar niños desamparados, supongo que esto ha de dejar
mucho más dinero.
-Más del que imaginas…- contestó Jonas cerrando los
maletines.
-¿Sobra algo para mí?- pregunté mientras lentamente salía de
mi escondite en la oscuridad. Jonás me miró asombrado.- Pero qué pregunta hago,
por supuesto que también alcanza para mí.
-Leon Scott… Kennedy, ¿verdad?- me preguntó de forma
pausada.- ¿Es esta una emboscada?
-Temo que sí, buen Jonás. Tus días de gloria han llegado a
su fin.- contesté.
Jonas rápidamente
iba a sacar su arma, pero Caroline Bateman siempre va un paso más adelante en
todo, bastó solo una fracción de segundo para que ella le apuntara a él con su
Mágnum 44 en pleno rostro.
-Ehmm… Caroline, ¿qué diablos se supone que estás haciendo?-
preguntó confundido.
-¿Qué no se nota?, te estoy traicionando.
El rostro de Jonás
apenas y movió un solo músculo producto del asombro. Caroline Bateman fue
nuestra doble agente.
-Oh,… debí suponerlo… maldita perra estúpida…- maldijo Jonás
lleno de frustración.
-Gracias.- replicó Caroline.
-Pero, hay algo que no me explico…- dijo Jonás sopesando la
situación.- estamos mirando desde aquí al mar abierto y no hay botes ni barcos,
por las calles el pueblo está infestado de zombies, ¿cómo se supone que te
abriste paso tú solo para llegar hasta aquí tan fácil?
-Porque… no vine solo.- contesté.
Afuera y a 8 cuadras
de aquella sucia bodega se encontraba el apoyo policial y militar sobre una
azotea de un edificio, desde allí Spencer Grimm podía dar órdenes a los zombies
a su antojo mediante su evolucionada proyección mental. Las hordas de
infectados se alejaban cada vez más de las calles antes abarrotadas para dar
paso a un amplio espacio vacío y solitario.
-Wow… podrías pedirles que vayan por unas pizzas…- dijo de
pronto el alto oficial Sussman sorprendido por el espectáculo que se
desarrollaba ante él.
-Buena idea, pero no tengo hambre ahora…- contestó Grimm con
su cadavérica voz.
Trasladamos a Jonás de regreso a América
aquella misma noche. A nuestra llegada a los EEUU Caroline Bateman sencillamente
desapareció. Lamenté mucho no haber podido darle las gracias, es una mujer muy
inteligente y hábil, ya anteriormente habíamos colaborado en una operación de
rescate. Tiene una fuerza realmente admirable, lamentablemente su personalidad
refleja marcadas tendencias suicidas… tenemos archivado su perfil psicológico…
Jonás fue llevado a
un cuartel militar para ser interrogado, necesitábamos sacarle nombres, muchos
nombres… el suero del Super-Zombie debía ser erradicado por completo de las
organizaciones criminales o no autorizadas… al menos esas eran las órdenes “de
arriba”. En aquel punto fue donde cometimos un grave error, un error fatal y
realmente terrible…., Spencer Grimm quedó a solas con Jonás por un instante, subestimamos
por completo a Jonás.
Spencer Grimm fue un gran amigo mío que por designios del
destino y de la vida erró el camino y propició varias matanzas a nivel global,
el año pasado fue juzgado por sus crímenes y le dieron la pena de muerte. Su
hermano, Alexander Grimm había pactado un silencioso acuerdo con el gobierno
para que aplicaran en él el suero del Super-Zombie, bajo el nombre de proyecto
GRIMM, una vez que este falleciera. Así sucedió… tras haber permanecido muerto
por horas, Spencer Grimm volvió a la vida con el virus progenitor corriendo por
sus venas, me ha costado creer que es la misma persona, su piel grisácea, sus
ojos muertos, su voz de ultratumba, etc. Todo compensado por una fuerza
descomunal y una asombrosa capacidad que tiene para controlar a voluntad a los
demás infectados. Mientras Spencer se convertía en una horrible arma que
trabajaba para nosotros, su hermano Alexander moría en un trágico accidente
aéreo cerca de las Bahamas… y con ello la venganza y el rencor de Spencer para
con su hermano llegaba a su fín.
Sin embargo, esto
estaba a punto tomar un dramático giro
-…así que Alexander está vivo….- me dijo Spencer una vez
reunidos en una sala de recreación de aquel cuartel.- ¿porqué me lo ocultaste?
-Spencer, yo no te he ocultado nada…- contesté.- solo sabía
lo mismo que tú, que tu hermano había muerto en aquel accidente aéreo. Y si me
lo preguntas… creo que esa es la verdad. Jonás no es de fiar, te pudo haber
dicho eso solo para confundirte…
-No, no me parece…- me contestó con su gruesa y a la vez
lánguida voz.- siempre he sentido que él está vivo, ¿sabes?... es una sensación
rara, de familia, somos gemelos, los gemelos reconocen ese tipo de cosas…
-Lo sé, Spencer… pero no sé que podemos hacer ahora, quizás
reabrir la investigación…- le dije.
-¿Para qué?, ¿para seguir oyendo tus mentiras una y otra
vez?- me dijo con un tono de voz que me causó escalofríos.
-Somos amigos, Spencer… tú sabes que no te mentiría. Nunca
lo he hecho.
-¿Amigos?, ¿la clase de amigos que permiten que hagan
experimentos con tú cadáver?- me preguntó con esa rara voz de ultratumba.
-Trata de entender…- insistí.- Jonás no es de fiar, quizás
ha inventado eso de que Alexander está vivo para confundirnos y para provocar
precisamente esto.
Luego de una breve
pausa, Spencer Grimm volvió a abrir la boca:
-Hay dos cosas que me molestan en sobremanera…- dijo.- Una
de ellas es que el gobierno esté queriendo proteger a Alexander de mí, ya que
él ha invertido mucho dinero para sus investigaciones, Por ello inventaron
luego lo de su muerte en las Bahamas para que yo me quedara tranquilo. La otra
cosa que me molesta… es verte a ti, Leon actuando como si no supieras nada…
Acto seguido, recibí
un golpe en el pecho que casi tritura mis costillas, salí expulsado varios
metros hacia atrás. Gracias a la divina providencia unos oficiales justo
entraron en el cuarto cuando Spencer iba a darme el golpe de gracia. Sacaron
sus armas al instante y abrieron fuego contra la enorme mole, pero Spencer
fácilmente desnucó a uno de ellos… luego advirtiendo que iba a perder demasiado
tiempo eliminándonos a todos, optó por huir saltando por la ventana de aquel
séptimo piso en el que nos encontrábamos.
Estuve cerca de una
semana en recuperación por el golpe en mi pecho. Debía permanecer un mes, pero
las circunstancias obligaron a un drástico cambio de planes. Spencer Grimm se
encontraba prófugo, todo el servicio de inteligencia y tecnología de punta
fueron utilizados para capturarlo, pero los días pasaban y no había resultados.
Mi amigo Sussman fue con dos oficiales más del FBI a mi cuarto del hospital
para comunicarme una estremecedora noticia.
-Muy bien, Kennedy…no has visto TV por estos días, así que
te traje algo para que veas…- me dijo Sussman mientras acomodaba un visor
portátil frente a mi para enseñarme una grabación.- Llegó anoche a nuestras
dependencias, te advierto que no es nada muy alentador…
Reprodujo el video y
allí se encontraba Spencer, sobre un fondo del cual colgaba una bandera negra.
Pésimamente iluminado, evidencia de una grabación amateur, y mirando fijamente
a la cámara Spencer dijo estas palabras:
-El gobierno norteamericano recibirá una sopa de su propia
medicina… han jugado con la mortalidad e inmortalidad tal como lo haría un niño
con un soplador de burbujas. Han jugado a ser dioses por muchos años, ahora
entonces… finalmente se enfrentarán a un dios. Recibirán una gran dosis de
inmortalidad…
Terminó por decir con
su escalofriante voz de ultratumba. La cinta se acabó.
-¿Cómo es que no se les ocurrió ponerle un chip a Spencer en
el cerebro para apagarlo a distancia?- pregunté abatido.
-Poco a poco vamos aprendiendo…- me contestó Sussman.- Por
lo pronto necesitamos saber que fue lo último que conversaste con él, ¿qué
quiso decir con esta amenaza?
-No tengo la más remota idea.- contesté.- Spencer cree que
su hermano gemelo está vivo, y cree también haber sido victima de un elaborado
engaño en cual yo también estoy involucrado…, pero juro desconocer si su
hermano vive o no.
-Vive…- me dijo Sussman con resignación.- la historia que
contó Jonás ha sido ratificada y es así. Algunos agentes del estado sabían,
pero era peligroso que Spencer se enterara de ello, es por eso que hicieron el
montaje del accidente aéreo en Bahamas…
Me llevé las manos
a la cabeza, a final de cuentas Spencer tenía razón, pero cómo explicarle que
yo no tuve jamás algo que ver con esa conspiración de intereses. En ese momento
daba lo mismo, la amenaza de Spencer Grimm y su odio para con todos era mucho
más preocupante que cualquier otra cosa… mientras debatíamos con los demás
oficiales en aquel cuarto del hospital mi mirada involuntariamente se posó
sobre el monitor de la TV,
un aviso de “EXTRA” parpadeaba en la pantalla mientras la locutora hablaba. No
sé porqué me quedé un instante allí observando… imágenes de un contacto en
directo desde un lugar familiar de la ciudad, pero no identificaba cual era… luego
supe que se trataba del cementerio, había mucha agitación en pantalla y llegaba
la policía…
-¡Hey, guarden silencio!- exclamé de pronto y subí el
volumen del monitor.
Fue el comienzo del
fin, centenares de cadáveres en el cementerio se abrían paso a través de la
tierra y salían a la superficie. La dantesca e infernal imagen se repetía
simultáneamente en todos los demás cementerios. Cientos y cientos de muertos volvían a la vida. Absortos por lo
que se desarrollaba en la pantalla de TV, no nos dimos cuenta de los alaridos
que se producían en el hospital donde nos encontrábamos… en el subterráneo, más
específicamente en la morgue, los cadáveres volvían a la vida para atacar a los
vivos. Spencer Grimm no solo tenía poder sobre los infectados con los derivados
del virus progenitor… también tenía potestad y dominio sobre toda carne, hueso
y entidad biológica muerta que existiese a su alcance. Él era la muerte, él ordenaba
a los muertos
Me levanté de la cama
y me acerqué a la ventana, desde allí con los demás oficiales vimos como la
ciudad se estaba yendo al infierno….