SEGUNDA PARTE Y FINAL
Todo en este lugar
apesta, hasta respirar lo hace.
Llevo ya dos días
enfermo producto de un resfriado. El guardia me ha quitado las frazadas y ando
desnudo de la cintura para arriba. No he podido dormir casi nada producto del
frío… ni tampoco he comido. Los pasos de quien nos vigila a través de la
mirilla sobre mi cama cada vez se han hecho menos frecuentes, los volví a
sentir hasta hace un rato.
-¡Por favor!- exclamé casi cayéndome de la camilla.- seas
quien seas… te pido por favor que me des abrigo… una manta… algo, por favor.
Los pasos se
detuvieron justo frente al orificio sobre mi camilla, como si quien estuviera
del otro lado hubiese querido pensarlo durante unos segundos, pero luego
simplemente me ignoró y continuó alejándose. Allí me quedé, acurrucado en un
rincón junto a una fría pared de cemento de mi celda. De pronto vino el
acabose… pasaron varios minutos, luego justo sobre mi celda se abrió una
compuerta y dejó asomar un enorme boquete del cual cayó un enorme chorro de
agua helada. Quedé completamente empapado al igual que mi colchoneta, paredes y
todo el piso alrededor. “¿Qué clase de castigo enfermo es este?”, pensé
totalmente abatido y sumido en el más grande de los desconsuelos. Mi situación era
aterradora…, me encontraba, enfermo, hambriento y con insomnio y por si fuera
poco además debía lidiar con la humedad total de mi celda.
Unos gritos me
despertaron. Había logrado conciliar el sueño, pero los gritos de unos niños me
volvieron a la realidad, luego le siguió el sonido del agua cayendo al suelo en
distintas celdas alrededor de la mía. Cada chorro que golpeaba el suelo era
acompañado por el aterrador alarido de infantes, niños apenas cuya edad no
podía comprobar. Supuse que yacían desnudos en las mismas precarias condiciones
que las mías y eran torturados de la misma forma con el agua helada.
Por más que lo pensaba, no se me podía ocurrir como alguien
pudo construir un lugar tan extraño y siniestro. El hambre me obligó a alejar
mi mente de suposiciones tan desalentadoras,… temblando me acerqué a mi
colchoneta y con asco volví a masticar más pedazos para ir tragando poco a
poco…
--------------------------------------------------------------------------------------------
Desnutrido, golpeado,
mojado y sin poder dormir. Realmente verme así fue verdaderamente terrible y
esta extraña pesadilla me sigue asombrando hasta el día de hoy… es por ello que
la he apuntado aquí en mi diario. ¿Cómo y porqué fue que llegué a un lugar así
de extraño?, ¿porqué alguien tendría niños encerrados allí?
Jamás lo supe y jamás lo sabré… así son los sueños,
indescifrables.
LEON S. KENNEDY 00:21 A.M.
El diario de Leon S. Kennedy by Marcelo Carter is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.
El diario de Leon S. Kennedy by Marcelo Carter is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario