Mi cuerpo duele… apenas y puedo respirar…
Cada inhalación produce una insoportable dolencia en mi
pecho… y cada exhalación un sufrimiento aún peor…
Todos los días un guardia enmascarado saca a un prisionero
de su cuarto y lo lleva a un frío patio de concreto donde le aporrea hasta el
cansancio, y hoy fue mi turno. Por una estúpida razón creía que jamás me
tocaría a mí, pero este lugar se ha encargado de derribar cualquier idea
esperanzadora. Me encontraba débil y sediento en la camilla de mi miserable
cuarto, arropado hasta las orejas tratando de aliviar de cualquier forma la fiebre
provocada por la fatiga… cuando de pronto los cerrojos se abrieron y entró él…
la enorme mole que tenemos por guardia. Demasiado débil como para defenderme no
hice más que aferrarme a la sucia colchoneta, pero fue inútil… él no tuvo
problemas para arrastrarme de una pierna hasta afuera del cuarto. Recorrimos
los pasillos circulares de esta extraña prisión en un trayecto que se me hizo
casi eterno a causa de la indolencia y el silencio que guardaban las demás
celdas cerradas, hasta que por fin y tras varios días,… incluso semanas, la luz
del día se dejó caer sobre mí. Era un día gris, sin sol en el exterior… pero de
igual forma la visión hirió mis ojos.
Aún semi-aturdido por
el trayecto que recorrí siendo arrastrado, intenté ponerme de pié, pero fue
inútil… las fuerzas no me acompañaban. El guardia me quitó la sucia camiseta
enumerada de la prisión dejando mi cadavérico torso totalmente expuesto y
desnudo. No supe cuando fue que los azotes comenzaron, pero cada uno de ellos era
como un beso que me daba la muerte… cada golpe lo recibían directamente mis
huesos y deseé haber perdido el conocimiento desde el primer segundo, pero
hasta eso aquí se me era negado. Luego, tras una eternidad de dolor y
sufrimiento, sentí que los golpes cesaron y me quedé en el suelo inerte, apenas
respirando pues esto me era terriblemente doloroso…
Finalmente fui nuevamente arrastrado por los pasillos de
aquel enigmático infierno hasta mi cuarto, mi sucio, angosto y miserable
cuarto… pero en ese instante ese era el único lugar en el que quería estar. El
guardia se ha llevado mi frazada y no me ha devuelto mi camiseta, seguramente
como una suerte de castigo por algo.
Llevo ya casi media hora intentando tragar pedazos de mi
sucia colchoneta… para apalear el hambre. Los dolores en el estómago que vienen
después son horribles, pero intento no pensar en eso ahora.
Nuevamente oigo pasos sobre mi cuarto, tengo la sensación de
que alguien a través de una mirilla nos observa cuarto por cuarto, siempre se
detiene por unos segundos en alguno y luego se aleja… tengo la sensación que me
observa por sobre mi camilla, pero aún no puedo identificar el lugar preciso.
Esto me ha dado pistas que este lugar es una suerte de panóptico o algo por el
estilo…
Lentamente me
incorporo y me siento en la camilla… a mis oídos llega el terrible llanto de un
niño, seguramente de una celda cercana a la mía. A veces temo olvidar quien
soy, por eso suelo recordármelo a menudo…
Mi nombre es Leon
Scott Kennedy, tengo 35 años de edad… y tengo miedo de morir aquí…
¿Qué es este lugar?
Allí puedes ayudar a Leon a recuperar su memoria, escribiendo porqué es que se encuentra en un lugar como este.
El diario de Leon S. Kennedy by Marcelo Carter is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.
3 comentarios:
solo 1 pregunta..
se viene la 2da parte ???
Habrá, solo que tal como dice al final de esta entrada... lo que sigue puede ser añadido por ustedes: Yendo a la página de facebook pueden decir que ha hecho Kennedy para merecer estar en ese lugar.
ejemplo: "Hola, yo creo que Leon está en ese lugar porque lo pillaron robándose una galiina, saludos"
Y la la idea más original, será de la que finalmente se trate. Bueno, eso, participen, hay plazo hasta el jueves :)
saludin.
-Marcelo Carter
*-* Me ha encantado esta actualización.
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