CAPITULO FINAL
Apenas y
puedo reconocerme ya a estas alturas…
Mi piel
grisácea y flácida ya no es mayor obstáculo para los ataques que suelo recibir
de forma constante. A través de algunas heridas puedo contemplar mis propios
huesos. Los “carne-tibia” han juntado valor y quieren recuperar terreno… vienen
de vez en cuando agrupados y armados hasta los dientes, hemos librado batallas
arduas… pero siempre terminamos ganando, ¿el secreto?, basta una leve mordida
para que en poco rato los afectados terminen uniéndose a nosotros, así es…
nuestro ejército es invencible.
Pero…
lamentablemente yo no lo soy…
Mis dientes
amarillentos se han ido cayendo con una rapidez alarmante, mis cabellos casi
han desaparecido en su totalidad de mi cabeza deforme, para colmo de males
también cojeo… me rompieron la pierna izquierda en tres partes y ahora no es
más que un bulto al cual debo arrastrar para dondequiera que vaya. Mi situación
es verdaderamente preocupante… cada vez que me miro en alguna superficie
reflectante veo más de cerca mi fin, me muevo lento y apenas logro comunicarme.
Mi pandilla me abandonó hace ya varios días atrás… en esta condición todos nos
olvidamos de todos. De pronto un rumor en el aire sacude los cimientos, inclino
mi cabeza y en medio del cielo azul observo un singular artefacto volador que
busca descender a unos cuantos metros desde donde estoy, es extraño… ese
artefacto me resulta familiar, no sé por qué… se trata de un armatoste que se
suspende en el aire gracias a una enorme hélice giratoria. Han pasado ya unos
minutos y finalmente esa cosa se posa en la tierra… de él descienden varios “carne-tibia”
protegidos y armados, ¡idiotas! ¿Cuándo aprenderán que este lugar nos
pertenece? Me acerco con dificultad hacia donde están… les daré una lección.
A cada paso que
doy, voy ganando metros. Ya me han visto, los muy tontos se quedan observándome
como con curiosidad… ¡ja! Será un placer juguetear con sus cabezas. Uno de los
bobos le dice algo a otro y comienza a reírse… ¿se estarán burlando de mí?, ¿a
qué vienen esas estúpidas carcajadas?.... de pronto, un estruendo.
Oh-oh.
Caigo al
suelo… derribado por una bala que me ha dado directo en la rodilla derecha.
Miro hacia adelante y veo que todos los “carne-tibia” se ríen de mí… hasta
felicitan a quien ha dado el disparo. ¿Serán tontos?, ¿Qué nadie les ha avisado
que se están metiendo con el zombie más peligroso de la zona? Me pongo de pie
con dificultad, meneo mi cuello para des-atrofiar mis músculos y avanzo con decisión
a la caza de estos tarados. Finalmente llego a estar junto a ellos… me fijo en
el idiota sonriente, me voy sobre él, pero es más rápido y me esquiva
fácilmente… luego alguien me da un golpe en la nuca. Parece que los bobos se
divierten conmigo, ¿eh?, me voy sobre el que me ha dado el golpe y este también
me esquiva con rapidez… luego, percibo otro golpe a mis espaldas. Malditos jóvenes
tarados, ¿creerán que estoy aquí para divertirles? Se están riendo a
carcajadas. Bien, no estoy aquí para hacer de payaso… lleno de ira me voy sobre
otro, pero este también es rápido y me esquiva fácilmente… ¡idiotas! Puedo estar
así por varios soles y lunas… a ver cuánto soportan ellos.
-Jajaja- ríe
uno de ellos.- este si que es el más tarado que me ha tocado ver.
-Sí, y está
bien feo. Jajaja.- le contesta otro.
-Bueno, liquídenlo
ya…- dice otro acercándose a nosotros.- recuerden que hemos venido en misión de
rescate, no se distraigan.
-A la orden…-
contesta uno de los “carne-tibia” y me apunta con un arma justo en medio de los
ojos.- Vete a descansar, monstruito feo…
¡Ja!, que imbécil… ¿creerá que eso me va a
detener?, ¿acaso no sabe quién fui?... ¿no le han informado de todos los
hombres, mujeres y niños que asesiné y devoré?
Otro
estruendo…
Uno muy feo….
Todo se va a
negro, ya no puedo escuchar pensamientos…
Mientras
caigo al suelo solo me pregunto… ¿Quién diablos fui?
FIN
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