Finalmente
mi día ha llegado…
La muerte
está sentada en un rincón de esta bodega… me mira y me sonríe, yo solo le
devuelvo el gesto…
Llevaban ya
dos días con sus dos respectivas noches golpeándome de lo lindo. Respirar me
duele demasiado… es una tortura inflar mi pecho y luego exhalar. Nick Miller y
sus matones me secuestraron y me llevaron a una bodega en medio del desierto,
querían a cualquier costo que les diera el nombre del delator infiltrado en su
banda, pero no tenía idea de quien era… hubo un momento en que les di cualquier
nombre para que se detuvieran, pero no se lo tragaron y más duro me dieron: Me
rompieron ambas piernas.
Estando
inválido recibí una buena tunda en el suelo, pero no tan dura como para quedar
inconsciente… eso hubiera sido un premio. Mientras me encontraba postrado en el
suelo y los matones descansaban un poco para recuperar el aliento comencé a
pensar porqué todo tuvo que salir tan mal… este no era más que un simple
procedimiento policial como cualquier otro en el que presté colaboración, solo
que aquí saqué la peor parte. Nick es un peligroso traficante que tiene como
manía tratar de judío a todo el mundo, suele usarlo como un insulto. Es
increíble que me encuentre en esta situación.
-Van dos
malditos días y este poli de cuarta no quiere hablar…- dijo enfadado Nicky a
uno de sus sicarios.- ¿De verdad quieres verme enojado, maldito judío de
mierda? ¡Vas a ir a la prensa de acero!, ¡Frank!, ¡Marcos! Llévenlo a la
tornamesa.
Dos matones
jalaron de mis brazos y me arrastraron desde un cuarto cubierto de sangre hasta
esta tornamesa con una prensa de acero, creo que vomité durante el trayecto. Me
han subido a la tornamesa y luego acomodaron mi cabeza dentro de la prensa,
arriba puedo ver mi reflejo en los cristales del techo contra el cielo nocturno.
Mi rostro se encuentra asquerosamente hinchado producto de la golpiza, parece
una verdadera pelota de basketball.
-Leon, ¿me
oyes bien?...-me dice Nick acercándose a mi oreja izquierda.- he metido tu
cabeza en una prensa de acero, como no me des un maldito nombre te aplastaré
los malditos sesos, ¿entiendes?... vamos, no me obligues a ser malo, sálvate y
dime quien es la rata.
No encuentro
nada mejor que escupirle en el rostro, mi suerte está echada. He comprendido
que no voy a librarme de esta situación… pude burlar la muerte a manos de
infectados y criaturas de cualquier clase, pero no pude vencer a un grupo de
mafiosos. Nick se limpia la mejilla y luego me mira con asco.
-¿Así que
quieres ser mártir, eh?...¡¿quieres ser un puto mártir, judío de mierda?!,
¡hasta aquí llegaste, miserable poli muerto de hambre!- el lunático comienza a
dar vueltas la manivela y la prensa de acero apreta cada vez más mi cráneo de
forma espantosa.-¡¡Vamos, maldito judío!! ¡¡Comienza a gritar porque aquí
viniste a morir y todo por proteger a un sucio colega tuyo infiltrado!!
Un zumbido tapa
mis oídos y mi cráneo comienza a crujir lentamente. Un espantoso dolor me hace
dar un horrible alarido agónico. Mi ojo izquierdo se hincha, oh Dios… lo voy a
perder, siento que se sale de mi cuenca..., finalmente sucumbe ante la presión
del acero… como un proyectil se revienta y sale disparado hacia adelante
acompañado de un apestoso líquido blanco y algo de sangre, uno de los sicarios
se asquea y tiene que mirar para otro lado.
-Leon, dame
un maldito nombre…es tu última chance.- me dice Nick a modo de ultimátum.
-Púdrete…-
le contesto casi inconsciente por el dolor de cabeza.- Te puedo dar cualquier
nombre… en verdad te equivocaste de hombre, yo no sé nada.
-¿Qué me
pudra, eh?... ¡polizonte de mierda!, ¡te crees muy duro, eh! Joe… hazle un
maldito favor y mátalo ya.
Aquí es,…
aquí es donde muero. ¿Realmente esto está pasando?... oh, Dios… en pleno
desierto y a manos de un grupo de traficantes de poca monta. El cuchillo de Joe
se está acercando a mi cuello… por un momento solo siento el zamarreo bajo mi
mentón, no siento dolor… Joe parece disfrutarlo, se mueve afanosamente.
Me cuesta respirar, siento que me estoy
ahogando en mi propia sangre… ¡oh, dios! un ardor, un ardor en mi garganta y no
puedo respirar, ¡Joe me está degollando!…. No puedo… no puedo quedarme
despierto…
no puedo…. Más…
***
Despierto
con un hambre y un dolor de cabeza espantosos. No puedo coordinar bien mis
movimientos. Es como si la voluntad en mi cerebro tardara unos 3 a 4 segundos
para llegar a mis músculos. Me levanto lentamente y salgo de la tornamesa…
recuerdo lo sucedido, unos tipos me asesinaron a sangre fría, pero ¿por qué
ahora están los tres muertos en el suelo con sus extremidades arrancadas?,
tienen su cráneos abiertos y a uno de ellos le falta la cabeza completa… el
suelo está cubierto de sangre y órganos humanos. No puedo recordar muy bien los
nombres de estos sujetos… yo sé que mi nombre es Leon Kennedy y que he muerto
hace un rato ¿o hace ya varios días? Es igual… ¿porqué diablos he revivido? Me
acerco lentamente a una superficie de aluminio en donde puedo reflejarme de
forma nítida. Chico, que aspecto… mi piel está de un color gris asqueroso y mi
ojo… si, ya recuerdo, este salió reventado debido a la presión de una prensa en
mi cabeza… me falta el ojo izquierdo. Tengo una cicatriz en mi garganta de la
cual parece haber brotado mucha sangre, al menos tengo un poco de sangre seca
aún allí… y estoy totalmente cubierto de hemoglobina, es la prueba de que me
degollaron… eso también lo recuerdo. Sin embargo tengo una fea herida cerca de
mi oreja derecha, parece una mordida… ¿pero quién o qué?, ¿un perro? Eso no lo
recuerdo… ¿algo me ha mordido mientras estuve muerto?
Me fijo en
el resto de la bodega abandonada, hay cristales y vidrios rotos desparramados
por todos lados, la mayor parte de las ventanas se encuentran rotas. Algo ha
entrado a este lugar y ha traído la muerte… el lugar quedó hecho un caos.
Necesito salir de aquí… necesito salir y respirar aire puro.
Un momento…
¿respirar?... acabo de darme cuenta que no lo he hecho en ningún momento, esto
sin duda es una mala señal… me duele mucho la cabeza, quizás es producto del
hambre… como sea necesito salir y comer algo, cualquier cosa.
Afuera la
noche está refrescante, me espera un largo trayecto desde el desierto a una
ciudad, pero no puedo llegar así, sin mi ojo… unos anteojos oscuros bastan.
Ahhh… la
gran ciudad me espera y yo…
… yo muero
de hambre…
continúa en el siguiente capitulo
El diario de Leon S. Kennedy by Marcelo Carter is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.
5 comentarios:
bueno pero medio raro que muera Leon
Excelente historia, aunque un poco rara, pobre leon y su ojo :( espero con ansias el siguiente CAP para ver como se va desglosando esta historia, :)
Gracias, amigo anónimo y Maular por comentar. Pues sí, es una historia media rara de leer la primera vez jej. Pero es una suerte de "lo que paso antes" de aquella historia inédita que estaba en la cajita infeliz. Un saludo y ya pronto se viene la segunda parte :)
me gusto mucho menos la parte del ojo y sigo creyendo que el niño raro ese jhosep creo fue el que lo salvo recuerdan cuando le saco el ojo a millers la otra opcion esque simplemente esta muerto y no lo sabe como un alma en pena bueno eso no importa marcelo lo que importa es que escribas el siguiente capi plis
Jej, gracias, anónimo. Pues ya está listo el segundo cap. Y siento echar por tierra tu deseo de volver a vr al niño Joseph, lamentablemente no tiene participación en esta historia -.- saludines.
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