CAPITULO FINAL
Ya habían pasado 10 horas desde que el caos se había
desatado en la ciudad. La terrible y falsa alarma de que un virus se había
propagado llenaba los noticieros e informes de prensa haciendo que la gente
temiera por sus vidas y provocaran un colapso sin precedentes. El estado iba a
enviar a los militares, pero esto era sinónimo de más personas, por ende mas
posibilidades de muertos, y todo eso daba como resultado a más títeres de
Spencer Grimm. Aún malherido, salí de mi habitación del hospital y fui por ayuda,
en ese momento… la única ayuda a la cual podía acudir.
Hunter Headen es un
extraño caso de bipolaridad y trastorno de personalidad.severo. El FBI tiene 10
páginas sobre él y su caso es digno de ser lo más parecido a Hulk. Un tranquilo
e inteligente hombre alberga en su cerebro a un ser enajenado y descomunal que
clama por liberación y por sangre. Según los antecedentes, este otro grotesco
personaje asesina y bebe sangre humana para no deteriorar los órganos internos
de su cuerpo… también podría tratarse de un singular caso de vampirismo, pero
mientras Hunter Headen no permita que su sanguinario “otro yo” salga a la
superficie, todo en su vida es color rosa.
-Lo lamento, Leon… pero no puedo ayudarte. Tú sabías eso
antes de venir acá.- me dijo Headen tras escuchar mis requerimientos.
-Si no eres tú, ¿entonces quien?- pregunté.- Nos hicimos
buenos amigos… sé que puedo confiar en ti, pero… por enésima vez en mi vida no
sé que hacer, esto realmente me supera…
-Lo sé…- me dijo con amabilidad mientras guardaba ropa en su
maleta, pues estaba a punto de marcharse de la ciudad.- Pero si libero a “tu
sabes quien”, solo tendrás un espectáculo grotesco y totalmente inútil en estas
circunstancias. Necesitas a alguien que sea más que un caso de bipolaridad,
¿comprendes? Ahora dime… ¿esto se trata de un virus nuevo? Al menos eso dicen
por TV.
-Si, pero no,… no es un virus. Un sujeto desquiciado
controla las células muertas, ¿puedes creerlo? Justo cuando creía que no
podíamos ser más idiotas, venimos y creamos nuestra propia pesadilla. Los
muertos, tanto animales como personas se están levantando y atacan a los vivos,
si estos mueren, pasan a ser parte de aquel ejército…, por cada tipo que muere,
se suma uno más a la horda de zombis… lindo, ¿eh?
-Interesante…- me dijo Headen pensativo.- ¿Qué es de aquel
sujeto… Adam Raynolds? ¿Aún es una especie de Dios cósmico?
-Raynolds se cambió de nombre hace bastante tiempo, ahora se
llama Kevin Grayson…- contesté.- En lo personal no quiero saber nada de ese
orate, sería la última persona a la cual acudiría, y ni aún así…
-Pero, este problema es serio… Leon...
-Hunter, olvídalo. Dejemos a Kevin Grayson fuera de esto.-
sentencié.
La cosa se estaba
poniendo fea. El tiempo estaba en nuestra contra y la única forma de parar esto
era encontrando a Spencer. Aún estaba en la ciudad, pues su habilidad psíquica
solo respondía hasta cierta distancia, si se encontraba al otro lado del mundo
el desmadre se hubiese detenido. Hunter Headen abandonó la ciudad, así que con
Sussman y otro oficial llamado Ferchetti solo pudimos hacer una sola cosa:
Llegar hasta Spencer siguiendo los pasos de la vieja escuela. Para ello
decidimos comenzar en el origen de todo este problema: Jonás. Gracias al caos
en la ciudad no fue gran problema tener acceso a su celda en la cárcel del
condado, allí se encontraba escondido como una rata bajo la camilla vistiendo
ese pintoresco uniforme naranjo común en todos los reos.
-Hola… ¿nos extrañaste?- le dije a través de los barrotes.
Sacamos a Jonás
arrastrándolo sin mayor consideración de su celda y los llevamos hasta el
sector de baños. El tipo no sabía que diántres sucedía y solo gritaba por
ayuda. Finalmente lo senté sobre un sucio retrete.
-Escúchame, quiero que quede claro que no me importas en lo
absoluto.- le dije.- Pero me vas a decir que fue lo que le dijiste a Spencer
allá en el cuartel, si eres listo… hablarás.
-Oh, ya entiendo…- dijo con una singular sonrisa.-todo esto
es por el desmadre de ese fenómeno desquiciado…
Saqué mi arma y
presioné el cañón fuerte en su cabeza.
-Si no quieres formar parte de sus títeres, entonces habla…
¿Dónde está Spencer?
-No sé nada, Leon… lo juro.
-¡Respuesta equivocada!- acto seguido golpeé su rostro con
el mango de mi arma y fracturé su tabique nasal. Lo cogí de sus ropas y le
obligué a agacharse frente al retrete para hundir su rostro en el fondo de toda
la porquería y el agua. Luego cuando creí que habían pasado los segundos
suficientes… lo saqué rápidamente.
Su rostro estaba
cubierto de excremento, cayó al suelo tosiendo y tomando grandes bocanadas de
aire.
-Te lo repito, Jonás… no me importas en lo absoluto. Si no
cooperas simplemente te liquido y busco a otro que sea un poco más listo que
tú.- le dije y desenfundé mi arma nuevamente, esta vez con decisión.
-Espera, espera…- me dijo mientras botaba agua sucia por la
boca.- ese monstruo va a asesinar a su hermano, todo es parte de un plan… solo
dame un segundo…
-¿Cuál plan?, maldito miserable.
En cosa de segundos
Jonás nos contó de qué se trataba todo aquello. Jonás y Alexander Grimm
colaboraban juntos en una operación criminal. Alexander iba a rescatar a su
“socio” en la cárcel aprovechando la confusión por el caos desatado por Spencer,
sin embargo… Jonás tenía planeada una segunda jugada y esta era traicionar a
Alexander Grimm. Fue por ello que le contó a Spencer sobre su hermano para que
este le asesinara una vez reunidos, así Jonás se libraría de Alexander Grimm
sin siquiera ensuciarse las manos.
-Hmmm… una jugada muy viva, ¿no, Jonás?- le comenté mientras
a nuestros oídos llegaba el inconfundible sonido de las hélices de un
helicóptero.- Utilizar a Spencer para liquidar a tu socio Alexander Grimm… y de
paso enviaste esta ciudad al infierno solo por tus entupidos intereses.
-Hey… le dije al grandulón que se cobrara venganza, pero no
creí que armaría un embrollo como este.- contestó Jonás mientras el helicóptero
ya se escuchaba muy cerca.- de todas formas puedo persuadirlo, ese es el
helicóptero de Alexander que me viene a
rescatar… no te preocupes, lo convenceré.
-Tú no irás a ningún lado, rata.- sentencié.
Dejamos a Jonás
atado cómodamente dentro del baño de la prisión y ocupamos su lugar en el rescate. La escalera fue tendida en la
azotea de aquel recinto penal y los hombres de Alexander no supieron a quien
rescataban hasta que abordamos el helicóptero y vieron nuestras credenciales.
Les obligamos a que nos llevaran donde Alexander tal como si el plan de Jonás
hubiese continuado regularmente. Al cabo de unos minutos llegamos a una lujosa
instalación, en una de sus habitaciones se encontraba Alexander Grimm esperando
por Jonás. Se trataba de un hombre de unos treinta años, cabello rubio vestido
elegantemente,… observaba con impaciencia a través de un gran ventanal hacia
fuera, sin embargo no esperaba nuestra
presencia.
-Hola, Alexander…- le saludé al entrar en la habitación
junto a mis compañeros.- soy Leon S. Kennedy y ellos son Ferchetti y Sussman,
ambos oficiales del FBI.
-¿Eh?... ¿Dónde está Jonás?- preguntó confundido.
-Está cómodamente maniatado en prisión, cual debiera de ser.
Relájese… no hemos venido a arrestarle, sino a protegerle.
-¿Porqué?, ¿qué diablos sucede?
-Usted no ve los noticieros, ¿eh, Alexander?- le dije
acercándome unos cuantos pasos a él.- su hermano Spencer Grimm está furioso,
sabe que usted vive, sabe donde se encuentra y en este momento viene para acá a
asesinarle…
-¡Demonios!- exclamó.- se suponía que el gobierno no iba a
dejar que esto sucediera.
-Lo sé, pero a veces estas cosas pasan… no contábamos con
que Jonás le traicionaría y le contaría toda la verdad a Spencer.
-Ese infeliz hijo de perra…
-Bueno, Alexander.- le interrumpí bruscamente.- nos podemos
quedar aquí maldiciendo toda la vida o podemos sacarle de aquí, le advierto que
será enviado a una corte de justicia…
-Está bien… larguémonos.
Mas en ese
instante una ruidosa explosión sacudió los cimientos de la instalación. A un
costado, una pared se derrumbó y de allí emergió la imponente figura de Spencer…
en sus manos sostenía un arma.
-Temo que nadie irá a ningún lado…- dijo con su voz
reptante.- Alexander, ¡cuánto tiempo! Seguramente has de ser un zombie… como
yo, pues supe que estabas muerto…
-Spencer… qué, ¿qué diablos han hecho contigo?- preguntó
Alexander aterrado.
-Tan solo me ejecutaron y luego me revivieron, ¿lindo no?...
pero basta de sandeces, he venido a salvarte, hermanito.- Acto seguido Spencer
apuntó con su arma a un secuaz de Alexander y le asesinó. Al cabo de unos
segundos su cadáver se levantó del suelo y se paró junto a Spencer tal como lo
haría una mascota entrenada.- ¿Ven?, una vez muertos todos serán tan obedientes
y productivos como él…
Era horrible. Si
moríamos en aquel momento ni siquiera podíamos contar con el consuelo de
descansar y ya no ser parte de todo esto, sino que además pasaríamos a ser
esbirros de Spencer, es decir, ni la muerte podría salvarnos. De pronto una
fuerza extraña entró en la habitación y golpeó con violencia a Spencer
azotándolo contra uno de los muros dejándolo muy malherido. Pude distinguir una
figura femenina aparecer por la improvisada entrada que había hecho Grimm
momentos antes, se trataba de Caroline Bateman.
-Hola, no hay tiempo para explicar… vayan al helicóptero
¡rápido!- nos dijo.
Antes de huir…
Spencer sonreía desde el suelo, al pasar junto a él llevó su mano a su garganta
y pasó su dedo índice por ella, haciendo el gesto de “morirás”. Luego en el
trayecto al helicóptero comprendí que le había ordenado a su legión de
cadáveres ir hacia nuestra posición, era cosa de minutos para que aparecieran.
Una vez a bordo comencé a pensar en cómo detener todo esto y la única forma era
que Spencer lo deseara… miré hacia el edificio y antes de que pudiera siquiera
reaccionar, este estalló en mil pedazos en medio de una estruendosa explosión,
algo lo había hecho estallar, ¿pero quien…?, ¿Caroline? A los pocos segundos
llegó ella al helicóptero y le pregunté sobre la explosión y cómo nos había
encontrado.
-Fui por ayuda…- me dijo secamente y me hizo un gesto para
que mirara hacia atrás, al asiento trasero que hasta ese instante no me había
percatado. Allí vi a un niño de unos 13 años que me costó reconocer, luego… con
un escalofrío recorriendo mi espalda supe que se trataba de Joseph, el niño solitario
que lleva a cuestas un ángel destructivo.
Supusimos que
Spencer había muerto definitivamente pues la horda de cadáveres se detuvo y
todos, absolutamente todos cesaron su avance y cayeron desplomados en el lugar
en el que fueron sorprendidos por el deceso de su amo y señor. Alexander Grimm
fue llevado a salvo y posteriormente fue encarcelado, pero dudo que reciba
sentencia alguna… hay muchos intereses que le protegen. Los verdaderos
criminales no pagan, sino que dictan leyes y ordenan experimentos abominables y
terribles tal como el proyecto GRIMM. Spencer a las finales solo ha sido un
sujeto al cual se le negó su muerte para convertirle en una criatura
repugnante., ¿pero que culpa ha tenido él? Hasta por un lado entiendo su
soledad y su sed de venganza. Sin embargo hasta el día de hoy ruego para que al
fin haya desaparecido de este mundo… y es que tras la explosión en aquel
edificio… no pudieron encontrar el cadáver de Spencer.
... y nuevamente Caroline desapareció antes de que pudiera agradecerle...
LEON S. KENNEDY 00:01 A.M.
El diario de Leon S. Kennedy by Marcelo Carter is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.
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