miércoles, 27 de marzo de 2013

Evil Leon

CAPITULO 3




 

 
 
 
 
Uno…

Dos…

Tres!

 

Me levanto de forma pausada con mis manos en alto. Mientras me pongo de pie consigo tener una mejor perspectiva del panorama, se trata de un hombre que se ha subido a la parte posterior de un vehículo a dispararnos con una enorme arma montada sobre un arnés. El sujeto está como loco.

-¡Malditos zombis!, ¡¡coman plomo idiotas!!- grita a todo pulmón mientras sigue descargando balas a diestra y siniestra.- ¡¡Jajaja, babosos idiotas!!, ¡¿qué les parece esto eh?!

De pronto el enardecido sujeto se fija en mí, sin embargo algo parece delatarme pues descubre el engaño y me lanza toda su artillería a quemarropa. Las balas me atraviesan y se incrustan en mi cuerpo, puedo sentir que algunas trituran varios de mis huesos en mi pecho,… otras en cambio rompen mi espalda y salen por el otro lado. Peter me jala del brazo y me arroja al suelo de nuevo.

-¡Cuidado!- me dice.- ¿qué no ves que te puede liquidar?

-¿De qué estás hablando?... sus balas no hacen nada. Me han atravesado y ni siquiera siento dolor.- le contesto estableciendo un hecho.- Fíjate en el resto de las personas acá, algunas han caído al suelo, pero se vuelven a poner de pie.

-Sí, pero fíjate tú en esas otras personas que han caído al suelo y se han quedado ahí… ¡muertas!

En efecto, mi vista se clava hacia donde él me señala y puedo ver a varios de los “nuestros” tirados en el suelo totalmente inertes, con sus sesos desparramados y cráneos absolutamente reventados.

-Si te dispara a la cabeza estás muerto… ¿comprendes ahora?- me pregunta Peter.

La situación es compleja, el sujeto loco con su enorme metralleta no nos da tregua y si no hacemos algo acabaremos realmente muertos. De pronto se me ocurre algo.

-Peter… aún somos inteligentes, tú mismo lo dijiste, y también aún somos rápidos. Si nos acercamos a la camioneta donde está el sujeto aquel con su metralleta, ambos por caminos distintos, tú por la izquierda y yo por la derecha… probablemente podamos derribarle.

-Bueno… es posible.- me contesta sopesando la situación.- pero aun así es un riesgo… debemos protegernos.

Al cabo de un instante estamos listos ya para realizar nuestra movida. Cada uno ha cogido el cuerpo de algún compañero caído por alguna bala en la cabeza y lo hemos de utilizar como escudo. Nos miramos, asentimos y comenzamos. Corro con todas mis fuerzas, pero el peso de mi “escudo” me hace ir un poco más lento de lo que yo esperaba. Puedo sentir y oír las balas impactando contra la piel y la carne del chico muerto que me protege. Algunas atraviesan y me alcanzan en el torso, pero no con la suficiente fuerza. De pronto la ráfaga se detiene y la oigo más lejana… supongo que ahora el sujeto está descargando la artillería contra Peter del otro lado, eso me da una chance… es ahora donde debo correr con más fuerzas. Ya queda poco… solo unos pasos más.

Arrojo mi escudo al suelo, de un salto subo a la parte posterior de la camioneta y me abalanzo contra el sujeto demente, quien no alcanza a girar la metralleta. Grita de forma desesperada y manotea torpemente, lo cual no me es mayor obstáculo. Peter sube ahora por el otro lado y lo derriba al suelo. Lo cojo de la garganta y con todas mis fuerzas trato de arrancar su cabeza, el hombre grita producto del horror de ser decapitado, Peter lo sostiene firmemente y de pronto su cuello se rompe… su carne es blanda, cede ante la fuerza de mis manos y su garganta termina por cercenarse. Levanto su cabeza como si fuera un trofeo y me bebo la sangre que emana de su cuello cortado.

Hemos desnudado el cadáver del hombre y con Peter comenzamos a devorarle entre los dos, arriba del techo de la camioneta con la intención de no compartir ningún trozo con nadie, nosotros le hemos derribado, nosotros merecemos comerlo completamente.

-Leon, es inútil…- me dice de pronto Peter.- no puede haber tregua entre nosotros y ellos, ¿recuerdas que nos íbamos a intentar comunicar con él para ver si nos podía ayudar?

-Lo sé…- contesto chupando los dedos de una mano mutilada.- pero el hambre apremia… además el tipo estaba loco, difícilmente iba a querer ayudarnos.

-“Nosotros o ellos”… “nosotros o ellos” , el eterno dilema que parece nunca acabar.- nos dice de pronto un anciano al cual le falta parte de su cráneo  y su nariz se encuentra totalmente podrida.- ¿hay algo que sobre para este pobre anciano miserable?

Peter me mira y luego le arroja al anciano el pie derecho de nuestra malograda víctima, supongo que aún conserva algo de generosidad.

-Ustedes son jóvenes… ya quisiera yo tener algo de esa juventud…- nos dice mientras come afanosamente. Su modo de hablar es casi gutural, seguramente su estado es avanzado pues apenas se le entiende lo que quiere decir.-… estoy débil y me muevo con dificultad. A duras penas puedo luchar por mi comida… hace ya varias noches que no probaba un bocado.

-Escucha, viejo- le dice de pronto Peter un tanto molesto.- estamos ya bastante preocupados en querer evitar convertirnos en algo como tú, así que come tu bocado y mejor piérdete…

-Ahh… pues lamento decirles que no hay nada que puedan hacer para evitarlo.- nos dijo con cierto dejo de ironía.- yo solo quiero comida y tranquilidad para mis días de agonía… conozco de un sitio donde los “carne-tibia” abundan y no nos esperan, por lo que será fácil tomarlos de sorpresa a todos.

-¿Qué lugar es ese?- le pregunto.

-Ahh… no queda muy lejos de aquí.- contesta levemente entusiasmado.- es una zona que conozco gracias a lo que me dijo una mujer que se dirigía hacia allá,… me lo dijo todo antes de ser alcanzada por un proyectil en la cabeza.

Con peter nos miramos y sonreímos, no damos mayor crédito a su historia.

-Los puedo llevar hasta allí si lo desean, lo único que pido a cambio es protección. Estoy débil y cada vez más podrido….- nos dijo.

-Eso es verdad…- le respondo.- eres el que más apesta de todos. ¿Cómo te llamas?

-… ya no lo recuerdo a estas alturas.- me contesta con voz cavernosa.- desde que tengo memoria estoy así… vagando y comiendo lo que encuentro.

He hablado con Peter un poco y hemos accedido acompañar al anciano podrido al lugar donde dice que hay mucha carne tibia, una vez allí nos separaremos de él, mientras tanto le cuidaremos y compartiremos con él cualquier comida que consigamos.

Ahora somos tres, me pregunto si algún día esto se detendrá y si es así, me pregunto cómo será. Tengo miedo de no recordar más mi nombre… lo he anotado en mi mano izquierda con letra bien grande… LEON.

 

Así es, ese soy yo…    LEON.










Próximamente CAPITULO 4





Creative Commons License
El diario de Leon S. Kennedy by Marcelo Carter is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.

lunes, 25 de marzo de 2013

Evil Leon





 
 
 
 
 
 
 
CAPITULO 2
 
La camarera ha venido a trabajar al bar en su día libre, es un trato que ha hecho con su empleador… un tipo llamado Stan, ambos salen beneficiados… ella gana dinero extra y él  no debe preocuparse de buscar otra persona para el día sábado. Ya es tarde y no queda ni un solo cliente en el lugar.

-Bien, Stan. El piso ya está limpio… solo quedaron unas copas en el fregadero, mañana me encargo apenas llegue, ¿bien?- dijo la camarera apoyando el trapeador en una pared.

-Muy bien, Lucy. Muchas gracias por venir hoy, ¿Cómo estuvieron las propinas?- le pregunta su empleador dejando el libro de ventas y la calculadora a un lado.

-Pues ha habido días mejores.- contesta la mujer poniéndose una chaqueta color gris.- No sé qué ha pasado hoy que ni se compara con otros sábados… la clientela bajó demasiado.

-Sí, también lo noté. Bueno, Lucy… ve a casa con cuidado. En la tele han informado sobre riñas y disturbios en los pueblos aledaños al desierto, dicen que es más o menos grave… no lo sé.

-Quizás por eso anda poca gente.- comenta Lucy acercándose a la salida.- Bien, Stan. Nos vemos mañana, buenas noches.

La mujer sale del bar junto a la carretera en medio de un silencio y una tranquilidad casi sepulcral. Con cierta prisa se acerca a una camioneta, al parecer es de su pertenencia… está a punto de llegar a ella, pero yo salgo de mi escondite oportunamente y la empujo contra el vehículo. Con mi mano izquierda tapo su boca y con mi derecha le destrozo el pecho hasta llegar a su corazón.

-Tranquila… vamos, déjalo ir… exhala…- le susurro mientras clava en mí una mirada de horror totalmente indescriptible.

Con mi mano busco su corazón hasta que doy con él, finalmente se lo arranco con violencia. La mujer aún vive, aún está consciente… con un terror mortal ella puede ver su órgano muscular entre mis dedos, destapo su boca… pero ella apenas puede emitir sonido alguno.

-Vamos, Lucy… exhala… déjalo ir de una vez.- le digo, y ella obedece. Sus ojos se tornan blancos y finalmente cae al suelo desvanecida. Su corazón aún está caliente… me lo llevo a la boca, el primer bocado siempre es exquisito.

Han pasado ya algunas horas y me doy un festín con su abdomen. Ya no necesito ocultarme pues el lugar se ha repletado de personas con mi misma enfermedad, de cualquier edad y sexo. Stan, el empleador de la camarera no logró huir a tiempo y en estos instantes está siendo devorado por unos 6 sujetos, tres de ellos son apenas unos chiquillos.

-¿Me convidas una pierna?- me pregunta de pronto un hombre negro con una fea cicatriz en su cabeza calva. El cadáver de Lucy es mucho para mí, por lo que no vacilo mucho antes de acceder a su petición.

 El hombre de color se sienta junto a mí y comienza a comer de la extremidad de la mujer. Tras algunos minutos este me entabla una conversación.

-¿Cómo te llamas?- me pregunta con la boca llena. En este punto acabo de darme cuenta que no recuerdo ya muchas cosas sobre mí… solo sé que me llamo o me identifico con el nombre de Leon… solo eso, sé que la palabra Leon se relaciona conmigo.

-Creo que es Leon…- contesto de forma sorprendida.- pero no estoy muy seguro… ¿el tuyo cuál es?

-El mío es Peter, lo he grabado en la solapa de mi traje, ¿ves?- y me enseña un montón de letras mal escritas con tinta en la solapa de su traje.- Me lo aconsejó una mujer que conocí en el pueblo de más arriba. La memoria se va ir borrando de forma evidente… cada vez con más prisa, por eso es mejor que escribas tu nombre mientras lo recuerdes en tu brazo, o en tu traje o donde te parezca mejor.

-Lo tomaré en cuenta…- respondo aún aturdido por tal revelación.

-¿Y hacia donde te diriges?

Hago el esfuerzo para poder recordar algo, pero me es inútil. No sé de dónde vengo ni hacia donde voy… solo sé que tengo mucha hambre, el hambre es el que me mueve.

-Ahmm… la verdad es que no lo sé.- respondo casi con vergüenza.

-Ya veo…- me contesta pensativo.- tenemos suerte de poder aún articular algunas palabras. Sé que al hablar apenas se me entiende… y tú, la verdad es que difícilmente se te entiende lo que hablas. He visto a otros en un estado más avanzado que el nuestro… se mueven lento… no hablan, sino que gruñen. Son torpes y débiles. No quiero llegar a ese estado, pero no hay que ser un genio para darse cuenta que para allá vamos.

-¿Y qué sugieres?- le pregunto.

-Bueno, me he estado fijando en nuestro comportamiento y en lo que sucede… y he llegado a la conclusión de que la respuesta no la tenemos nosotros, es decir, míranos… un montón de hediondos con piel grisácea que se pelea por un poco de carne tibia. Eso es todo lo que hacemos…, sin embargo, los de “carne tibia” parecen tener una mejor idea de lo que está pasando. Ellos tienen la respuesta y quizás la solución de todo, pero apenas nos ven huyen despavoridos… no los culpo, ¿sabes? Pero si tan solo hubiera una forma de que nos puedan escuchar…

-Es difícil… - le contesto con pesadumbre.- todos salen huyendo, y los que no… pues, es difícil no resistirse la carne tibia. Los que no huyen terminan convirtiéndose en cena.

De pronto un sonido familiar llega a mis oídos, algo que apenas puedo reconocer. Como en cámara lenta me fijo que una por una las demás personas van cayendo al suelo heridos y otros sencillamente muertos por algo invisible que los golpea en sus cuerpos y cabezas. Al instante reconozco que se tratan de balas, me abalanzo sobre Peter y lo empujo al suelo para salvarle.

-¿Eh?, ¿pero qué sucede?- me pregunta confundido.

-Nos están disparando balas. No me preguntes, pero sé que son peligrosas… ven, escondámonos.

Con Peter me escondo tras unos barriles que hay junto al estacionamiento del bar. La ráfaga de tiro continúa siendo disparada contra nosotros.

-¿Esas balas nos matan?- me pregunta sin comprender.

-Temo que sí, no sé aún porqué, pero las reconozco.- le respondo mientras observo a otras personas igual que yo caer inertes al suelo.- Son los “carne tibia”… han venido a vengarse, nos hemos comido a muchos de ellos.

-Leon, ¿sabes qué significa esto?- me dice de pronto Peter entusiasmado.- Es nuestra oportunidad… debemos intentar comunicarnos con ellos. Ponme atención, tú no te ves tan mal… de no ser por tu ojo izquierdo te verías igual que un “carne tibia”, solo que estás más hediondo y con un color de piel más gris. ¿Tienes con qué taparte ese ojo?

-Sí… creo que sí… unos anteojos oscuros- le respondo con nerviosismo.

-Perfecto. Debes ser valiente, sé que tú puedes… debemos aprovechar que aún conservamos cierta inteligencia. Te pones esos anteojos y sales del escondite con tus manos en alto, debes fingir que eres uno de ellos… ¿entiendes?

 Los disparos no cesan, el sonido me marea, me da náuseas… apenas y puedo entender el plan de Peter.

-Leon, por favor, ¿entiendes lo que te digo?- me vuelve a preguntar con exasperación.

-Sí… está bien… lo haré a la cuenta de tres…- le contesto invadido por el temor.

Peter asiente, yo me pongo los anteojos oscuros y comienzo a contar….
 


























proximamente CAPITULO 3








Creative Commons License
El diario de Leon S. Kennedy by Marcelo Carter is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.

sábado, 23 de marzo de 2013

El día anterior (Evil Leon)






 
Finalmente mi día ha llegado…

La muerte está sentada en un rincón de esta bodega… me mira y me sonríe, yo solo le devuelvo el gesto…

 

Llevaban ya dos días con sus dos respectivas noches golpeándome de lo lindo. Respirar me duele demasiado… es una tortura inflar mi pecho y luego exhalar. Nick Miller y sus matones me secuestraron y me llevaron a una bodega en medio del desierto, querían a cualquier costo que les diera el nombre del delator infiltrado en su banda, pero no tenía idea de quien era… hubo un momento en que les di cualquier nombre para que se detuvieran, pero no se lo tragaron y más duro me dieron: Me rompieron ambas piernas.

Estando inválido recibí una buena tunda en el suelo, pero no tan dura como para quedar inconsciente… eso hubiera sido un premio. Mientras me encontraba postrado en el suelo y los matones descansaban un poco para recuperar el aliento comencé a pensar porqué todo tuvo que salir tan mal… este no era más que un simple procedimiento policial como cualquier otro en el que presté colaboración, solo que aquí saqué la peor parte. Nick es un peligroso traficante que tiene como manía tratar de judío a todo el mundo, suele usarlo como un insulto. Es increíble que me encuentre en esta situación.

-Van dos malditos días y este poli de cuarta no quiere hablar…- dijo enfadado Nicky a uno de sus sicarios.- ¿De verdad quieres verme enojado, maldito judío de mierda? ¡Vas a ir a la prensa de acero!, ¡Frank!, ¡Marcos! Llévenlo a la tornamesa.

Dos matones jalaron de mis brazos y me arrastraron desde un cuarto cubierto de sangre hasta esta tornamesa con una prensa de acero, creo que vomité durante el trayecto. Me han subido a la tornamesa y luego acomodaron mi cabeza dentro de la prensa, arriba puedo ver mi reflejo en los cristales del techo contra el cielo nocturno. Mi rostro se encuentra asquerosamente hinchado producto de la golpiza, parece una verdadera pelota de basketball.

-Leon, ¿me oyes bien?...-me dice Nick acercándose a mi oreja izquierda.- he metido tu cabeza en una prensa de acero, como no me des un maldito nombre te aplastaré los malditos sesos, ¿entiendes?... vamos, no me obligues a ser malo, sálvate y dime quien es la rata.

No encuentro nada mejor que escupirle en el rostro, mi suerte está echada. He comprendido que no voy a librarme de esta situación… pude burlar la muerte a manos de infectados y criaturas de cualquier clase, pero no pude vencer a un grupo de mafiosos. Nick se limpia la mejilla y luego me mira con asco.

-¿Así que quieres ser mártir, eh?...¡¿quieres ser un puto mártir, judío de mierda?!, ¡hasta aquí llegaste, miserable poli muerto de hambre!- el lunático comienza a dar vueltas la manivela y la prensa de acero apreta cada vez más mi cráneo de forma espantosa.-¡¡Vamos, maldito judío!! ¡¡Comienza a gritar porque aquí viniste a morir y todo por proteger a un sucio colega tuyo infiltrado!!

Un zumbido tapa mis oídos y mi cráneo comienza a crujir lentamente. Un espantoso dolor me hace dar un horrible alarido agónico. Mi ojo izquierdo se hincha, oh Dios… lo voy a perder, siento que se sale de mi cuenca..., finalmente sucumbe ante la presión del acero… como un proyectil se revienta y sale disparado hacia adelante acompañado de un apestoso líquido blanco y algo de sangre, uno de los sicarios se asquea y tiene que mirar para otro lado.

-Leon, dame un maldito nombre…es tu última chance.- me dice Nick a modo de ultimátum.

-Púdrete…- le contesto casi inconsciente por el dolor de cabeza.- Te puedo dar cualquier nombre… en verdad te equivocaste de hombre, yo no sé nada.

-¿Qué me pudra, eh?... ¡polizonte de mierda!, ¡te crees muy duro, eh! Joe… hazle un maldito favor y mátalo ya.

Aquí es,… aquí es donde muero. ¿Realmente esto está pasando?... oh, Dios… en pleno desierto y a manos de un grupo de traficantes de poca monta. El cuchillo de Joe se está acercando a mi cuello… por un momento solo siento el zamarreo bajo mi mentón, no siento dolor… Joe parece disfrutarlo, se mueve afanosamente.

 Me cuesta respirar, siento que me estoy ahogando en mi propia sangre… ¡oh, dios! un ardor, un ardor en mi garganta y no puedo respirar, ¡Joe me está degollando!…. No puedo… no puedo quedarme despierto…

no puedo…. Más…

 

 
 
 

***

 

 
 
 

Despierto con un hambre y un dolor de cabeza espantosos. No puedo coordinar bien mis movimientos. Es como si la voluntad en mi cerebro tardara unos 3 a 4 segundos para llegar a mis músculos. Me levanto lentamente y salgo de la tornamesa… recuerdo lo sucedido, unos tipos me asesinaron a sangre fría, pero ¿por qué ahora están los tres muertos en el suelo con sus extremidades arrancadas?, tienen su cráneos abiertos y a uno de ellos le falta la cabeza completa… el suelo está cubierto de sangre y órganos humanos. No puedo recordar muy bien los nombres de estos sujetos… yo sé que mi nombre es Leon Kennedy y que he muerto hace un rato ¿o hace ya varios días? Es igual… ¿porqué diablos he revivido? Me acerco lentamente a una superficie de aluminio en donde puedo reflejarme de forma nítida. Chico, que aspecto… mi piel está de un color gris asqueroso y mi ojo… si, ya recuerdo, este salió reventado debido a la presión de una prensa en mi cabeza… me falta el ojo izquierdo. Tengo una cicatriz en mi garganta de la cual parece haber brotado mucha sangre, al menos tengo un poco de sangre seca aún allí… y estoy totalmente cubierto de hemoglobina, es la prueba de que me degollaron… eso también lo recuerdo. Sin embargo tengo una fea herida cerca de mi oreja derecha, parece una mordida… ¿pero quién o qué?, ¿un perro? Eso no lo recuerdo… ¿algo me ha mordido mientras estuve muerto?

Me fijo en el resto de la bodega abandonada, hay cristales y vidrios rotos desparramados por todos lados, la mayor parte de las ventanas se encuentran rotas. Algo ha entrado a este lugar y ha traído la muerte… el lugar quedó hecho un caos. Necesito salir de aquí… necesito salir y respirar aire puro.

Un momento… ¿respirar?... acabo de darme cuenta que no lo he hecho en ningún momento, esto sin duda es una mala señal… me duele mucho la cabeza, quizás es producto del hambre… como sea necesito salir y comer algo, cualquier cosa.

Afuera la noche está refrescante, me espera un largo trayecto desde el desierto a una ciudad, pero no puedo llegar así, sin mi ojo… unos anteojos oscuros bastan.

 

Ahhh… la gran ciudad me espera y yo…

 

… yo muero de hambre…




















continúa en el siguiente capitulo